viernes, marzo 06, 2009


EL FANTASMA DEL AUTOR

NAUFRAGIO


Este es el tercer libro de la saga que comienza con "Guía y líneas mortales", y sucesor de "La Reina de Copas". Escrito a partir de Febrero del 2006. Todas las composiciones gráficas son del autor.

NAUFRAGIO SIESTA DE HOMBRES MUERTOS




Las córneas negras
sangre detenida en la boca
y el estómago
deshecho por la ira
y el mal de la hiel negra
se podría decir
que arriamos banderas
corrimos desnudos en descampado
pero no fue así
caímos de rodillas
moribundos
harapientos
con el hambre
como ley y gobernanta
dolores trazados
en la cansina cartografía
de razón y maderos
mordidos por el naufragio

Nos mantuvimos unidos
en férreos lazos
de frases negras
en cuna fría
de profunda noche

No hallamos mentiras
descubrí
delirios de cadáveres
y pieles estiradas
en los muros y el bien

Cuando el bien es delirio
y tardanza


Nos quedamos
sin resurrecciones
sin redenciones

sin latidos entre las costillas.


MEDEA

“Sólo goberné mi aflicción”
Odiseas Elitis.


No nos sirve ver por ver
si no nos reconocemos en cubierta
ni a tu hijo vestido de sangre
tu vientre de abortos bajo mortaja

Sanaba ardientes tus llagas y
nos evadíamos en monólogos
tertulias con espectros huérfanos
de sitio, de iras y lenta agonía

Reconstituciones negras
de escenas negras
detrás de pupilas
grises de emparentarse en el claroscuro

Nos mordemos los labios al besarnos
Medea herida magra muerte
sin día de dilación y engendros

Nos reventamos el alma en ausencias
Medea vendida a la muerte
sin noches de entrega y laberintos

Coronas de silencio
para ambos Medea

NAUFRAGIO CANTO I




Prometeo habita en mi espejo.
El águila devora mi corazón,
cada noche es una ciudad en escombros
no es nación,
sólo banderas hechas ceniza
polvo que engullirá
lentamente
este tiempo de fuego y tierra
en grave disputa con dios
Mi fe de aire
estos pasos heridos
que abandonarán
un traje de cicatrices
y ceremonias ciegas
sin ventura
Rota la clavícula de la verdad
nos resta la mendacidad
de los cimientos
agotados de aguardar
una lluvia
que aborta mi alma en descarríos
solitaria amargura de puerta cerrada
sin noches sin lápidas
para solitario verso muerto
sin llegar al pabellón
delicado de tu oído
tanto ruego en vano
plegaria vestida de aflicción y olvido
Una senda de arrepentimientos
vale menos que dos granos de mostaza y sal
ah, dentelladas salvajes
rumor de calumnia y golpe
han reducido a vestigios blancos
este puñado de latidos negros.

NAUFRAGIO CANTO II




Hastiado de resucitar
esta última vez no reviviré
Voy sumando infidencias
sombríos bordes de una noche
desgastada en público alumbrado
agónico de tanto quitarte la vida
mientras aniquilas mañanas
movimiento y ruta de miserias
asolando páginas grises
Dedicado a buscarte
tras venda y luna moribunda
que nos tornó
en bocado de sangre y rudeza

Hastiado de resucitar
esta última vez
no renaceré en tus costillas
en la maternidad de tus
inmateriales manos
golpeándome, liquidándome
en una mirada perdida
última en una serie
de últimas miradas:
la mía.

NAUFRAGIO CANTO III



Sin embargo
estaré mudo a tu costado
como espina sorda
royendo tu seno
seré aire que respirarás
con la angustiosa voz de tu conciencia
Rincón oscuro de tus malos sueños
cantando con melodía queda
un réquiem para tus pasos tristes

Estaré en el pequeño espacio
entre los amantes que logres ver
En acordes que te acompañaron
noches en que la marea
amenazó mil veces
con arrastrarnos a ríos infernales

En el cielo que amenaza llorar sobre ti
sin siquiera llegar a hacerlo
En la mirada que te investigue

El leño que arderá desde la planta de tus pies
sed que te consuma
entre palabra y palabra de consuelo
que jamás tendrás
Levantarás uno a uno
todos los maderos dispersos
de este siniestro que nos empujó
al desequilibrio

Estaré en la soga
que acariciará ruda tu cuello
mientras pendes inerte
en la pesada musicalidad de las horas
fría como riel
amarga como tus minutos y porvenir.

NAUFRAGIO CANTO IIII



Sin embargo
estarás en la piel
de todas las mujeres
en la condena abrupta
del despertar
en el desazón
de la ausencias
y sus elitros añiles
y
sin embargo
voy con un dolor a cuestas:
no estarás.

NAUFRAGIO CANTO V




Cuándo habré de cazar esa ingenuidad
de creer y creer sin dejar de creer en mi...

Se escabulle entre ruinas
va sangrante con la boca repleta de coágulos
nombrándonos en una terrible letanía ciega

Como tu orgullo mi orgullo jugando a ser
sigilosos señuelos de baratas pantomimas

Tu voz en el auricular
no es más que reconvención dilapidada
sin sentido
atada de manos de pies y ojos
extraviada en los latidos separados
de nuestra historia

Nada hay que decir, nada debo
y mi conciencia abre sus cuencas
sus córneas ausentes
como ventanas de casas condenadas
esa sequedad de silencio
esa morada oscura
en un vasto imperio de lobos

Ah, esa mujer harapienta
conoce y canta nuestro pasado
como siempre presente
entre desnudas paredes
esos vidrios rotos de nuestra fábula

Memoria no nos abandona
ni aunque se refugie inerme
de la tormenta que sacude estos días


Ah, los animales que nos rodearon
con su inocencia de deudores
con sus mentiras de confesantes
melodías de fondo , escenas tenebrosas
surcando la piel del espíritu
¿dónde hallaron acomodo?

Eres la única que teme
única que oculta el rostro
quita el cuerpo como si de
vocales culpables y atroces se conociese


Mis pupilas negarán tu visión
una e mil veces de las veces
que la fortuna deje que nos percibamos
lejos, demasiado lejos

Amargo elixir de serpiente
tu imagen cruelmente desenvuelta
óleo de ponzoñas
Memoria sembrada en los minutos
el firmamento traicionándonos
la noche desertando ciega y muda.
remordimiento que a mi puerta
no ha de arribar.

NAUFRAGIO CANTO VI


CANTO
VI

Mi espíritu en escombros
traza en silencio las moradas
amargas donde habitará
desequilibrada,
la razón de miles de horas
rota la tráquea
por palabras que no escaparán al aire
respiro como de vid en la sangre,
la trastienda indecente del dolor:
mi espíritu en escorias

Estos ojos que no alertan latido
no escribirán relato alguno
en tu nombre
desacralizan los destinos
y soplan las llamas
de los días
los mismos que deterioran
tu rostro hasta convertirlo
en carcoma
astilla y burdo aserrín
Lloran
estos ojos que no previenen
absurdo latido


Estos labios que enmudecen tu piel
disolverán en oraciones
esos deseos que te coronaban
de fortuna
criarán alas para alejarse
en otras bocas que
carecen de tu forma
centella de la ruina
concreta pactos morbosos
con la rutina y azogue,
silencian ampollándose
hasta en carne viva
estos labios que enmudecen ,
triste, tu piel

Ah, saldada la cuenta con dios
estos pies no se herirán jamás
con las espinas de tu ira
con la certeza de las madrugadas
ardiendo en angustias
de hallarte entre su cartografía
inútil y opaca
Liberación tiene un aroma
macabro a tu dermis cubierta
de cristales rotos

Tanta espera vana se acuna inerme
ya saldada la cuenta con dios.

NAUFRAGIO CANTO VII


CANTO
VII


En un Mar de frío
en la Luna nueva de Enero
los versos creen que el fin
es idéntico a un relámpago
que aturde e mata
un veneno que suda de las paredes
que cae desde tus ojos
Son palabras que van pariendo palabras
que llagan esperanzas
unen manos orando mientras
sus armaduras caen inútiles
Un soplo de espíritu bastaría
sólo un soplo sobre el mapa sombrío
en que las desventuras
van hiriendo las plantas de los pies

El Mar de lluvias
que rasga hasta las horas
que se revuelcan como
perros moribundos
escarnecidos en la agonía hosca
de la incertidumbre
y los maderos que caen
como cuentas de rosario
esparcidas por el suelo
sin dejar más vestigio
que semblante de versos
rotos por el espanto
heridos por un averno que
intenta engullirnos,
las piernas flaquean
el corazón arranca del pecho
rimas que no deben existir
Dónde la escapatoria sin escape
los brazos que caen inermes
un himno que va pudriéndose
y contaminando un aire
de segundos ausentes


Ah, incertidumbre
clavas espada ardiente
en sacrificios y piras dispuestas
en el error de la fe ciega
en arrojar alas y comenzar a correr
con rodillas que desfallecen
confusión tomando empuñadura ajena
batiendo el filo
mordedura en la tibia piel
de los versos
vamos muriendo
cayendo en angustia
en terrible
certeza que todo va feneciendo
como debe fenecer
no en silencio
que temible es cuando el silencio
parece ser un salvador
entre los acusadores


Ah , dolor
cómo enfrentar a alguien que utiliza
la destrucción como arma e ungüento
para las heridas
Las páginas que nos sostienen
van desintegrándose
y arden deseos de aferrarse
a lo que va muriendo
Penitencia impuesta por tus dudas
se cristalizó en agonía violenta
en coplas deshechas
En las palmas de las manos
líneas se van borrando
La vida se aquieta como un carro
de tren que amenaza con detenerse
por siempre
Ni lágrimas nos sirven
si canto de sirena
destroza lo que oímos

Cuánta lluvia, señor, cuánta
que nos anega emoción
nos corrompe desde el suspiro
hasta un adiós que hace rodar
sentimientos
La estampida
nadie se mantiene en su puesto
el asedio agoniza
quedan segundos solamente
Un Mar de vapores que nos envuelven
una mortaja ardiendo desde nuestra
epidermis... Ah , este estremecimiento
se tiñe de iras
Se mantiene mirando con sus blancas
pupilas carentes de histeria
Una calma que inquieta hasta la mayor
de las valentías
Carros caen en cenizas
trompetas se derriten bajo la tristeza


En esta batalla no habrán héroes
no victoriosos himnos
no banderas danzando iluminadas al aire
La dentellada duele, loba
duele hasta la dermis del alma
hasta la palabra melancolía
sabe a hiel
sabe a mentira
una aciaga poción de amores y descuido
en esta batalla ambos hemos perdido
y no habrán refugios donde guarecerse
Holocausto... holocausto
que sentido tienes
si eres un pacto con dios
un pacto y apetitos de muerte
donde la muerte no debe poner
pie alguno sobre
las cabezas de los sentimientos
Arengas de versos
esa soledad que clava el puñal
aún más profundo


Ven, toma mi mano por última vez
este trato no es con nosotros
ya no nos hacen falta los verbos
para salvar esta mortandad



No hay mayor maldición
que tornarse
otra vez en un puñado de poemas
más livianos que el aire
más tortuosos que maleficios
no hay ruta
no hay latido
sólo quimera que flota
como polen amargo y estéril
recuerdo que ha de morir
arrastrando cadenas
jalándonos hasta el abismo


¡A las calles, sentimientos!
Si hay que sangrar
que se haga empapándonos la camisa..
¿Pero quién el enemigo?
Por qué la invisibilidad divina
el descanso de las bestias
el descenso de dios padre...
¡A las calles! ¡A las calles!
Que el puño se aferre a la roca
ya la razón ha zarpado
se afiebra el corazón
a los momentos pasados que agonizan
en una memoria de muertos
sólo para que los muertos recuerden
en esa inexorable hondonada
llamada muerte:
los daguerrotipos de un pasado incierto.

El movimiento constante clama locura
rocas y maderos
barricadas de lodo y sangre
¡A las calles, sentimientos!
Empapemos de rojo los pechos
y las oscuras camisas de la zozobra.


Ah, miseria
vas con ojos vendados
¿Cuál es el rostro que buscas?
Tus palabras son ininteligibles
esa lengua llagada no es útil
para articular frase alguna
continúa tu sendero
te ruego no repares en nosotros
que pálido astro te haya usurpado los ojos
no es culpa de este latido desesperado

En la séptima luna
en el año de la semilla amarilla
día perro auto existente blanco

ambos guerreros idénticos
en sus sellos se enfrentan
un tono solar de la desunión
verdes castillos del encantar


Ha comenzado
Luna nueva da la espalda
la batalla se define
como relámpago
en el mar de la serenidad
“La arpía ha gritado:
¡Ya es hora, ya es hora!”
Combatiré con ánimo ciego de mundos
hasta que se desprendan uno a uno
estos músculos sostén de la piel
y dolor
Retorna el sabor del miedo
desde la punta de la lengua
volviéndose aliento
recorre las inflamadas fauces
Ah, luz extínguete, extínguete
muda en la fugaz fe de la reparación
quién el enemigo
Sí, ahora dilucido sus facciones
son facciones amadas
hasta el desamparo de
todo orgullo fenecido
¡Eres tú, entre todos los enemigos, tú!
un bosque oscuro que serpenteando
se aproxima para saldar
mi derrota de bruces

Colisión de espadas
las hojas hechas fragmentos hostiles
concebidas en esos dedos
que prodigaban antaño afecto
huele a sudor sangre y fracciones de espíritu
tornados vapor y aroma a encino derribado

Oráculo ciego,
demasiado postrero fue su aviso
el imperioso escape de esta paupérrima
conciencia ligada de manos,
Miseria deambula con macabros pies
la masacre en que ambos enemigos
nos hollamos la epidermis
hasta sernos irreconocibles

Aún esa infame dama no arranca
su venda para
registrarnos como víctimas mutuas
como victimarios recíprocos

Porqué de fondo
se oyen oraciones
mientras nuestro llanto se eleva
en volutas absurdas e inmundas

Tus brazos mis brazos
se tornan catástrofe y humedad
aún mis ojos no te encarnan
como enemiga
detrás de la deformación
de las gruesas lágrimas

Tu voz está en el golpe de puño
tu vista en el rechazo
todo lo cubre el forcejeo


¡Retirada, retirada!
¡A los navíos! ¡A los navíos!
Que nuestras espinas dorsales
se quebrantan bajo una noche sin luna
y con llanto

¡Quién la rescata! ¡Quién la aparta!
mientras apresto
esta fuga deshonrosa
se aproxima Miseria
apartando su maculada venda
sus vacías cuencas tienen
el destello de escrutar
y reafirmar estos
mis rasgos de capitulación
y orfandad

¡Qué susurra esa arpía!
¡Susurro que pulveriza mis tímpanos!
“Maldita sea la lengua que me lo ha revelado”
“Ha abatido mi mejor parte de hombre”

A lo lejos
aparentemente enrojecidas
se despliegan moribundas
las velas de la huída.

NAUFRAGIO CANTO VIII


CANTO
VIII

Los sueños teñían de ámbar las cubiertas,
ese matiz de ocasos que se adhería a las maderas
dulce con ese dulzor que tienen ciertos pétalos
bajo una aurora posterior a la sangre
Sin embargo ahora un carmesí recorre sus nervaduras
cerré mis ojos y me vi corriendo hasta desaparecer
Una desesperación que se apodera de cada ligamento
un ansia de disolverse en el camino
hasta que ningún ser te rodee , te espíe
se cerciore que eres humano y tienes pies,
se torna no ajeno en ajenidad de bruces
en el regazo del espíritu y retorno


Un campo de amapolas rodeado por susurros
del viento... va el corazón latiendo dentro de la angustia
porque la angustia es tal porque tiene pulmones
y un corazón y en este sueño hay que dejarla atrás,
sin tornar la vista al vaivén de olas que embriaga
imágenes turbias de un prístino pasado

Lobos recorren la cubierta
engullendo a dentelladas groseras,
el corazón de los tripulantes
una nave con la altura de un Argos
cubierta de cadáveres
Correr , correr y correr entre amapolas
hasta que las piernas sean dos haces arrancados
de un ejido y detener la huída
Sólo detener la huída

Ahora que la nave se hunde
y el tiempo parece murmurar una letanía
que lo va inmovilizando hasta condensarlo en roca
debajo de nuestros miembros agotados
lobos duermen sobre el pecho de los hombres
Se paralizó el cuerpo... ¿ dónde, esa pradera de amapolas?
Sólo abro los ojos.


Caen sobre mí
restos de velas negras

NAUFRAGIO CANTO IX


CANTO
IX

Ahora que la impronta de mis pies
sobre la arena es inexistente,
golpea el augurio de los Idus de Enero
esa claridad que inundó hasta el último
cobijo de mi alma,
como relámpago de amargura inclemente
la imposibilidad de comprensión
no es ungüento a estas llagas
que quebrantan mi corrompido pecho
Spurinna, tu mención
de límpida mancia no deja de horadar
estos oídos , este entendimiento
que sólo pide un consuelo
ante los restos de este naufragio
ante los desolados residuos de esta ciudad
Ah, latidos vuestra inutilidad
No hace más que acarrear
un veneno de imposible erradicación.

CANTO X EL PENITENTE



CANTO
X
EL PENITENTE

No enmudezcas
las palabras
de este espíritu
siniestro en cavilaciones...
Me es imposible beber de tus ubres vacías,
Desconsuelo, sin llorar
negras lágrimas de angor

Me es imposible guardar silencio
ante mi sombra ausente...
No hay misterios sin cadenas
no hay héroes sin crucifixión
ni mártires que no hayan usurpado
por corto tiempo
ese fuego casi sagrado
que habita en tu confuso corazón...

Quién habita en arañados gritos
el fondo de este , mi espejo,
quién, Miseria , viste de andrajos
y otorga al dolor
sus vísceras corrompidas en la ignominia
y la cruda derrota...

Resta cada tarde aguardar
la onerosa caída del Sol...
crepúsculo que no consuelan
las heridas abiertas del día
la numeración inclemente
de los minutos y pecado.

NAUFRAGIO EPILOGO



EPILOGO

Amanecer,
Amanecer
¿ Estoy sangrando?
¿ Estas son heridas
o llora junto a mi,
desconsolada, mi piel ?
son rojas, rojas
lágrimas de tristeza...

GATOPISTOLA TAX


GATOPISTOLA TAX
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