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martes, abril 25, 2006

PORTADA REINA DE COPAS


estos son la mayoría de los textos del poemario
la Reina de Copas
cuyo lanzamiento se realizará a fines de Junio

REINA DE COPAS 0




0

No daña
La lluvia tenue
El manto tul
Líquido que reposa
Sobre cabellos
Que poco a poco
empapa


No daña el reflejo
De tus miradas
Al atardecer
Sobre cristales
Extendidos
A través de los días.

LA REINA DE COPAS I


I
Cómo morir en los días
Sin robarte aire
Sin corromper ilusión
Icono-trazo-vértebra
Tu delicada balanza

Jugar sobre escombros
Parece tan real
Masas de mar pesado
Abrazando nuestras
tierras y todo termina

Nos hundimos en la desesperación
Que aún no tiene nombre
Lágrima-espera
Dolor obsoleto concepto
línea y polígono
de la agonía que
se escribe con nuestras
propias sanciones
liberación
de nuestros corazones en el puño

abalorios sobre la mesa
sólo el viento en el ramaje
podrá susurrar
lo que somos

pregúntale a la Luna
el coraje que se retrata
entre nubes y nubes
ya sin firmamento.

No preguntes más

no convenzo
Cuando más lo necesito
Y todo se torna plumas
agujas esparcidas por el suelo
Hojas de libros
Consumidas por el sol

Basta con lo que digo
Basta con lo que dices

lunes, abril 24, 2006

LA REINA DE COPAS II

II

De precipitarme
A tus infiernos
Edén y desdén
Capaz de palidecer
Cualquier intento
De abarcarte y consumir

Estoy aquí
De pie
cara a la lluvia
deshaciendo esta piel
que arrebata hundida
mi suciedad de
centuria y centurias
sin alcanzar
el borde de tu manto

de pie
rezando
de pie
llamando

cúbreme los ojos
con monedas

abre este pecho
que se inmola
y adéntrate
en esos latidos
de verbos y puntos seguidos
que te pertenecen.

viernes, abril 21, 2006

LA REINA DE COPAS III


III

Siento que tu corona la lleva
el sol sobre mis campos

Siento que dentro de ella
hay mar de fondo y río

Y tu mano parece trazar
serena brevedad de siglos

que este reino
no se asimila a lo conocido

Ni el trono sobre aguas y mares
se puede retratar si estas ausente

Aún me dejas inmerso en tu copa
saturada de aire líquido y melodía

Y éstos son tus pétalos tus alas
éstos cabellos robados por el céfiro

Dime ahora, que te encuentras entre
cuatro paredes

¿Qué serás cuando salgas de esa caja?

LA REINA DE COPAS IV


IV

Maldita devoción de verte
maldita devoción de nombrarte
a cada instante
en cada fuego
en cada hoguera extinta
agotado reloj desde el
fondo de un pozo acá
dentro de mi corazón.

LA REINA DE COPAS V


V

Quítame el entorno
principio y final
de esta memoria
luminoso día y ausencia

aguzado viento
intentando rasgar
lo poco que atesoro
latidos y tú sobre los mares

el entero desastre y relámpago

He aquí la mano
que ha de guiarte
a los pasadizos que evitas
transitar en tus sueños

A esos montes
en que pareció sellarse
todo destino

A esas escaleras
que iban desvaneciéndose
a tu paso

mano que te guiará
por campos desolados
de tu conciencia

que te protegerá
de bestias versos y versículos
que escucharás entre vigilias

que te sostendrá...
en tus caídas y misterios

rotundos giros
de tus palabras.

LA REINA DE COPAS VI

VI

Nos lleva el fuego
crisol de sentimientos
fúndeme en tu ira
en tus renuncias abiertas
tus objeciones y señales

nos lleva el agua
Corazón,
una noria saturada de
memorias y nada

purifícame en tu piedad
tus danzas en penumbras
y nacimiento

nos lleva la voz y presencia
mudez que no he de adoptar.


LA REINA DE COPAS VII




VII


¿Quién soy, quién, cuando estoy en tus brazos?

LA REINA DE COPAS VIII


VIII

¿Sabes qué aroma tiene la paz?

el tuyo
lo arrastra
por mi sendero

por la bóveda
celeste trizada
y quebranto

un círculo rojo
cierra lo que nos queda

Nuestras manos unidas
moradoras de esta
intranquila paz

este pulsar
de recuerdos


Re- invéntame
con hojas secas
con flores deshojadas
con maderas
consumidas en la humedad

Re - invéntanos
nombres nuevos

¿Sabes qué aroma tiene la paz?

Tiene el de la forzada creación

Un círculo que nos protegerá
de las fieras del olvido
bestias de la razón y desamparo

Nosotros
moradores de una paz
condicional
una perla en tu copa
vino rubí en la mía

Basta para que sonriamos
ante un cielo espía
para que un aire espía
se adhiera a las espaldas

Una copa,
para que ambos bebamos.


LA REINA DE COPAS IX

IX

Benditas todas
y cada una de tus dudas
que son penitencia

Lo preparatorio
para una crucifixión

Entonces habré
de levantar los brazos
preparar el ejército
de mis sentimientos
y lanzarlos a la lucha.

He aquí que en versos
me juego la vida
preparo cabalgadura
escudo y espada de palabras

Arriesgo cuello, piel corazón

y habrá asedio
se mirarán las caras
dispuestos a no morir

y digo a mis sentimientos:
¡No se moverán!
Nadie, nadie se moverá
aunque sangren mal heridos
y no tenga dispuestos
los verbos necesarios
para sanarlos

Benditas todas
y cada una de tus dudas
que serán himno de batalla
reposarán a tu lado
como animales
eternamente heridos

Dios,
te la disputo
mano a mano

Ni aún arrebatándome
la vida
podrás vencerme

ha quedado atrás lo que era,
un montón de poemas
que pesaban menos que viento
montón de quimeras danzando
como polen y recuerdo

Dios te la disputaré
palmo a palmo
calle a calle
palabra por palabra

Dios de los ejércitos
tu armada no sabe amar
no sabe cómo se consume
el corazón en latidos
que esperan ser escuchados

Y corre cordura
desnuda escapa desde los montes
desconoce
como ante estos abismos
puedo conservar
serenidad de serenidades

Mira mis pecados
el mayor no es amarla
sólo verla
mi vista otra, más y otra
y mi espíritu mi pecho
y esta latencia de vida
y desvelo

No enmudeceré
porque ahí te mantendré la vista
aunque me pongas
millar de veces a prueba

En ellas no
envanecerán este corazón


Dios
No callaré
no guardaré silencio
abandonando todo
aunque hagas polvo
estos huesos
aunque estos versos
se tornen vanos y
las desilusiones
sean tan de hierro y almizcle
tanto despropósito
Señor de los ejércitos

Te la disputaré
palmo a palmo...


LA REINA DE COPAS X

X

Te desnudas
y tu piel se torna
toda veneno y ajenjo
oleada fuego frío
y brotes de enebro
toda agonía entre sábanas

océano murmurando
cerca muy cerca
verdades que has de decir

ahora
entre impostores
llevas tu corona

tantos espejos dijiste
tantos espejos dije
y en ninguno coincidimos

me devorarás lentamente
con tus palabras
espinas que rasgan
tímpano corazón piel de alma
razón desbocada plato frío
que saboreas casi sin mirarme

casi... sin... mirarme

sin ver
como te reflejas
delicada
en la dermis
de una lágrima.


LA REINA DE COPAS XI

XI


Sueño
advertencia
oscuro título de lobo
cuelga de mi corazón

resbala de mi pelaje
moribunda la raíz del miedo
tormento y tormenta
capaz de asesinar sin gracia
nacer sin piedad ni latido alguno

las agujas en el pecho
que pronto recibiremos
atestiguarán mi nombre

Juicio y condena

El cepo está en los pies
desaparecen los dedos suavemente

una presión que adormece
heridas

Se te olvida
que el pelaje no tiene mácula

Únicamente
gotas de nuestra sangre

Y clemencia
aprisiona mis fauces
seca mis latidos
con soberana
y ruda monotonía

no podrás calmarme
el cepo cubre mis oídos
tus frases se estrellan
en la dura madera
de la desesperación.



XII EL ORACULO

“Aunque posiblemente se le agracie
Con un cinturón de cuero,
Al término de una mañana
Éste le será tres veces arrebatado.”

6. Sung, el conflicto. la última línea. I Ching.


XII

EL ORACULO

A la Luna de Septiembre[1]
le salen alas
desde su espalda

te rodeas de círculos concéntricos
embates de aire frío y miedo

Desde el sueño
cubres de consignas
estos abismos dolorosos
oráculo sosteniendo mi dorso
como silla frente al océano
de un destino cerrado
como roca y laberinto averno
cada mensaje indescifrable
nos colma de confusión
numeral numeraria
reloj de sol
ámbar antiguo
una página
surcando por aire
una roca tallada
misterio dentro de un misterio


tal vez temblor de espíritu
cobardía azules manos
temor de blancos pies
van negando dar un paso
entre precipicios
y moradas al viento sin rutas
ni tangenciales concreciones
sucumbir de dudas de arpegios
de cruces y hojas de té
arcanos, el colgado viéndote
desde el fondo de tus retinas
gastadas por amargo polvo
y tiempo real
que debió ser desconocido
por eternidad
y dos eternidades más.



[1] Luna Nueva 3 de septiembre – Cuarto menguante 25 de septiembre

XIII DOLON, EL LOBO

XIII
DOLON, EL LOBO

Sueño o premonición
sigue el rastro escarlata

Bajo luna
La sangre se ve
como alma al trasluz
negra
como el pelaje de Dolón
herido de muerte

¿Quién caza al lobo?
¿Quién el deseo de venganza?
No contestaré aún

Levantaba nariz oliendo recelo
a distancia
el que cristalizó tus palabras
tu cuerpo esquivo
en la noche que caló
médula y mediodía
que rasgó su piel

tres veces maldito
tres veces tres
y solitario
sangrando hasta colmar
tus copas
todas y cada una

Celebra embriágate
del sabor acre ardiente

fuego dentro del fuego
una ceniza de miradas

brasa en vez de corazón
¿Quién caza al lobo?
¿Quién el deseo de venganza?
sueño
premonición



LA REINA DE COPAS XIIII


XIIII

Rota la jarra
jamás abarcará agua
de esta fuente

Moriremos de sed
abrasando nuestras gargantas
doy sangre por limosna
bebe de ella


dispersos trozos carmesí
no late corazón
no cunde canciones
susurros y tinieblas

no pasos cansinos hacia
ese horizonte
que trazaba nombres
y acunaba un oasis
donde reposaba dolido
un espíritu renovando
acerbos latidos

doy mi sangre por limosna
bebe de ella
sáciate de éste mi veneno
por pocas monedas
y afecto

rota la jarra
jamás abarcará
agua de esta fuente




LA REINA DE COPAS XV


XV

No mientes
las lágrimas no pueden mentir
No corrompes
en lo cristalino de tus roces
No cubres
con palabras
nuestros abismos salvables
nuestros recursos de última hora
en este momento en
que el tablero no existe
no hay jugada
ni piezas que no sean
nuestras manos estrechándose

Abrazándonos
no hay espacio
para embustes ni halagos
ni miradas ajenas.
susurros inesperados.



EL DECIMOSEXTO ARCANO


XVI

EL DECIMOSEXTO ARCANO[1]

Si la médula espinal
fuere arrojada por mis fosas nasales
no lograría inmutar a los muros orgánicos de este tugurio... ni aún al pasillo central en que susurran estas mesas y sillas condenadas y embebidas en cerveza que parecen desintegrarse
entre la marea de sonido y ruina que clama porque, sí, Babel es sólo una estructura de madera y cartón piedra ante la palabra de los mil habitantes de la mansión de Dios donde Dios no tiene nada que ver que no es puerta ni muro arcano donde por centésimas de segundos precisas y preciosas pude contemplarla caminar segura y soberbia por la cuerda floja sin pasaje de ida y vuelta, ciertamente sin pasaje, esa mezcla emanada de la luz misma sólo para la integridad de mi alma afable alquimia del puño de ley y justicia y la nuda fragilidad de alas traslúcidas, ilusionismo hecho sangre, rojas las iras verde su corazón y hay que cerrar los ojos y las heridas de soltería despojando la mirada de esa visión para adentrarse entre espejismos entre melodía y botella y un silencio que caiga como rayo y deseamos algún momento de la madrugada ya ajada zarpar en pos de otras lunas y yo abandono la luz de las luces aroma de juventud y refugio, lejos, lejos de este espurio ebúrneo y sicalíptico torbellino ¿Por qué verme tan sereno, donde la serenidad no halla acomodo? El instante cruza, abrasa, arranca y traza rotundo, al fin nadie mueve un pie por salir quizás qué hambre nos retiene, qué angustia germinada de angustia y angustia parece calarnos las costillas ingresando como delgada daga entre los espacios intercostales para adormecerse indivisible-dolorosa-soporífera cuando las expectativas declinan cuando los demonios callan dejándonos como marionetas desgastadas en una pantomima incoherente arrastrando la apariencia de animales aplastados, la hecatombe amarga y sádica de permanecer allí en el aire que se cuaja en ardiente lluvia de decepción un dolor de ser doliente no doloroso dentro de sí mismo otra vez... un álamo que ha perdido sus hojas y queda herido de frío y desolación todavía ella se encuentra allí quizás por cuales sortilegios se mantiene en pie, aún límpida, y cruza una mirada que parece desnuda en el descuido de no descuidarse y todo se detiene el universo parece precipitarse de bruces dentro de un solo latido
y amenaza con desaparecer al cerrar los ojos y dejar de verla.







[1] La Torre o – La Casa de Dios.

XVII LA ESTRELLA

XVII

Sólo una estrella
puede devorar a un lobo
no un lobo a una estrella
el lobo busca amparo
en los laberintos
pero los laberintos
no existen para los lobos,
los ojos de los lobos
no están hechos para los muros
de muros están hechos
los laberintos
los muros están hechos
por y para los hombres
un lobo puede habitar
dentro del pecho de un hombre
para los lobos no hay mejor morada
que el corazón de un hombre
y es por eso que los muros
de la razón y la moral
no existen para los hombres
que tienen un lobo
en su corazón
una estrella mora perfectamente
en los ojos y la conciencia
de una mujer excepcional
a veces la estrella
se viste con atuendos
de verdad y equilibrio
una pureza sólo digna
de una estrella y de una mujer
la estrella huele el miedo
la estrella indefectiblemente
detecta a distancia el temor
cabe aclarar que el temor
huele a la estrella dentro de la mujer
también el lobo dentro
del temor que mora
en el corazón del hombre
es capaz de detectar
a distancia a la estrella dentro
de la mujer
el lobo teme que lo cacen
lo capturen y en
ejecución sumaria
sea decapitado
o en su defecto devorado
de una dentellada

a la estrella dentro del pecho
de la mujer le parece razonable
decapitar al lobo que mora
oculto sigiloso pero bestial
en el corazón del hombre

se purifica sin festón sangriento
de sacrificio
tal vez autoflagelación
no es sencillo eliminar un lobo
sobre todo cuando ha permanecido
por más de veintiocho días engullendo latidos
una vez que el lobo reconoce
a la estrella dentro de la mujer
insiste al hombre a que debe huir
tarea que por lo general
no es simple para un lobo
mucho menos al hombre
que tiene por huésped al lobo
sobre todo cuando la mujer
en que anida la estrella
posee ese brillo en los ojos
que sólo una estrella puede poseer

puestas así las cartas
debemos aguardar

sólo basta una luna
para que lobo y estrella
dejen de ser hombre o mujer

o que el hombre y la mujer
se consoliden por siempre
lobo o estrella.





XVIIII LA LUNA

“haz nacer el fuego y luego, ataca”
Sun Tzu. El arte de la guerra.

XVIIII

LA LUNA

Cuántas palabras se utilizan
para hechizar a un lobo
cuántos iconos
qué luz
a qué se asimila esa palidez
que debe cercenar su garganta
antes de que el lobo recite:
“Soy deudor de mi vida a adversario”
y caiga lluvia torrencial
y la estrella críe amplias alas de libélula
en esa inmortalidad y en esa regeneración
“Oh, no jures por la inconstante luna”


dónde un laberinto que sus ojos soporten
un latido capaz de liberar aguas cadenas
sauces donde refugiarse
al despliegue de alas,
la estrella enviará palabras
que cruzarán el firmamento
y en su vuelo herirán de muerte
a la Luna llena
“Júzgame , oh Dios, y aboga mi causa:
líbrame de gente impía,
del hombre de engaño e iniquidad.”

cuántas para acorralar
al lobo cuántas para aniquilarlo
mientras busque desesperadamente
laberintos entre olas de mar
sosiego en muros donde no lo hay
tanto dolor sal sobre la sal
y más sal
tanta purificación
no exijas más de lo que el corazón
pueda resistir
tanto relámpago amargo
sólo termina por inutilizar
y restará lobo sin cobija
atrapado por siempre
dispuesto a morir
por su ley su tradición
hasta que el cuerpo
casi desollado por la infamia
se transforme en espejo perfecto
espíritu eternamente al acecho
dime qué tan cierto
este espejismo
colmado de paisajes y mementos
tantos pasos a ciegas
por tu espesura
donde la utilidad de refugiarnos
en nuestro
santuario de extraviados horizontes
deje de tener sentido práctico
y nos troquemos en nuestros
propios enemigos

ahora
enciende el fuego
que ha de rodearnos y arrasar
lo conocido

La luna estuvo en la quinta casa
La luna está en la novena casa












Como si nos hubiese parido la luna
Una noche de cuarto menguante

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