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domingo, noviembre 24, 2013

BESTIARIO SIN NOMBRE por JEAN ARP



El elefante esta enamorado del milimetro
el caracol esta orgulloso
bajo su sombrero de oro
su cuero esta tranquilo
como una risa de flora
lleva su fusil de gelatina

el aguila tien gestos de vacio presunto
su ubre esta llena de relámpagos

el leon lleva unos bigotes
de puro gotico flamígero
y zapatos palidos y purgados
como un recluta
despues de una derrota de luna

la langosta desciende del mástil
cambia su caña por una batuta
y sube con su bastón
a lo largo del tronco del árbol

la mosca con una mirada rugiente
descansa su nariz sobre un surtidor

la vaca toma el camino del pergamino
que se pierde en una libra de carne
cada pelo de este libro
pesa una libra

la serpiente salta entre picoteo y picoteo
en torno a las cubetas de amor
llenas de corazones atravesados de flechas

la mariposa disecada
se convierte en mamariposa disesecada
la mamariposa disesecada
se convierte en granmamariposa grandisesecada

el ruiseñor hermano de la esfinge
riega los estomagos los corazones los cerebros las tripas
es decir los lises las rosas los claveles las lilas

la pulga lleva su pie derecho
detras de su oreja izquierda
y su mano izquierda
a su mano derecha
y salta sobre su pie izquierdo
por encima de su oreja derecha


MAS BELLA QUE LAS LAGRIMAS por LOUIS ARAGON



Mi respiro perturba la vida a cierta gente:
como vago reproche los mantiene despiertos;
tal vez porque mi canto cual un cobre estridente
pudiera despertar con su clangor los muertos.

Ah! si os hiere mi verso con su tonada bélica
-rugir que a vuestro oído no queréis que se acerque-
es que en el arpa el treno mató la voz angélica
y resurgen los ecos pávidos de Dunkerque.

Verdad: en recordarlo mi mal gusto compendio...
Así somos algunos: en sus cuerpos quizás
perduran los mordiscos del infernal incendio
que los faros del Norte contemplaran jamás.

Si te nombro, Amor mío, burla y odio concitas;
si alabo el sol, vosotros el invernal derroche;
decís que en mi pradera sobran las margarita,
azules en mi cielo y estrellas en mi noche.

Buscáis en mis palabras a ver qué se descubre,
como fino escalpelo que escarba un corazón...
Tal vez me fuera poco perder Pont-neuf y el Louvre,
que aún vuestra venganza pide satisfacción.

De alados cancioneros podréis hacer galeotes;
ahuyentar al poeta podrá vuestra elegancia;
pero nunca podrán vuestros serviles brotes
arrebatar el dón de nuestro amor a Francia.

Oye tú, pasajera que vas de puerta en puerta:
tal vez yo soy el hombre que vuelve de tu olvido;
colma tu delantal la primavera muerta,
y de un color de parvas tus ojos se han teñido.

¿Mintió nuestro embeleso? ¿Mintió nuestra ternura?
Mirad aquesta frente nublada por el sol...
Pero el ansia renace cual se ve en la llanura
por entre las espigas surgir el ababol.

¿Y no son estos brazos los de las Afroditas
que entre la mies dorada coronan el peñón?
Plenitud encantada que eterna resucitas
la sombra de Racine en la Ferté-Milón.

La sonrisa de Reims con sus labios perfectos
es el sol que se apaga sobre una tarde eximia;
y para perdición de profetas y electos
sus trenzas de champaña trascienden a vendimia.

Ingres de Montalbán trazó la arquitectura
y el cuenco de esos hombros donde pára tranquilo
el ansiado tesoro .de la linfa más pura
filtrada en las raíces del álamo y el tilo.

Oh Laura! como a ti, Petrarca habría cantado
a esta Francia que sangra por nuestro corazón;
sangrante corza en fuga que lleva en el costado
la jabalina de los monteros de Aviñón.

Invoca el espejismo de mil y una grandezas
que sosieguen fantasmas, donde el gemir acalles:
Brantome, San Juan de Acre -cavas y fortalezas,
laderas y gargantas- Vercors y Roncesvalles.

Con el viento que llega de Arlés vuelven los sueños
-el corazón apenas los nombra en un rumor-.
En Aunis y en Saintonge los marjales trigueños
muestran aún el surco brutal del invasor.

Alta ronda de urbes, de villas y comarcas,
erguidas como flores de un esplendor rival,
y en pos de la galante huella de los monarcas
Razón y Sueño cifran en un solo ideal.

Oh cautiva Durance, oh cielo encadenado.
Suelo pastor vestido de racimos maduros;
país con cuyo nombre tan dulcemente amado
marcaba el Rey de Francia los sarracenos muros.

Como tú misma es dulce la locura en desvelo
porque te reconozcan de mi canto a la luz;
y pues entre dos mares vacila nuestro duelo,
detenga nuestros pasos el umbral de Naurouze.

¡Mas, no! Tornas al vuelo, clamor insosegable...
¿A dónde vas? asado Mont-Ventoux, allá el Sena
en lo hondo se fuga, y entre un deleitable
manzanar, Lamartine sueña en la Magdalena.

Mujer, vinos fragantes, madrigales, montaña:
¿cuáles pintaré? ¿cuáles más vivamente adoro?
¿Son esos los pomares de tu seno, Bretaña,
y esas gemas tus pinos en ponientes de oro?

Alba gorguera donde los labios abrasados
mendigan cidra y leche. Plenitud que suspira,
Normandía secreta, por ti los desterrados
caballeros poblaron las ruinas de Palmira.

En verdad ya no sé dónde empieza el encanto...
Hay nombres que son carne como los de Andelyz.
Oh rostro que te vuelves por no mostrar el llanto,
pliega tus labios. ..Cálla, oh París, mi Parísl

París de las canciones, París de la Bastilla;
hoy sólo tus albercas están embanderadas...
Como estrella polar no ya tu frente brilla:
París lo eres tan sólo formando barricadas.

París de nuestros bienes, París de nuestros males;
París del Cours-la-Reine, Corte de Flor-de-lys;
de suburbio en suburbio por todos los umbrales,
tu nombre, más que un grito nos desgarra, Paris.

Huyamos de este sitio donde la atroz germina;
la vida aún aguarda su amanecer incierto;
del Oise y el Marne falta la epopeya leonina;
y Sylvia ya no cruza por el Valois desierto.

Almenar del recuerdo donde alzaran sus llamas
los sueños de veinte años a un cielo que mintió;
y en vez de amor, el negro Camino de las Damas,
y el crepitar del rojo molino de Laffaux.

Atraviesa la ruta polvorienta y famosa
de país en país persiguiendo incansada
por la selva de Argonne y en los Altos del Mosa
que renazca perenne tu gloria traicionada.

Como ciervo flechado que trémulo agoniza,
bajo el bosque se azulan los ojos de la charca...
Descanso de destierro que va camino a Suiza,
la que amara Courbet, la plácida comarca.

Te he perdido, Alsacia, donde si el Rhin desborda,
faisanes deslumbrados caen de los encinos;
donde Werther su treno por un instante asorda,
compasándolo al júbilo de coros campesinos.

De Port~Vendre a Dunkerque la tromba de tortura
no podrá enmudecer la voz de nuestras venas;
nadie podrá romper la mágica armadura
que Aymon forjó en el rojo cubil de las Ardenas.

A los férvidos labios no habrá quien arrebate
la flauta que a los siglos entrega su raudal;
tras la siega de lauros, aún llama al combate,
hermanos en la espiga, la hierba y el rosal.

Se oye entre las hojas un galopar que avanza...
Hilandera, suspénde: mi pecho va a estallar.
Hablan en voz de fuente la noche y la esperanza...
Si fuera Duguesclin volviendo a batallar...

Qué importa que yo muera sin que la veneranda
faz mire dibujarse bajo el solar fulgor.
Dancemos, hijo mío, la loca zarabanda.
Mi patria es la Miseria y el Hambre y el Amor.


LA LENGUA DE LAS PIEDRAS por ANDRÉ BRETON


"Alejamiento infinito del mundo de las flores", suspira Novalis. ¡Qué decir, entonces, del de las
piedras! ¿Y a qué se debe que, de camino, creamos tener un poco más de acción en éste?
Claro que la cuestión no podría tener sentido más que para quienes piensan que nada de lo que
les rodea está ahí para nada, que no puede dejar de importarles en algún aspecto; que una
percepción que se repite un número inconmensurable de veces, de la mañana a la noche de la
vida, como la del objeto llamado genéricamente "guijarro", no puede permanecer limitada a sí
misma, quedarse en letra muerta. Las sapientes clasificaciones de los mineralogistas los dejan
totalmente insatisfechos. En realidad, estos mineralogistas no representan para aquellos
inquiridores más que una categoría de esos "elocuentes naturalistas" que se quedan en lo visible y
en lo palpable y de los que Claude de Saint-Martin ha podido decir que "defraudan nuestra
expectación no satisfaciendo en nosotros esa necesidad ardiente y apremiante que nos lleva, más
que a lo que vemos en los objetos sensibles, hacia lo que no vemos".
Sin ir a los orígenes en estado bruto, cuya indagación supone el traslado a otras latitudes
y la puesta en marcha de todo un aparato, nada más fácil que llegar a sentir la particular
"dignidad" de ciertas piedras. No hay más que vagabundear por los alrededores de la Orangerie o
de las Tuilleries, a lo largo de las orillas del Sena, mucho mejor después de un aguacero,
ateniéndose a veces a bajar los ojos, para cosquilleo del silex que tapiza como pocos el suelo
parisiense. De aquí a coger uno de esos fragmentos bonitos para sacarle efectos luminosos en
todas sus caras no habría más que un paso si no fuera porque ese paso sólo pueden darlo los que
conservan cierta lozanía de sus pocos años. Por lo demás, en el niño es un gesto instintivo.
El hecho es que las piedras dejan pasar, sin detenerlos lo más mínimo, a la mayoría de
los seres humanos llegados a la edad adulta, pero los que excepcionalmente se prendan de ellas lo
normal es que ya no se desprendan nunca. Allí donde las piedras se congreguen, los atraen y se
recrean en hacer de ellos una especie de astrólogos invertidos. El velo de puro ornamento que por
un instante hizo caer sobre ellas su mirada se ha ido levantando poco a poco, a partir de lo cual
se les ha ido imponiendo oscuramente la necesidad de una indagación más exigente cada día.
Esta creciente exigencia los lleva a poner cada vez más atención, y cada vez más exclusiva, en
esa especie de aportaciones que se caracterizan porque gracias a ellas se puede profundizar más y
más en la imagen casi vacía de sentido que la generalidad de la gente se hace del mundo. Quiere
decirse que, con esto, entramos en el campo de los indicios y de los signos.
Gaffarel, bibliotecario de Richelieu y limosnero de Luis XIII, consagra el apelativo de
gamahés -nombre, cree él, derivado de «camaieau» (camafeo), corrupción de «chemaija», que
significa como el agua de Dios- a las piedras grabadas como jeroglíficos, entre las cuales pone en
primera línea las "ágaras figuradas". Estanislao de Guaita advierte que su teoría apenas difiere de
la de Oswald Croll, que, en su Libro de las firmas, sostiene que esas improntas son «las firmas de
las fuerzas elementales que se manifiestan en los tres reinos inferiores" y que, mucho antes de
ellos, Paracelso había estudiado detenidamente los gamahés, a los que dio el poder de curar. Esta
opinión prevaleció en los medios sapientes del siglo XVll, como lo demuestra esta cita de un
autor prusiano. «Ocurre a veces que los rayos caídos de las estrellas (con tal que sean de la misma
naturaleza) se unen a los metales, a las piedras y a los minerales, que han caído de su posición
más alta, los penetran enteramente y se amalgaman con ellos. En esta conjunción está el origen
de los gamahés: se penetran de esta influencia y reciben la signatura de la naturaleza". Jurgis
Baltrusaitis, en una hermosa obra muy reciente, uno de cuyos capítulos se refiere a las "piedras
con imágenes", recuerda el jesuita alemán Athanase Kircher pensó que podría trazar la
nomenclatura de los diversos tipos de minerales a que nos referimos y explicar las causas de su
anomalía que, naturalmente, sólo la divina «Providencia» ha podido disponer.
En disculpa de los observadores e investigadores de los tiempos pasados hay una buena
alegación: que las formas orgánicas fósiles no se reconocieron como tales hasta Bernard Palissy,
y el hecho de que se las confunda con las figuraciones fortuitas que nos interesan tenía, por
fuerza, que multiplicar las causas de error. Camille Flammarion insiste en el hecho de que, pese a
las comunicaciones de Sténon en 1669, «Fontenelle, Buffon, Voltaire dudan de la naturaleza de
los fósiles y no adivinan el proceso de formación de los terrenos de sedimentos".
Es de extrañar que, sustraído el imperio de los gamahés la prolongada y abusiva
ingerencia de los fósiles, no haya perdido nada de su prestigio a ciertos ojos. Verdad es que nunca
como hoy sintió el arte la necesidad de insertarse en lo fortuito (basta referirse a los "frotages",
"fumages", "coulages", "souflages" y otros modos de asociación con el azar en la pintura). En el
fondo, el gusto no ha cambiado mucho desde que, en 1628, el archiduque de Austria esperaba de
Toscana un mueble "enteramente cubierto de ágatas, de cornalinas, de calcedonias, de jaspes con
cuadritos pintados al óleo".
Cosa muy distinta es, nunca me cansaré de repetirlo, manifestar un interés de curiosidad
por piedras insólitas, todo lo bellas que se quiera, pero a cuyo descubrimiento hemos sido ajenos,
y ser esclavo de su búsqueda, para de tarde en tarde encontrar algunas, y aunque objetivamente
valgan menos que las que ya se tenían. Entonces, es como si se jugara algo de nuestro destino.
Estamos, totalmente entregados al deseo, a la solicitación y sólo en virtud de ellos puede cobrar
valor tan alto el objeto buscado. Entre él y nosotros, como por ósmosis, se van a producir
precipitadamente, por vía analógica una serie de intercambios misteriosos.
El viejo minero llamado el "Buscador de tesoros", que encuentra Henri de Ofterdingen,
evocando las riquezas que le han descubierto las montañas del Norte, declara que a veces ha
creído entrar en un jardín encantado. Se ha dado el caso de experimentar la sensación en una
playa de Gaspesia a donde el mar solía echar y llevárselas sin dar tiempo a cogerlas unas piedras
alargadas, transparentes, de todos los colores, que brillaban de lejos como lamparitas. El año
pasado, al acercarnos, bajo una llovizna, a un cauce de piedras que todavía no habíamos
explorado a lo largo del Lot, el súbito "saltarnos a los ojos" varias ágatas de una belleza
inesperada para la región me hizo creer que iban a surgir a cada paso otras más bellas y me
mantuvo más de un minuto en la perfecta ilusión de estar pisando el paraíso terrenal. No cabe
duda de que la obstinación en la búsqueda de los fulgores y de los signos, de que trata la
"minerología visionaria", actúa sobre el espíritu a la manera de un estupefaciente.
Hasta hay cabezas que parecen poco capaces de resistir a él, ciertos "gamahistas" a
quienes sus trabajos les dan plena libertad para el desvarío. J. A. Lecompte piensa que el pavor o
ciertas impresiones violentas, el fanatismo religioso o el político, pueden provocar la creación
espontánea de un gamahé. J. V. Monbarlet, al cabo de largos años de "estudios", tiene por cierto
que, en todo el valle del Dordogne, no hay una sola piedra, un solo sílex que no haya sido
esculpido, grabado y pintado por el hombre -según él el artista galo- poniendo en él, tanto en el
exterior como en el interior (como ocasionalmente lo revela al partirse), "cuadros misteriosos" e
innumerables combinaciones. Estos dos autores se creen en el deber de corroborar su tesis con
ayuda de numerosos dibujos o fotografías que naturalmente, de lo único de que pueden
convencernos es del disturbio "paranoico" de su mente.
Sólo cuando se levantan construcciones sistemáticas tan ambiciosas se rebasan, a mi parecer,
los derechos de la mineralogía visionaria. Entre las piedras de aluvión de un río como el Lot -
limitándome a lo que yo puedo conocer mejor-, muchas veces he creído comprobar que las que,
en una búsqueda emprendida por un grupo, llaman la atención de cada uno por sus calidades de
sustancia o de estructura son las que presentan más afinidades con su complexión particular. Creo
que, en el mismo recorrido, dos seres, a menos que tengan un raro parecido, no podrían recoger
las piedras: tan cierto es que sólo se encuentra aquello que una profunda necesidad reclama, y
esto aun en el caso de que esa necesidad sólo se pueda satisfacer de manera enteramente
simbólica.
"Todo cuerpo transparente -piensa Novalis- se encuentra en un estado superior y parece tener
una especie de conciencia". Nada más cierto. Se apoya de pasada, en Ritter, que, muy entregado
a escrutar el "alma universal propiamente dicha", sostiene que todos los fenómenos exteriores
deben llegar a ser explicables como símbolos y como resultados últimos de fenómenos interiores"
y que "la imperfección de unos debe llegar a ser el órgano que revela los otros. Todavía algunos
reaccionamos así. Las cintas internas del ágata, con sus contracciones seguidas de bruscas
desviaciones sugieren lazos de trecho en trecho, cuando las vemos por vez primera vez parece
que miran al través, en un espacio selectivo, nuestro propio "influjo nervioso". De esto puede
resultar los más perturbadores "choques", y el mejor ejemplo de los mismos que puedo citar es la
existencia de una piedra en la que se abre el sexo de la mujer, supremamente descrito, entre las
circunvalaciones del cerebro.
La búsqueda de las piedras que tiene este singular poder alusivo, sí es verdaderamente
apasionada, determina el rápido paso de los que a ella se entregan a un estado segundo, cuya
característica esencial es la extraludicez. Esta, partiendo como un cohete de la interpretación de
una piedra excepcional, abarca e ilumina las circunstancias de su hallazgo. En caso tal, tiende a
suscitar una causalidad mágica, que supone la necesidad de intervención de factores naturales sin
relación lógica con lo que está en juego, por lo cual desconcierta y confunde los hábitos de
pensamiento, pero sin que por ello deje de subyugar nuestra mente.
El verano pasado, mi amigo Nanos Valaoritis tuvo la gentileza de consignar para mí las
observaciones que ha suscitado el hallazgo de la bellísima piedra, en forma de figura sentada, que
aquí se reproduce:
"Cuando Marie W. nos llevaba por la noche en automóvil por la meseta calcárea desde las
¨playas¨ del Lot donde se nos había hecho tarde, no dejaba nunca de parar, por miedo a matarle o
herirle, si un pájaro nocturno, deslumbrado por los faros, se quedaba quieto ante nosotros. El 14
de septiembre contamos nueve paradas por causa de otros tantos pájaros, al parecer de la misma
especie. El planeta Marte, que según los periódicos está excepcionalmente cerca de la tierra, nos
cautiva durante buena parte del trayecto.
"De nuevo el 15, con A.B., explorando una pequeña playa cerca de Arcambal, a unos pasos
encuentro en el río la piedra en forma de figura sentada, en la que me llama especialmente la
atención la cabeza de pájaro nocturno. Mientras estamos observando, viene a revolotear en torno
a nosotros el ¨gran Marte cambiante¨, una mariposa relativamente rara, siempre fascinadora. Se
pesa con insistencia sobre el perro que nos acompaña. Otra piedra que encuentro se parece más
claramente aún a los pájaros nocturnos de la víspera.
"El 17 de septiembre estará ¨Marte en la posición más próxima a la tierra.
"A los pocos días, leo un estudio de A. Lemozi sobre una sepultura neolítica descubierta en
Toure Faure (Lot). Parece ser que en la piedra que cubre esta sepultura se destaca una cabeza de
lechuza, de lo que deduce el autor que los pueblos neolíticos de la región adoraban a una diosa
con cabeza de lechuza, divinidad tutelar de los sepulcros. Con razón o sin ella, cuanto más lo
hemos pensado, más hemos creído que la piedra que yo encontré era la representación de la
diosa".
Una piedra como ésta, cuyo aspecto intencional llega tan lejos, plantea en realidad un
problema insoluble. Tal como es, por la misma ambigüedad de origen, esa duda en que nos deja
le da para mí un inmenso prestigio, pues tiende a conferirle una posición clave entre el "capricho
de la naturaleza" y la del arte.
Lotus de Paíni sostiene que la fase de Intuición se inicia históricamente en la especie humana
en el momento "en que el alma penetra hasta el fondo de la piedra y toda de ella definitivamente
las potencias del YO. La piedra.-dice también- confiere a la raza de los hombres el alto privilegio
del dolor y de la dignidad". En todo caso, parece fuera de duda que al renunciar el hombre a
algunas de sus preciosas facultades es cuando llegó a considerar las piedras como despojos. Las
piedras -por excelencia las piedras duras-, continúan hablando a los que quieren oírlas. Hablan a
cada cual un lenguaje a su medida: a través de lo que sabe le enseñan lo que aspira a saber. Las
hay también que parecen hablarse una a otra y que, acercándose a ellas, se las puede sorprender
hablándose. En tal caso, su dialogo tiene el inmenso interés de hacernos traspasar nuestra
condición fundiendo en el molde nuestras propias especulaciones la sustancia misma de lo
inmemorial y de lo indestructible (aquí no valdrá acantonarse). Desde este punto de mira, creo
que, para nuestra mayor o menor edificación-eso depende sólo de nosotros-, merece la pena
observar la gran Tortuga y el Cacique hablando del misterio de los comienzos y de los finales.

PARA EL AÑO DE LOS LOCOS por ANNE SEXTON


Una plegaria
Oh, María, madre frágil,
escúchame, escúchame ahora
aunque desconozca tus palabras.
El rosario negro con su Cristo de plata
está sin bendecir en mi mano
pues soy la descreída.
Cada cuenta en mis dedos, redonda y dura
es un pequeño ángel negro.
Oh, María, concédeme esta gracia,
esta transgresión,
aunque sea fea,
inmersa en mi pasado
y mi locura.
Aunque hay sillas
me tiendo en el piso.
Sólo mis manos viven
tocando las cuentas.
Palabra a palabra tropiezo.
Principiante, siento tu boca tocar la mía.
Cuento las cuentas como olas
martilleando sobre mí.
Su número me marea,
enferma, enferma en el calor del verano
la ventana, arriba
es la única que escucha mi torpe ser.
Gran cautivadora, consoladora.
Me da aliento,
murmura,
exhala su inflamado pulmón como un enorme pez
Más y más cerca
está la hora de mi muerte
mientras compongo la cara, retrocedo,
pierdo madurez y mi pelo se alacia.
Todo esto es muerte.
Hay un callejón angosto llamado muerte,
en donde me muevo
como en el agua.
Mi cuerpo es inútil.
Yace, ovillado como perro en la alfombra.
Se ha rendido.
No hay palabras aquí sino las aprendidas a medias,
el Ave María y el llena de gracia.
He penetrado ahora al año sin palabras.
Noto su extraño arribo y su voltaje exacto.
Existe sin palabras.
Sin palabras puede tocarse el pan
o recibirse el pan
o no hacer ruido.
Oh, María, tierna doctora
ven con polvos y con yerbas
pues estoy en el centro.
Es muy pequeño y el aire es gris
como el de un baño de vapor.
Me dan vino como al niño le dan leche.
Lo ponen en un cáliz delicado
con el hueco redondo y el borde delgado.
El vino tiene color de brea, añejo y secreto.
Por sí mismo sube a mi boca el cáliz
y lo veo y lo entiendo
sólo porque sucedió.
Tengo miedo de toser
pero no hablo,
miedo a la lluvia, miedo al jinete
que a mi boca cabalga.
El cáliz se inclina por sí mismo
y me enciendo.
Veo dos ríos angostos quemándome el mentón.
Me veo como quien mira a otro.
Me han cortado en dos.
Oh, María, levanta los párpados.
Estoy en el imperio del silencio,
en el reino del dormido y del loco.
Hay sangre aquí
y la he bebido.
Oh, madre del vientre
¿vine sólo por la sangre?
Oh, pequeña madre,
estoy en mi propia mente.
Cautiva en la casa errada.

sábado, noviembre 16, 2013

EL ROSTRO DE LA PAZ por PAUL ELUARD


XX
Era mil novecientos diecisiete
Y guardamos la comprensión
De nuestra liberación.
XXI
Hemos inventado al otro
Como el otro nos ha inventado
Nos necesitábamos los dos.
XXII
Como el volar de un pájaro se confía en sus alas
Sabemos dónde va nuestra mano tendida
Va hacia nuestro hermano.
XXIII
Vamos a colmar la inocencia
Con la fuerza que nos faltó
Durante tanto tiempo
Ya no estaremos nunca solos.
XXIV
Nuestras canciones llaman a la paz
Nuestras respuestas son actos por la paz.
XXV
No es el naufragio lo fatal
Es nuestro deseo y lo inevitable es la paz.
XXVI
La arquitectura de la paz
Reposa sobre el mundo entero.
XXVII
Abre tus alas rostro hermoso
Impone al mundo la cordura pues nos volvemos ya reales.
XXVIII
Nos volvemos reales juntos por el esfuerzo
Por nuestra voluntad de disolver las sombras
En el brillante curso de una nueva claridad.
XXIX
La fuerza se hará más suave cada vez
Respiraremos mejor y cantaremos más alto.

CIUDADANOS , OIDME por EVGUENI EVTUSHENKO


Para John Updike
Estoy a bordo del barco Friedrich Engels,
pero en mi mente hay tal herejía
de pensamientos que rompen las puertas.
No comprendo, ¿qué oigo?,
llena de confusión y de dolor, la invocación:
"Ciudadanos, oídme".

La cubierta se inclina y se lamenta,
mezcla de concertina y charlestón,
pero en el puente, queda, suplicante,
intenta abrirse paso con violencia
la imponente canción:
"Ciudadanos, oídme".

Sentado en un tonel hay un soldado.
Su pelo cuelga sobre su guitarra
mientras rasguea despacioso.
Y enardecido como su guitarra
de sus labios escapa con tormento:
"Ciudadanos, oídme".

No nos quieren oír los ciudadanos.
Preferirían comer, beber, bailar.
Y no les interesa lo demás.
Sin embargo, dormir es importante.
¿Y por qué ese estribillo interminable?
"Ciudadanos, oídme".

Alguien echa sal a un tomate,
otro tira unas cartas grasientas,
otro golpea el suelo con las botas,
otro despliega ansioso el acordeón;
mas, cuántas veces a cualquiera de ellos
el grito o el susurro, le brotó:
"Ciudadanos oídme".

Y cuántas veces nadie lo escuchó.
Hinchando el pecho y retorciéndose,
no pudieron decir lo que sentían.
Reaccionando con alma indiferente,
oyen a los demás con dificultad:
"Ciudadanos, oídme".

Mira, soldado encaramado en un tonel:
Yo soy igual que tú, mas sin guitarra,
sobre ríos, montes, mares,
soy un vagabundo de manos extendidas,
la voz ya ronca repite sin cesar:
"Ciudadanos, oídme".

Terrible si no quieren escuchar.
Terrible si comienzan a oír.
¿Y si al final la canción no valiera la pena?
¿Y si nada en ella tuviera sentido
salvo el tormentoso y sangrante estribillo:
"Ciudadanos, oídme"?

MENTIRAS por MARCEL KEMADJOU NJANKE


En el nombre del pueblo…
agredir a la masa
llenarle el trasero de patadas
desoxigenar el aire que respiran
En el nombre del pueblo
tomar las armas
hacer fronteras de alambres de púa
cavar trincheras
En el nombre del pueblo
dilapidar el tiempo
ahorcar a la juventud
llevar el porvenir hacia la muerte
En el nombre del pueblo
tajar la paz
hacer del prójimo un enemigo
estrangular la verdad
En el nombre del pueblo
mentir, mentir, mentir
en todos los tiempos
mentirse, mentirse, mentirse
mentir, mentir, mentir
en todos los idiomas
En el sacrosanto nombre del pueblo.

CAPRICHO por LAUREN WILLIAMS


Un demonio enorme
continuamente devora el mundo
pero hay pocos
poetas en su vientre.
Ellos vuelan como ángeles
a través de la oscuridad
hacia la estrella
de su ano.

CHARLIE PARKER por JACK KEROUAC


Charlie Parker se parecía a un Buda.
Charlie Parker que murió hace poco mientras se reía con un juglar de la TV,
luego de semanas de tensión y enfermedad,
fue llamado el músico perfecto
y la expresión en su rostro
era tan serena, hermosa y profunda
como la imagen de Buda
que se ve en Oriente; los ojos entrecerrados,
la expresión que dice: todo está bien.
Eso era lo que decía Charlie Parker cuando tocaba: todo está bien.

Uno tenía la sensación de la mañana temprana
como la dicha de un ermitaño
o como el grito perfecto de alguna pandilla frenética en una "jam session"
¡Wail! ¡Whap!
Charlie reventaba sus pulmones para alcanzar la velocidad
que sus fanáticos deseaban
y su eterno atrasarse era lo que ellos querían.
Un gran músico
y un gran creador de formas
que finalmente encuentran expresión
en más y lo que quieras.
Aunque musicalmente tan importante como Beethoven
no era considerado como tal
un gentil director de orquestas de cuerdas
frente a las cuales él se erguía orgulloso y calmo
como un conductor de música en la histórica gran noche mundial
y hacía sollozar a su pequeño saxófono el alto
con claro y desgarrador lamento
en perfecto tono y brillante armonía
¡Tut!
Los oyentes reaccionaban sin demostrarlo
y comenzaban a hablar
y pronto todo el tugurio se balancea y habla
y todos hablan;
y Charlie Parker
silbándoles hasta el borde de la eternidad
con su irlandés St. Patrick Patootlestick.
Y como en las nieblas sagradas
pataleamos y chapoteamos
en las aguas de la matanza y la carne blanca;
y morimos uno tras otro en el Tiempo.

Y qué tierna historia es
cuando se la oyes contar a Charlie Parker
sea en discos o en sessions
o en reuniones oficiales en clubes
(inyecciones en el brazo para la billetera).
Jubilosamente soplaba la corneta perfecta
de todos modos no importaba nada...
Charlie Parker perdóname.

Perdóname por no responder a tus ojos.
Por no haber hecho una demostración
de lo que eres capaz de inventar.
Charlie Parker ruega por mí.
Ruega por mí y por todos.
En los Nirvanas de tu cerebro donde te escondes—
indulgente y enorme—
ya no Charlie Parker
sino el impronunciable Nombre secreto
que lleva aparejado desde aquí hasta el este o el oeste
un premio sin medida.
Charlie Parker: aleja la perdición de mí
...y de todos.

CANTARE SEÑOR TUS MARAVILLAS . SALMO 9 por ERNESTO CARDENAL


Cantaré Señor tus maravillas
Te cantaré salmos
Porque fueron derrotadas sus Fuerzas Armadas
Los poderosos han caído del poder
Han quitado sus retratos y sus estatuas
y sus placas de bronce
Borraste para siempre jamás sus nombres
Sus nombres ya no figuran en los diarios
y no los conocerán sino especialistas de historia
Les quitaron sus nombres a las plazas y las calles
(puestos por ellos mismos)
Destruíste su Partido
Pero tú tienes un gobierno eterno
un gobierno de JUSTICIA
para gobernar los gobiernos de la tierra
todos los pueblos
Y eres el defensor de los pobres
Porque tú recordaste sus asesinatos
Y no te olvidas del clamor de los pobres
Mírame Señor en el campo de concentración
Corta las alambradas!
Y sácame de las puertas de la muerte
para poder cantarte salmos en las puertas de Sión
y celebrar en Sión el día V.
17
Serán derrotados con sus propios armamentos
y liquidados por su propia policía
Como purgaron a otros
los purgarán a ellos
El Señor destruirá todas sus tácticas
Y ellos estarán embalsamados en sus Mausoleos
Levántate Señor
No prevalezca el hombre lleno de condecoraciones
Porque no han de estar siempre olvidados los explotados
La esperanza de los pobres no fallará siempre
Oh Señor
arroja sobre ellos sus sistemas de terror
Que sepan ellos que son hombres y no Dioses!
¿Hasta cuándo Señor estarás escondido?
Los ateos dicen que no existes
¿Hasta cuándo triunfarán los dictadores?
¿Hasta cuándo hablarán sus radios?
Ellos celebran fiestas todas las noches
y nosotros miramos las luces de sus fiestas
Ellos están en sus banquetes
y nosotros estamos en prisión
Para ellos Dios es una palabra abstracta
la JUSTICIA es un slogan
Sus Declaraciones de Prensa son falsedad y engaño
Sus palabras un arma de propaganda
un instrumento de opresión
Sus redes de espionaje nos rodean
Sus ametralladoras están apuntadas contra nosotros
Levántate Señor
no te olvides de los explotados
Porque ellos creen que son impunes
Tú lo ves
Porque miras nuestras prisiones
A ti se te confían los perseguidos
y se te encarga el hijo huérfano
los huerfanitos de nuestros asesinados
Quebranta Señor su guardia secreta
y sus Consejos de Guerra
Que su fuerza militar no pueda ser hallada
Porque tú eres quien gobierna por los siglos eternos
y oyes la oración de los humildes
y el llanto de los huérfanos
y defiendes a los despojados
a los explotados
Para que ellos no se ensoberbezcan
los de arriba
los que tienen el poder.

sábado, noviembre 09, 2013

CHARLOT SENTIMENTAL por LOUIS ARAGON


Ícaro prendado del cielo y de Cimeria
Sube al ascensor llevando una salvilla
en una máquina de escribir una chica de Saint-Paul (Minessota)
acaricia el teclado como si fuese un músico, suspira
Oh corazón henchido de afrentas cumuladas
Después de todo (rodeándola por la izquierda) no es ella la deidad
Que (pasando a su derecha) le cautiva
Tu macho luce bien
Y ¡ay muchacha! esos bigotes
que una galante mano retuerce
no te hacen soñar
con el mozo de la salvilla
De la que caen rábanos, encurtidos, pepinillos
Al cornete de papel
Y allí quedan sin ocuparse del lirismo olvidado
¡Qué pena! hay otros hombres en el mundo
Pero cuán amarga es su alma
¿Qué es lo que no les gusta de ti?
Pues que en el momento mejor del deseo
tendrás que dejar el amor
y escapar siempre por la chimenea
Perseguido por los techos emplumados de hollín
Y ustedes policías, cuídense
de no resbalar por la fachada
al peso del perdido criminal que de inocente
entregó el corazón a cierta indiferente.



PLEGARIA ESCRITA POR ENCARGO por PIER PAOLO PASOLINI


Te escribe un hijo que frecuenta
la milésima clase de Primaria,
Querido Dios:
ha venido a vernos un tal señor Homais
diciendo que eras Tú.
Se lo creímos,
pero estaba entre nosotros un infeliz
que no hacía más que masturbarse,
día y noche, exhibiéndose incluso
frente a prostitutas e infantes; pues bien…
El señor Homais, querido Dios, te reproducía punto
por punto:
tenía un hermoso traje de lana obscura, chaleco,
una camisa de seda y corbata azul;
llegó de Lyon o de Colonia, no recuerdo bien
Y nos hablaba siempre del mañana
Pero entre nosotros estaba aquel idiota que nos decía
que Axel era tu verdadero nombre…
Todo esto en el Tiempo de los Tiempos
Querido Dios,
líbranos del pensamiento del mañana.
Es del mañana que Tú nos hablaste a través de Ms.
Homais.
Mas nosotros queremos vivir ahora como el idiota
degenerado
que seguía a su Axel
que era también el Diablo: era demasiado bello para
ser sólo Tú.
Vivía de sus rentas, pero no era previsor.
Era pobre, pero no era ahorrador.
Era puro como un ángel, pero no era decente.
Era infeliz y explotado, pero no tenía esperanza.
Querido Dios,
no habría idea del poder si no hubiera idea del mañana,
pero sin el mañana, no sólo la conciencia no tendría
justificación.
Querido Dios,
haz que vivamos como los pájaros del cielo y los lirios
del campo.







De Poemas por encargo

sábado, octubre 05, 2013

CANTICO ESPIRITUAL 7 por NOVALIS


Pocos conocen
el misterio del amor,
Pocos sienten
hambre insaciable y eterna sed.
El divino significado
del último convivio
es un enigma para los sentidos terrenales.

Pero quien siempre ha bebido
de amados labios fervorosos
el soplo de la vida;
a quien el sagrado fuego
en olas temblorosas ha podido
hundir el corazón;
a quien se abrieron los ojos
y ha medido las honduras
insondables del cielo,
ése habrá de comer de su cuerpo
beber de su sangre
eternamente.

¿Quién ha desentrañado el sublime
sentido del cuerpo terrenal?
¿Quién puede afirmar
que comprende la sangre?
Un día todo es cuerpo,
un solo cuerpo,
en la sangre celeste,
nada la beatífica unión.

¡Oh! ¡Si el océano
enrojeciera ya,
Y en la olorosa carne
se dilatase la roca!
Nunca tendrá fin el dulce ágape,
nunca se saciará el amor,
siempre más entrañable y más íntimo.
habrá de poseer al amado.
Por labios siempre más tiernos
habrá de transformarse lo gustado,
en algo más entrañable y más cercano.

Un gozo más cálido
hace temblar el alma;
más sediento y hambriento
se tornará el corazón:
la beatitud del amor así perdura
de eternidad en eternidad.
Si los indiferentes
lo hubiesen una vez probado,
abandonarían todo
se sentarían con nosotros
a esta mesa de las nostalgias,
que nunca estará desierta;
conocerían la infinita
plenitud del amor,
alabarían el alimento
del cuerpo y de la sangre.


VERDE por DAVID HERBERT LAWRENCE


La aurora era verde manzana,
el cielo vino verde alzado al sol,
era la luna un pétalo dorado en medio.
Abrió los ojos y brillaron
verdes, claros como flores deshojadas,
por primera vez, vistos ahora por primera vez.




GREEN
The dawn was apple-green,
The sky was green wine held up in the sun,
The moon was a golden petal between.
She opened her eyes, and green
They shone, clear like flowers undone
For the first time, now for the first time seen.

PRINCESA SABADO por ENRIQUE HEINE


En Las Mil y Una Noches,
leemos de encantados príncipes,
que recobran por momentos
su figura original.
El peludo monstruo toma
forma de doncel apuesto,
que en la flauta con fervor
toca melodías galantes.
Pero, ¡ay!, se acaba el plazo,
Y tenemos convertida
a su señorial alteza
en el monstruo nuevamente.
A uno de esos príncipes quiero
presentar yo aquí. Se llama
Israel. Lo convirtieron
malas brujas en un perro.
Con perrunos sentimientos,
seis jornadas por semana,
en el fango se revuelca,
despreciado por la chusma.
Pero con el séptimo día,
al anochecer del viernes,
el embrujo cede y el perro
vuelve a ser un ser humano.
Orgulloso se dirige
con el ánimo solemne
y la ropa casi limpia
al palacio de su padre.
Te saludo, oh aposento
de mi noble padre. Tiendas
de Jacob, vuestro portal
beso con fervor y brío.
Vuelan unos misteriosos
cuchicheos por la casa;
ronda el invisible dueño
en el mágico silencio.
Sólo el senescal, o sea:
”sharnes” de la sinagoga,
anda en movimiento, para
encender todas las luces.
Lámparas que dan consuelo,
que relucen, resplandecen;
velas que relampaguean
sobre el borde del Almémor.
Ante el cofre que contiene
la Torá, bien adornado
y cubierto con un manto
lleno de piedras preciosas,
ahí está el cantor ritual:
hombrecillo guapo, que
juguetea con su oscuro
hábito coquetamente.
Para que su blanca mano
puedan ver, con gesto extraño,
a la sien levanta el índice
y el pulgar a la laringe.
Despacito tararea,
hasta que con júbilo,
de repente estalla el canto:
”¡Lejo daudi licras cala!”
”¡Lejo daudi licras cala!
Ven, la desposada, amado,
ya te espera y quita el velo
de su poderoso rostro”.
Este cántico nupcial
fue compuesto por el grande,
bien famoso trovador
Don Iehuda ben Halevy.
En el canto se celebran,
pues, las nupcias de Israel
con la fina y silenciosa,
la Princesa Sábado.
La princesa es más hermosa
que la Reina de Sabá,
dulce compañera de
Salomón, esa arrogante
sabihonda de Etiopía,
que con finos acertijos
quiso impresionar al rey,
aburriéndolo a la larga.
La Princesa Sábado,
calma personificada,
aborrece los debates,
las violentas discusiones
Le resulta repugnante
la pasión declamatoria,
el enérgico, aplastante
ímpetu descabellado.
Con pudor cubre el cabello
la princesa silenciosa;
suave como la gacela,
tan esbelta como el Adas.
Al amado le permite
todo, menos los cigarros:
-Nada de fumar, querido,
puesto que hoy es sábado.
Pero, para compensarte,
yo te ofreceré un manjar
verdaderamente santo:
el tan exquisito Shólet.
Shólet, flor divina, chispa
de los campos eliseos.
Schiller cantaría así,
si lo hubiese conocido.
De ese plato celestial,
a Moisés Dios en persona
le enseñó la gran receta
en el Monte Sinaí;
donde el Todopoderoso
otorgó en medio del trueno
asimismo la Doctrina
con los santos mandamientos.
Del Dios Unico es el Shólet
la Ambrosía: emes kósher;
dulce maná celestial.
Comparado con aquél,
es un asa fétida
la Ambrosía de los falsos
dioses del Olimpo griego,
que eran disfrazados diablos.
Cuando el príncipe lo gusta,
su mirada se esclarece.
Con sonrisa iluminada
desabrocha su chaleco.
Oh Jordán, sagrado río,
oigo murmurar tus olas;
veo las palmeras verdes de
Beth-El con los camellos.
Los rebaños de carneros
gordos por la tarde arrea
el pastor de la montaña
Gileat en Tierra Santa.
Pero el bello día pasa.
Con sus zancos largos llegan
ya las sombras de la noche.
Lanza el príncipe un suspiro.
Ya percibe la glacial
garra bruja en sus entrañas.
Lo estremece la perruna,
pérfida metamorfosis.
La princesa aún le ofrece
su cajita con especias.
Lentamente, él aspira
el olor de la canela.
Sirve la princesa el triste
sorbo de la despedida.
Bebe el príncipe, y en la copa
quedan sólo pocas gotas.
En la mesa las derrama,
sumergiendo en lo volcado
una vela con su lumbre,
que crepita y ya se extingue.

viernes, octubre 04, 2013

BAHNHOFST RASSE por JAMES JOYCE


Los ojos que de mí se burlan señalan el camino
por donde paso a la víspera del día.

Gris camino cuyas violetas señales son
el lugar de la cita y la enroscada estrella.

¡Ah estrella del mal! ¡Estrella de pena!
Optimista juventud no vuelve de nuevo,

ni la sabiduría de los viejos corazones todavía por conocerse.
Los signos que de mí se burlan mientras paso.

NOCTURNO por MALCOLM LOWRY


Este anochecer. Venus canta sola
Y plumas camino del nido tiemblan como seda
Semejantes a la túnica de un fantasma múltiple
Las alas desgarran un cielo como leche.
Gaviotas que muy pronto se volverán piedra
Busco y pierdo más allá del camino
De bosques que yo y mi ignorancia poseemos
Donde juntos paseamos sobre manos y rodillas
Juntos pasamos bajo la palidez
De un hermoso atardecer el más amado
Y sin embargo este atardecer es mi cárcel
Y policías relucen en los árboles.

NOS COMPROMETE EL GRITO por MAYRA OYUELA


Buenos días sindicatos, buenos días socialistas,
buenos días trotskistas y seguidores de Gramsci.
Buenos días populistas y proletariado.
Buenos días campesinos, buenos días campesinas,
buenos días científicos, intelectuales,
lideres, zapateros, ebanistas, y poetas.
Buenos días amas de casa, anarquistas,
historiadores, niños, niñas,
buenos días marxistas, emos y punks.
Buenos días dramaturgos, actores, músicos, y orejas.
Buenos días docentes, buenos días artistas
buenos días estudiantes, feministas, taxistas
escultores, camareros e incrédulos.
Bienvenidas ratas, bienvenido sol,
bienvenida piedra, zanates, seudo derechos humanos
garrotes e infiltrados:
Estamos todos reunidos aquí
porque en casa presidencial
hoy amaneció gobernando una cucaracha.
Camaradas puristas del lenguaje,
no pediré disculpas por el panfleto
porque desde los estercoleros de New York
se promueve la sangre,
residimos en el lugar que habita el hombre,
convivimos en el lugar donde lapidan al hombre
y no queremos más hijos para llorar,
nos compromete el grito,
nos compromete la luz que se dispara
desde los fusiles de nuestras gargantas
desde la gallardía de sabernos todos hijos de la carne,
dioses de carne.
Pedimos pan y nos dan hambre,
pedimos respeto y nos proveen soborno.
No doblaremos las rodillas,
no es tiempo de orar,
no esperaremos que crucifiquen nuestra opinión
para que resuciten nuevas democracias,
en nuestras manos la esperanza de levantar la vida
y honrar la sangre de los que hundieron
el anhelo como anzuelo a la tierra,
aferrados al consuelo de devolvernos la esperanza.
Los que custodiamos los sueños en las noches baldías
no instigaremos en el llanto de las madres que hacen patria
con los nombres de sus hijos muertos.
¿Quién amará al hombre con su destello verduzco de azufre?
humanoides mercenarios de humanos,
líderes de un sol que no sabe alumbrar,
melodías tristes son las marchas tras sus pasos
con la furia incesante en cada pie,
con la madrugada reciclada en los ojos
y un ataúd de paisajes por derribar.
¿Quién habitará a este hombre?
Selva de carne atravesada por la desgracia de lo insuficiente
licántropo de ciudades hundidas bajo sus huellas
ave fénix que la muerte vencerá
ante la desgracia de llevar a cuestas un precio.
¿Quién pereció en este hombre?
¿La bondad, la esperanza en lo verdadero?
Avanza con armas el humanoide, animal de vértigos
criatura extraña y rebelde,
domesticada por el lujo, por la avaricia,
por el poder y el descaro.

CESO DE HABLAR por SERGUEI ESENIN


Cesó de hablar el bosque rubio
en su lenguaje alegre de abedul.
Las grullas que van pasando
por nadie sienten pesar.
¿Por quién sentir? Cada uno es un viajero:
llega, entra y de nuevo deja su hogar.
El cañamar y la luna sobre la charca azul
sueñan con los que ya no volverán.
Estoy solo, de pie ante la desnuda llanura;
el viento lleva las grullas a lo lejos;
estoy pensando en mi alegre juventud,
pero no me lamento de los tiempos idos.
No me lamento de los años disipados.
No lamento la blanca flor de mi alma.
En el jardín arde el fuego del serbal
sin dar calor a nadie ya.
No se quemarán los ramos del serbal.
No perecerá la hierba en la sequía.
Como un árbol que pierde sus hojas sin quejarse,
así dejo caer mis nostálgicas palabras.
Y si el viento de los años las dispersa
y las rastrilla todas en un montón inútil,
decid así: que el bosque rubio
cesó de hablar en su lenguaje tierno.

(1924)

jueves, octubre 03, 2013

MUERTE DE NARCISO por JOSE LEZAMA LIMA


Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo,
envolviendo los labios que pasaban
entre labios y vuelos desligados.
La mano o el labio o el pájaro nevaban.
Era el círculo en nieve que se abría.
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.
Vertical desde el mármol no miraba
la frente que se abría en loto húmedo.
En chillido sin fin se abría la floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
¿No se apresura tal vez su fría mirada
sobre la garza real y el frío tan débil
del poniente, grito que ayuda la fuga
del dormir, llama fría y lengua alfilereada?
Rostro absoluto, firmeza mentida del espejo.
El espejo se olvida del sonido y de la noche
y su puerta al cambiante pontífice entreabre.
Máscara y río, grifo de los sueños.
Frío muerto y cabellera desterrada del aire
que la crea, del aire que le miente son
de vida arrastrada a la nube y a la abierta
boca negada en sangre que se mueve.
Ascendiendo en el pecho solo blanda,
olvidada por un aliento que olvida y desentraña.
Olvidado papel, fresco agujero al corazón
saltante se apresura y la sonrisa al caracol.
La mano que por el aire líneas impulsaba,
seca, sonrisas caminando por la nieve.
Ahora llevaba el oído al caracol, el caracol
enterrando firme oído en la seda del estanque.
Granizados toronjiles y ríos de velamen congelados,
aguardan la señal de una mustia hoja de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de
aguas tan hirvientes.
Dócil rubí queda suspirando en su fuga ya
ascendiendo.
Ya el otoño recorre las islas no
cuidadas,guarnecidas islas y aislada paloma muda
entre dos hojas enterradas.
El río en la suma de sus ojos anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas y el aliento
que en halo convertía.
Antorchas como peces, flaco garzón trabaja
noche y cielo,
arco y castillo y sierpes encendidos,
carámbano y lebrel.
Pluma morada, no mojada, pez mirándome,
sepulcro.
Ecuestres faisanes ya no adviertenmano sin eco,
pulso desdoblado:
los dedos en inmóvil calendario y el hastío en su
trono cejijunto.
Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que
mira
por espaldas que nunca me preguntan, en
veneno
que nunca se pervierte y en su escudo ni
potros ni faisanes.
Como se derrama la ausencia en la flecha que
se aísla
y como la fresa respira hilando su cristal, así el otoño
en que su labio muere, así el granizo en blando
espejo destroza la mirada que le ciñe, que le miente
la pluma por los labios, laberinto y halago
le recorre junto a la fuente que humedece el sueño.
La ausencia, el espejo ya en el cabello que en la playa
extiende y al aislado cabello pregunta y se divierte.
Fronda leve vierte la ascensión que asume.
¿No es la curva corintia traición de confitados
mirabeles,
que el espejo reúne o navega, ciego desterrado?
¿Ya se siente temblar el pájaro en mano terrenal?
Ya sólo cae el pájaro, la mano que la cárcel mueve,
los dioses hundidos entre la piedra, el carbunclo
y la doncella.
Si la ausencia pregunta con la nieve desmayada,
forma en la pluma, no círculos que la pulpa
abandona sumergida.
Triste recorre —curva ceñida en ceniciento airón—
el espacio que manos desalojan, timbre ausente y
avivado azafrán, tiernos redobles sus extremos.
Convocados se agitan los durmientes, fruncen
las olas
batiendo en torno de ajedrez dormido, su
insepulta tiara.
Su insepulta madera blanda el frío pico del
hirviente cisne.
Reluce muelle: falsos diamantes; pluma
cambiante: terso atlas.
Verdes chillidos: juegan las olas, blanda muerte
el relámpago en sus venas.
Ahogadas cintas mudo el labio las ofrece.
Orientales cestillos cuelan agua de luna.
Los más dormidos son los que más se apresuran, se
entierran, pluma en el grito, silbo
enmascarado, entre frentes y garfios.
Estirado mármol como un río que recurva o
aprisiona
los labios destrozados, pero los ciegos no oscilan.
Espirales de heroicos tenores caen en el pecho
de una paloma
y allí se agitan hasta relucir como flechas en su
abrigo de noche.
Una flecha destaca, una espalda se ausenta.
Relámpago es violeta sin alfiler en la nieve y
terco rostro.
Tierra húmeda ascendiendo hasta el rostro,
flecha cerrada.
Polvos de luna y húmeda tierra, el perfil
desgajado en la nube que es espejo.
Frescas las valvas de la noche y límite airado
de las conchas
en su cárcel sin sed se destacan los brazos,
no preguntan corales en estrías de abejas y en
secretos
confusos despiertan recordando curvos brazos
y engaste de la frente.
Desde ayer las preguntas se divierten o se cierran al
impulso de frutos polvorosos o de islas
donde acampan
los tesoros que la rabia esparce, adula o
reconviene.
Los donceles trabajan en las nueces y el surtidor
de frente a su sonido
en la llama fabrica sus raíces y su mansión de
gritos soterrados.
Si se aleja, recta abeja, el espejo destroza el río mudo.
Si se hunde, media sirena al fuego, las hilachas
que surcan el invierno
tejen blanco cuerpo en preguntas de estatua
polvorienta.
Cuerpo del sonido el enjambre que mudos
pinos claman,
despertando el oleaje en lisas llamaradas y
vuelos sosegados,
guiados por la paloma que sin ojos chilla,
que sin clavel la frente espejo es de ondas, no
recuerdos.
Van reuniendo en ojos, hilando en el clavel no
siempre ardido
el abismo de nieve alquitarada o gimiendo en el
cielo apuntalado.
Los corceles si nieve o si cobre guiados por
miradas la súplica
destilan o más firmes recurvan a la madurez
primera ya sin cielo.
La nieve que los sistros no penetra, arguye
en hojas, recta destroza vidrio en el oído,
nidos blancos, en su centro ya encienden tibios
los corales,
huidos los donceles en sus ciervos de hastío, en
sus bosques rosados.
Convierten si coral y doncel rizo las voces, nieve
los caminos,
donde el cuerpo sonoro se mece con los pinos,
delgado cabecea.
Mas esforzado pino, ya columna de humo tan
aguado
que canario es su aguja y surtidor en viento
desrizado.
Narciso, Narciso. Las astas del ciervo asesinado
son peces, son llamas, son flautas; son dedos
mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando
florentinos reptan perfiles,
labios sus rutas, llamas tristes las olas
mordiendo sus caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías,
racimo de palomas
ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha
y de los cisnes.
Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire,
espuma colgaba de los ojos, gota marmórea y
dulce plinto no ofreciendo.
Chillidos frutados en la nieve, el secreto en
geranio convertido.
La blancura seda es ascendiendo en labio
derramada,
abre un olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir espejo en litoral de
tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca
recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire
muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio
tornasol de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha
del sonido.
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que
agitan el oído.
Si se sienta en su borde o en su frente el
centurión pulsa en su costado.
Si declama penetran en la mirada y se fruncen
las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es del
recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas secas
y hojas lloviznadas.
Chorro de abejas increadas muerden la estela,
pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en
pleamar fugó sin alas.


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