Durmiendo por tributo de flor a ya altos trigos
ángel en puertas de huracán sin nieve
arbusto a más alzar manos de eclipse
pies ardiendo al revés de los días yo os siento
porfiar de cautela en la cercada angustia
y deshojar coronas de mundo en mis salinas
Te amasaré el cantar caudillo a fuerza de arcos
de puente asomado a tu cintura
tu mirada adolece de torre y cerradura
serenamente hablando
Paciente el lobo que acecha a cada tiempo
como el trozo de mármol destinado a la estatua
de mi voz
se incorpora al helado cadáver de las horas
Caen los ojos y el polvo se despierta al recuerdo
por las curvadas hoces
mas la vida se amolda a la carne que aún queda
entre dientes y losas
Dime si te aflijo remedando andenes.
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