Mostrando las entradas con la etiqueta W.H. AUDEN. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta W.H. AUDEN. Mostrar todas las entradas
sábado, octubre 05, 2013
LEY COMO AMOR por W.H. AUDEN
La Ley, según los jardineros, es el sol,
La Ley es aquella
que hay que obedecer
hoy, mañana, ayer.
La Ley es la sapiencia de los viejos:
chillan y refunfuñan los impotentes abuelos;
con voz tipluda los nietos dicen:
La Ley es los sentidos de la juventud.
La Ley, dice el cura con su cara de cura
explicándole a los laicos,
La Ley son las palabras de mi devocionario,
mi púlpito y mis torres son La Ley.
La Ley, dice el juez desde su solio,
hablando claramente y con severidad,
La Ley, como antes había dicho,
La Ley, como supongo ya saben,
La Ley, si otra vez me permiten explicarlo,
La Ley es La Ley.
Aún así, los sabios observantes de la ley escriben:
La Ley no es ni equívoca ni justa,
La Ley sólo es los crímenes
castigados en tiempos y lugares,
La Ley es la ropa que los hombres usan
en cualquier parte, en un tiempo cualquiera,
La Ley es Buenos Días y Buenas Noches.
Otros dicen, La Ley es nuestro destino;
otros dicen, La Ley es el Estado;
otros dicen, otros dicen
ya no existe La Ley,
La Ley se ha ido.
Y dice siempre la escandalosa turba
tan terrible, tan gritona:
La Ley somos nosotros;
y siempre, suavemente, el suave idiota:Yo soy
La Ley.
Si nosotros, amada, sabemos que no sabemos
más que ellos sobre la ley,
si yo, no más que tú,
sé lo que debemos hacer y lo que no
y que todos concuerdan
alegre o tristemente
en que la ley es
y en que todos lo saben,
y entonces pensando que es absurdo
definir a la Ley con alguna otra palabra,
a diferencia de muchos otros hombres
no puedo decir La Ley es... otra vez;
no menos que ellos podemos suprimir
el universal deseo de adivinar
o abandonar nuestra propia posición
a una condición despreocupada.
No obstante yo puedo, al menos, confinar
tu vanidad y la mía
a la tímida proposición
de una tímida similitud,
que, con todo, propondré:
que es como el amor yo digo.
Como el amor ignoramos por qué o dónde
como al amor no podemos someterla ni evadirla
como al amor la lloramos con frecuencia
como al amor rara vez la conservamos.
Etiquetas:
W.H. AUDEN
jueves, septiembre 05, 2013
ACCIÓN DE GRACIAS por W.H. AUDEN
Que eran sagrados bosques y brezales,
yo lo sentí, aún no adolescente,
y a la gente miré como profana.
Así, cuando al verso accedí
me fui a sentar al pie
de Hardy, Frost y Thomas.
Me enamoré. Las cosas se alteraron.
Alguien, al fin, ahora me importaba,
Yeats y Graves me fueron una ayuda.
Después, sin previo aviso, se derrumbó
de pronto toda la Economía,
allí, para instruirme, Brecht estuvo.
Finalmente, llegué a pensar en Dios
mirando las terribles acciones
por Stalin y por Hitler perpetradas.
¿Por qué estuvo seguro de sus tremendas fallas?
A la fe, me llevaron de nuevo,
Kierkegaard el salvaje, Lewis y Williams.
Maduro hoy, en los años,
con un hogar en generoso ámbito,
la Naturaleza me seduce de nuevo.
¿Dónde están los maestros que requiero?
Bien, Horacio, de entre los hacedores el más diestro,
es colmenero en Tívoli.
Goethe, consagrado a las piedras,
quien intuyó—nunca pude probarlo—
que por causa de Newton se extraviaría la ciencia.
Con cariño, los reconozco a ustedes:
sin su apoyo jamás hubiera logrado
incluso el más precario de mis versos
Etiquetas:
W.H. AUDEN
sábado, agosto 31, 2013
EL CIUDADANO DESCONOCIDO por W.H. AUDEN
(A JS/07/M/378 el Estado le levanta este
Monumento en mármol)
La Oficina de Estadísticas encontró que erauno de aquellos contra los que no existe queja
oficial,
y todos los reportes sobre su conducta concuerdan
en que, en el sentido moderno de una palabra
anticuada, era un santo,
pues su actividad toda estaba al servicio de La
Mayor Comunidad.
Con la excepción de la guerra, hasta el día en que
se retiró
trabajó en una fábrica y nunca fue despedido,
antes bien complació a sus patrones,Motores“El
Embuste”, S.A.,
sin ser un esquirol ni hombre de ideas extrañas,
pues reporta su Sindicato que pagaba sus cuotas
(sindicato fuerte, según nuestros reportes)
y nuestros obreros de sicología social descubrieron
que era muy popular entre sus camaradas y a veces
tomaba una copa.
La Prensa está convencida de que cada día
compraba su periódico
y de que sus reacciones ante los anuncios eran
normales
en todos los aspectos.
Pólizas a su nombre prueban que estaba plenamente
asegurado
y su tarjeta de salud muestra que una vez estuvo en
un hospital pero que había sanado cuando lo
abandonó.
Tanto los Investigadores de Producción como los
deVida de Alto Nivel
declaran que era totalmente sensible a los avances
en Planes de Crédito
y que poseía todo lo necesario para el hombre
moderno,
un fonógrafo, un radio, un coche y un refrigerador.
Nuestros sondeadores de Opinión Pública se alegran
de que haya sostenido las opiniones apropiadas a
cada época del año.
Cuando había paz, estaba por la paz; cuando había
guerra, iba a ella.
Contrajo matrimonio y sumó cinco hijos a la
población,
lo que, según nuestros expertos en perfeccionar la
raza,
era lo correcto para un padre de su generación,
y nuestros maestros advierten que jamás interfirió
en su educación.
¿Era feliz? ¿era libre? La pregunta es absurda.
De haber habido algo incorrecto, sin duda nos
hubiésemos ya enterado.
Etiquetas:
W.H. AUDEN
domingo, agosto 25, 2013
CANZONE por W.H. AUDEN
¿Cuándo aprenderemos—cosa clara como el
agua—
que no podemos escoger lo que somos libres para
amar?
si bien el ratón que deportamos ayer
es hoy un furioso rinoceronte,
nuestro valor está más amenazado de lo que
suponemos:
necias objeciones a nuestro día de hoy
husmean sus alrededores; noche y día
caras, oraciones, batallas, acosan nuestra voluntad
tanto como ruidos y formas cuestionables;
enteras esporas de resentimientos cotidianos
dan status a los salvajes del mundo
que gobiernan a los distraídos y a este mundo.
Somos creados con y desde el mundo
para con él y desde él sufrir día tras día:
ya sea que nos encontremos en un mundo
majestuoso
de sólidas medidas o en un mundo de sueño
de oro y cisnes, se nos pide que amemos
las cosas sin hogar que requieren un mundo.
Nuestra exigencia de poseer nuestros cuerpos y
nuestro mundo
es nuestra catástrofe. ¿Qué podemos experimentar
sino pánico y capricho hasta saber al fin
que nuestro medroso apetito exige un mundo
cuyo orden, origen y propósito, sea
una copiosa satisfacción de nuestra voluntad?
Deriva, Otoño, deriva; hojas, colores, donde
quieran:
necia melancolía se desmenuza por el mundo.
Deploren, fríos océanos, la voluntad linfática
atrapada, reflejante, en el derecho a desear:
mientras violentos perros alborotan su moribundo
día
en furia báquica; aunque gruñan, como es su
voluntad,
sus colmillos no son un triunfo para la voluntad
sino cabal indecisión. Aquello por lo que nos
amamos
es nuestro poder para no amar,
reducirnos a la nada o explotar a voluntad,
arruinarnos y recordar que sabemos
lo que ruinas y hienas no pueden saber.
Si ahora en esta oscuridad sé cada vez menos
cuál es la escalera en espiral en que la hechizada
voluntad
asecha el equipaje que le robaron, ¿quién podría
saberlo
mejor que tú, amada? ¿cómo sé yo
lo que da seguridad a cualquier mundo?
¿o en el espejo de quién comienzo a conocer
—como los mercaderes sus monedas y sus
ciudades—
el caos del corazón, rey por un día?
pues a través de nuestro tráfico vivaz de todo el día
en mi propia persona me obligo a saber
cuánto debe olvidarse del amor,
cuánto, incluso, del amor, debe perdonarse.
Querida carne, querida mente, querido espíritu,Oh
amor querido,
en mis profundidades ciegos monstruos
saben
de tu presencia y están furiosos, y temen al amor
que exige a sus imágenes algo más que amor;
los ardientes caballos rampantes de mi voluntad,
atrapando las esencias Celestiales, relinchan: Amor
no justifica el mal hecho en nombre del amor
ni en ti, ni en mí, ni en los ejércitos, ni en el mundo
de las palabras y las ruedas, ni en ningún otro
mundo.
Querida creatura-semejante, alaba a nuestro Dios
de amor
que así nos amonesta, que nunca un día
de juicio consciente sea un día desperdiciado.
Eso o de cada día hacer un espantapájaros,
barullo y revoltijo de nuestro común mundo
y borra y tontería de nuestra libre voluntad;
eso, o nuestra carne en mutación nunca sabrá
que debe haber tristeza si es que puede haber amor.
Etiquetas:
W.H. AUDEN
viernes, julio 12, 2013
DANZA DE LA MUERTE por W.H. AUDEN
Damas y caballeros han logrado el más notable
progreso, y el progreso, estoy de acuerdo, es
gran merced;
han construido más coches de los estacionables,
han roto la barrera del sonido y nada impide
que muy pronto, en la luna, a una fiesta los
conviden:
pero quiero recordarles que eso a mí me divierte,
la cosmócrata he sido y seré: yo soy la Muerte.
Entre jóvenes y osados ando, y a mi antojo
se fía el alpinista de una rama podrida,
mientras nadan, con resacas, a los niños recojo,
el piloto maniobra hacia la horrible herida:
con otros me contengo y les regalo más vida
antes de asignarles, según mi propio humor,
a éste una coronaria, a este otro un tumor.
Soy liberal en lo que toca a religión y a raza;
ingresos tasables, crédito, ambición social
no me impresionan. Sé que nos veremos cara a cara,
a pesar de medicinas y a pesar del hospital,
no obstante los eufemismos del más caro
enterrador:
matrona de palacete, miserable de cabaña,
bailarán todos conmigo cuando toque mi tambor.
Etiquetas:
W.H. AUDEN
miércoles, mayo 29, 2013
BLUES DEL REFUGIADO por W.H. AUDEN
Digamos que hay diez millones en esta ciudad,
unos viven en mansiones, otros viven en agujeros:
con todo, no hay lugar para nosotros, querida, no
hay lugar.
Alguna vez tuvimos una patria y nos pareció justo,
mira en el Atlas y ahí la encontrarás:
no podemos ir a ella ahora, querida, no podemos ir.
En el cementerio del pueblo hay un árbol viejo
que año con año crece nuevamente:
los viejos pasaportes no hacen eso, querida, los
pasaportes viejos no.
El cónsul golpeó la mesa y dijo:
“Si no hay pasaporte están oficialmente muertos”:
pero aún vivimos, querida, aún estamos vivos.
Fui a un comité; me ofrecieron una silla;
me pidieron cortésmente que volviera en un año:
pero ¿a dónde iremos hoy, querida? ¿hoy a dónde
iremos?
Fui a un mitin público; el orador se puso de pie y
dijo:
“Si los dejamos entrar se robarán el pan”;
hablaba de nosotros, querida, hablaba de nosotros.
Creí oír el estruendo de un trueno en el cielo;
era Hitler en Europa diciendo:“¡Deben morir!”;
nos tenía en mente, querida, nos tenía en mente.
Vi un poodle en un saco cerrado con un alfiler,
vi una puerta abierta para que entrara el gato:
no eran judíos alemanes, querida, no eran judíos
alemanes.
Bajé a la bahía y me paré junto al muelle,
vi nadar a los peces como si fuesen libres
a cinco metros de mí apenas, querida, a cinco
metros de mí.
Crucé un bosque, vi a las aves en los árboles;
no tenían políticos y cantaban a placer:
no eran la raza humana, querida, no eran esa raza.
Soñé que vi un edificio con mil pisos de altura,
mil ventanas y mil puertas;
ninguna era nuestra, querida, ninguna era nuestra.
Me detuve en la pradera entre la nieve que caía;
diez mil soldados marchaban de aquí para allá:
buscándonos, mi vida, buscándonos a ti y a mí.
Etiquetas:
W.H. AUDEN
miércoles, mayo 22, 2013
EL LABERINTO por W.H. AUDEN
Antropos apteros pasó varios días
silbando en el oscuro laberinto,
confiando alegremente su salida
a su temperamento y a su instinto.
La centésima vez que vio un arbusto
que cien veces pensaba haber pasado,
en la confluencia de cuatro senderos,
reconoció al fin que se había extraviado.
“¿Dónde estoy? a menos de que tenga una
respuesta,
dice la metafísica, una pregunta no puede ser
propuesta,
por lo que asumo
que a este laberinto lo ha planeado alguno.
Si el pensamiento del teólogo es correcto
un plan implica la idea de un arquitecto:
un laberinto creado por Dios sería sin duda
un preciso universo en miniatura.
¿Serían los datos de la percepción,
en ese caso, válida comprobación?
¿Qué del universo que domino me puede decir
cuál es la dirección que debo seguir?
Lo que sugeriría el matemático
sería una línea recta: lo más práctico.
Pero izquierda y derecha en alternancia
es algo, con la historia, más en consonancia.
La estética en contraste cree que todo el arte
intenta el corazón gratificarte:
si rechazo disciplinas como ésta...
¿seguiré el camino, entonces, que mejor me
parezca?
Sólo es verdadero este razonamiento
si se acepta el clásico discernimiento,
cosa que resulta imposible de asegurar
si al introvertido hemos de escuchar
ya que su absoluta presuposición
es que el hombre crea su propia condición:
este meandro no fue creado por la divinidad
y más bien es reflejo de mi culpabilidad.
Su centro, que no puedo hacer presente,
es conocido para mi inconsciente;
no tengo pues por qué desesperar:
en él he estado siempre con sólo así pensar.
El problema es cómo decir no quiero;
los que están quietos se mueven más ligero;
mientras no acepte que estoy perdido
porque yo quiero estarlo, estoy perdido.
Si eso fracasa, quizá yo debería
hacer lo que los educadores harían:
contentarme con la conclusión
ya que, en teoría, no existe solución.
Toda declaración sobre lo que yo siento,
como estoy perdido, es falsa al cien por ciento:
termina mi sabiduría donde había empezado:
cualquier barda es más alta que un humano.”
Antropo apteros, vacilante,
confuso ¿hacia atrás? ¿hacia adelante?
mirando hacia arriba deseó ser el ave
a la que estas dudas
debían parecer poco menos que absurdas.
Etiquetas:
poesía universal,
W.H. AUDEN
domingo, diciembre 18, 2011
POR FIN SE DEVELA EL SECRETO... por W.H.AUDEN

Por fin se devela el secreto, como al final siempre
debe suceder,
la suculenta historia está madura para contarla al
amigo intimo;
sobre las tazas de té y en la plaza logra al fin la
lengua su deseo;
aguas quietas corren en lo hondo, amada, no hay
humo sin fuego.
Atrás del cuerpo en la morgue, atrás del fantasma
en los linderos,
atrás de la dama que danza y del hombre que bebe
como loco,
bajo la mirada fatigosa, el ataque de migraña y el
lamento,
invariablemente hay otra historia, hay más de lo
que mira el ojo.
Para la clara voz que súbitamente canta, allá arriba
en las paredes del convento,
el perfume de viejos arbustos, las huellas
amigables en el corredor,
los juegos de croquet en verano, el apretón de
manos, la tos, el beso,
hay siempre un maligno secreto, una razón privada
para todo esto.
Etiquetas:
poesía universal,
poesía visual,
W.H. AUDEN
jueves, noviembre 10, 2011
SEPTIEMBRE 1, 1939 por W.H. AUDEN

Me siento en un lupanar
de la calle cincuenta y dos,
incierto y asustado
mientras mueren las grandes esperanzas
de una década baja y deshonesta:
olas de rencor y de miedo
corren sobre las iluminadas
y oscurecidas tierras del planeta
oprimiendo nuestras vidas privadas;
el inmencionable olor de la muerte
ofende a la noche de septiembre.
La escolaridad debida puede
desenterrar toda la grosería que,
desde Lutero hasta ahora,
ha enloquecido esta cultura,
averigua lo ocurrido en Linz,
qué gran imagen hizo
un dios sicópata:
yo y el público sabemos
lo que aprenden los escolares:
aquellos a quienes se les hace mal
hacen mal a cambio.
Tucídides en el exilio sabía
todo lo que un discurso puede decir
acerca de la democracia,
y lo que hacen los dictadores,
la añeja porquería que dicen
a las tumbas apáticas;
todo lo analizó en su libro,
la ilustración ignorada,
el dolor que forma hábito,
pena y mala administración:
todo hemos de sufrirlo nuevamente.
Hacia este aire neutral
donde usan los ciegos rascacielos
toda su altura para proclamar
la fuerza del Hombre Colectivo,
derrama cada lengua su vana
competencia de disculpas;
pero quién puede vivir tanto tiempo
en un sueño eufórico;
se asoman fuera del espejo
la cara del Imperialismo
y el error internacional.
Los rostros en la barra
se aferran a lo cotidiano:
nunca deben apagarse las luces,
la música debe siempre oírse,
conspiran todas las convenciones
para que este fuerte asuma
los modos del hogar;
a menos de que veamos lo que somos:
perdidos en un bosque hechizado,
niños temerosos de la noche
que jamás han sido buenos ni felices.
La más ventosa basura militante
que gritan las Personas Importantes
no es tan vulgar como nuestro deseo:
lo que el loco de Nijinsky escribió
sobre Diaghilev
es cierto del corazón común;
pues el error creado en el hueso
de cada mujer y de cada hombre
ansía lo que no puede tener,
no el amor universal
sino ser en soledad amado.
De la oscuridad conservadora
hasta la vida ética
los trenes atestados vienen
repitiendo su voto matinal:
“Seré fiel a mi mujer,
me concentraré más en mi trabajo”,
se despiertan los desvalidos gobernantes
y reasumen su juego compulsivo:
¿quién puede liberarlos ahora?
¿quién puede alcanzar al sordo?
¿quién puede hablar por el mudo?
Lo único que tengo es una voz
para deshacer la mentira y sus dobleces,
la mentira romántica en los sesos
del sensual hombre-de-la-calle
y la mentira de la autoridad
cuyos edificios tentalean el cielo:
no hay tal cosa como el Estado
y nadie existe solo;
el hambre no deja escoger
ni al ciudadano ni al policía;
debemos amarnos unos a otros o morir.
Indefenso en la noche
nuestro mundo yace en estupor
y con todo, punteado en todas partes,
irónicos puntos de luz
relampaguean donde sea que los Justos
intercambian mensajes;
pueda yo, compuesto como ellos
de Eros y de polvo,
sitiado por la misma
negación y desesperanza,
mostrar una flama afirmativa.
Etiquetas:
poesía universal,
poesía visual,
W.H. AUDEN
martes, marzo 22, 2011
ESPAÑA por W.H. AUDEN

Ayer todo el pasado. El lenguaje de las medidas
Extendiéndose hasta la China por las rutas comerciales:
La difusión del ábaco y el cromlech;
Ayer el cálculo de la sombra en los climas soleados.
Ayer la tasación de seguros mediante fichas,
La labor del zahori; ayer la invención
De relojes y ruedas, la doma de caballos
Salvajes. Ayer el mundo agitado de los navegantes.
Ayer la abolición de hadas y gigantes,
La fortaleza avizorando el valle como un águila inmóvil,
La capilla erigida en el bosque;
Ayer el esculpido de ángeles y gárgolas alarmantes.
El juicio de herejes entre las columnas de piedra;
Ayer las disputas teológicas en las tabernas
Y la cura milagrosa en la fuente;
Ayer el aquelarre; pero hoy la lucha.
Ayer la instalación de dínamos y turbinas,
La construcción de ferrocarriles en el desierto colonial;
Ayer la lección magistral
Sobre el origen de la Humanidad. Pero hoy la lucha.
Ayer la creencia en el valor absoluto de Grecia,
La caída del telón tras la muerte de un héroe;
Ayer la veneración del crepúsculo
Y la adoración de los locos. Pero hoy la lucha.
Como susurra el poeta, sobrecogido entre los pinos,
donde la móvil cascada canta uniforme, o erguido
Sobre la grieta junto a la torre inclinada:
"Oh mi visión. O hazme llegar la suerte del marino."
Y el investigador escudriña a través de sus instrumentos
Las inhumanas regiones, el bacilo viril
O el enorme Júpiter gastado:
"mas ¿y las vidas de mis amigos? Yo pregunto. Pregunto."
Y los pobres, en sus habitáculos fríos, deshojando
II diario verspertino "Nos encontramos perdidos, oh
muéstranos
A la Historia capaz de actuar
Y organizarse, al Tiempo como un río de renovación".
Y las naciones combinan cada grito, invocando la vida
Que da forma al vientre individual y ordena
El terror nocturno particular:
"¿Acaso no fundaste la ciudad-estado de la esponja,
"No forjaste los vastos imperios militares del tiburón
Y del tigre, no estableciste el audaz cantón del petirrojo?"
Intervén. Oh desciende como una paloma o
Un papá furioso o un manso ingeniero, pero desciende."
Y la vida, si es que llega a contestar, responde con el corazón
Y los ojos y los pulmones, desde las tiendas y las plazas de la
ciudad:
"Oh no, yo no soy el motor;
Hoy no; ni en tu lugar. Para ti, soy el que siempre
Asiente, el amigo del bar, el pobre ingenuo;
Soy todo aquello que tú hagas. Soy tu propósito de ser
Bueno, tu historia chistosa.
Soy la voz de tus negocios. Soy tu matrimonio.
¿Qué propones? ¿Edificar la ciudad justa? Es mi deseo.
De acuerdo. ¿O es el pacto suicida, la muerte
Romántica? Muy bien, accedo, pues
Soy tu elección, tu decisión. Sí, soy España."
Muchos lo han oído en remotas penínsulas,
En llanuras somnolientas, en las raras islas del pescador
en el corrupto corazón de la ciudad,
Lo han oído y migrado como gaviotas o las simientes de una flor.
Se abrazaron como aves a los largos expresos que tambaleantes
Atraviesan las tierras injustas, cruzando la noche, el túnel
alpino
Pasaron a flote los océanos;
Superaron los puertos. Todos ellos ofrecieron sus vidas.
En ese cuadrado árido, ese fragmento amputado del África
De fuego, tan crudamente soldado a la inventiva Europa:
En esta meseta surcada por ríos,
Nuestros pensamientos sobran cuerpo; las sombras amenazantes de
nuestra fiebre
Tienen vida y precisión. Porque los temores que nos hicieron responder
Al anuncio médico y al folleto de cruceros invasores;
Y nuestros rostros, el uso establecido, el comercio, la ruina
Proyectan su codicia como el pelotón de fusilamiento y la bomba
Madrid es el corazón. Nuestros momentos de ternura florecen
Como la ambulancia y el saco de arena;
Nuestras horas de amistad hacia el ejército popular.
Mañana, quizás, el futuro. Las investigaciones sobre el cansancio
YDe todas las octavas de la radiación:
Mañana la ampliación de la consciencia mediante la respiración
y la dieta.
Mañana el redescubrimiento del amor romántico,
El fotografiar a los cuervos; toda diversión bajo
La sombra poderosa de la Libertad;
Mañana la hora del histrión y la del músico,
El hermoso rugido del coro bajo la bóveda;
Mañana el intercambio de ideas sobre la cría de terriers,
La ansiosa elección de dirigentes
Mediante el súbito bosque de manos. Pero hoy la lucha.
Mañana, para los jóvenes, los poetas explotando cual bombas
Los paseos junto al lago, las semanas en comunión perfecta;
Mañana las carreras de bicicletas
Atravesando los suburbios en tardes estivales. Pero hoy la lucha.
Hoy el incremento deliberado de las posibilidades de morir,
La aceptación consciente de culpa ante el asesinato necesario;
Hoy el desaste de energías
En el torpe panfleto efímero y el mitin aburrido.
Hoy el consuelo provisional: el pitillo compartido,
Los naipes a la luz de las velas, y el concierto birrioso,
Los chistes masculinos: hoy el abrazo
Nervioso y desabrido que precede a la herida.
Los astros están muertos. Los animales no nos contemplarán.
En esta hora nuestra estamos solos, y el tiempo es breve, y
La Historia a lo vencidos
Podrá compadecer, mas no prestar su ayuda o su perdón.
los movimientos de los empaquetadores; la exploración gradual
Etiquetas:
poesía universal,
poesía visual,
W.H. AUDEN
miércoles, marzo 09, 2011
NUNCA HABRÁ PAZ por W.H. AUDEN

Aunque el clima benigno y claro
vuelva a sonreír en el condado de tu estima
y regresen sus colores, la tormenta te ha cambiado:
nunca olvidarás la oscuridad
que enturbia tu esperanza, el vendaval
que profetiza tu caída.
Tienes que vivir con tu conocimiento.
Detrás, más allá, fuera de ti, hay otros,
viviendo soledades sin luna que tú no conoces,
pero ellos sí te conocen a ti,
seres de género y de número desconocido:
y tú no les gustas.
¿Qué les has hecho?
¿Nada? Nada no es una respuesta:
llegarás a creer (¿cómo puedes evitarlo?)
que sí lo hiciste, que les hiciste algo;
te encontrarás deseando hacerles reír,
y anhelarás su amistad.
Nunca habrá paz.
Por tanto, pelea, con todo tu coraje
y con todas las artimañas descorteses que conozcas,
y ten bien claro esto:
su causa, si la tenían, ya no les importa;
odian por odiar.
Etiquetas:
poesía universal,
poesía visual,
W.H. AUDEN
lunes, enero 24, 2011
PARAD LOS RELOJES por W.H. AUDEN

Parad los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,
sacad el ataúd y llamad a las plañideras.
Que los aviones den vueltas en señal de luto
y escriban en el cielo el mensaje «El ha muerto»,
ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de algodón.
Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi música.
Pensé que el amor era eterno: estaba equivocado.
Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ahora ya nada puede tener utilidad.
Etiquetas:
poesía universal,
poesía visual,
W.H. AUDEN
jueves, enero 13, 2011
EPITAFIO SOBRE UN TIRANO por W.H. AUDEN

Buscaba cierto tipo de perfección,
Y la poesía que inventó era de fácil
lectura;
Conocía la insensatez de los hombres
como la palma de su mano,
Y le interesaban mucho los ejércitos
y las flotas;
Cuando reía, senadores respetables
soltaban la carcajada;
Cuando lloraba, niños pequeños morían
en las calles.
Etiquetas:
poesía universal,
poesía visual,
W.H. AUDEN
Suscribirse a:
Entradas (Atom)