Al lenguaje claro y fresco de Meza debemos anteponer lo profundo de un
mensaje en este viaje a las profundidades de una distopía salvaje. Las imágenes
sirven completamente a la trama que a ratos enloquece o delira,
transportándonos o repeliéndonos a una “realidad aumentada”. Es probable que
para muchos caigan bajo el poder de esta fuerza centrífuga. Pero para entender estas palabras hay que
iniciar por lo básico. Este libro está compuesto por cuatro relatos concebidos
dentro de un mismo universo: Como un mono-Fredo-La Máquina del Orgasmo
Infinito-Vargas Yosa. Bajo la premisa que el lector intuye como este planeta y
esta sociedad en un futuro no tan distante, logramos entre delirantes y
vertiginosas escenas develar una visión crítica de nuestra realidad y una
evolución factible de este sistema económico-social perverso, quizás aún no sea
tan perverso, pero día a día nos da la impresión que hacia allá se dirige.
El tratamiento de cada uno de los personajes , desde los principales
hasta los terciarios nos da la idea de
una alienación de la moralidad tendiente al relajo de las normas y a fin de
cuenta la casi desaparición de los frenos inhibitorios lo que lleva la
narración a un nivel superior en el género de la ciencia ficción, se juega a la
pantomima, el descaro, la locura, lo sacrílego, lo punzantemente provocativo, a lo indecible y sin embargo el entusiasmo del
lector entendido permanece allí, con descubrir a que otro anillo de este
infierno tecnológico-orgánico nos transportaremos.
Frente a lo aquí escrito es de una claridad de que no deja lugar a dudas que
lo que actualmente sostiene nuestra sociedad se encuentra en esta narrativa
como valóricamente derruida y transformada de tal manera que aquel que existe y
cree férreamente en ellas como razón de vida se hallará página a página movido
al horror y al espanto. Sin sutileza, descarnada y brillantemente desafiante,
esta obra de Julio Meza Díaz, es en sí un reto de una exquisitez abismante. Se
preguntaré por qué este superlativo comentario, pero se debe ser testigo de
cuadro a cuadro de estos relatos donde la música se presenta como un elemento
familiar y cotidiano, con la función de resaltar lo humano que aún se mantiene
en las escenas y cuadros de los que se es testigo. Las emociones penden del
horror a la risa espontánea, de la compasión a la ira y de la curiosidad al
deseo de dejarse llevar por el relato hasta el final.
Ahora, vamos al relato que da nombre a este libro: La Máquina del Orgasmo
Infinito, el relato más vigoroso del conjunto y allí se entiende el nombre de
la obra en comento. No nueva la idea en la literatura de que dentro de la
anatomía humana uno de los órganos toma vida propia y hasta se separa del
cuerpo al que pertenece. Con un caso similar nos encontramos, pero donde se
resalta este detalle, es en cómo se refiere a este elemento anatómico, como el
narrador nos hace la idea de su constitución y belleza, a ratos sutilmente, a
ratos rudo y dominado por el instinto. En ese juego de ideas e imágenes se
deposita la confianza de la narrativa de Meza Díaz, en ese continuo lúdico, en
esa exploración de su imaginario.
Ante el delirio desatado me veo en la obligación personal de intuir fuentes
de afianzar referencias quizás propias, quizás ajenas. Ante la pletórica
explosión de imágenes y escenas inverosímiles, audaces y rotundas, se me antoja
una dirección de Cronenberg, indiferente si es el hijo o el padre, me sigue Brazil
de Terry Gilliam o su Tideland, Lewis Carroll, Liebre de Abril, Sombrerero y
compañía limitada, algo de Jean-Pierre Jeunet y de un modo irreverentemente tangencial a Rick y Morty. Con esto rompo una de mis reglas
fundamentales.
Una escritura audaz, ágil, divertida, que sabe mantener al lector con el interés de continuar hasta el final. Altamente recomendable. LA MÁQUINA DEL ORGASMO INFINITO de Julio Meza Díaz. 215 páginas, 2023.Editorial Emergencia Narrativa.
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