domingo, enero 31, 2016

AGATA AZUL por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


En el sentimiento esdrújulo de la disolución de la forma y la carne, luz que conquista el párrafo oculto de la vida, la que moras con la ceguera de verte en el espejo. Si hay que reunir tu cuerpo disperso en el confín de la brújula y somos, basta con escribir la vena, el conjuro y el espino. Si hay  que soñarte venciendo la resistencia del aire, hay que escribir con aire el verso que arribe temeroso y desnudo al tierno pabellón de tu oreja. Tú sabes que el libro de los muertos me reclama desde el inicio del tiempo emparentado con las bestias y  poemas extraviados. Voy orientándome con la pálida luz dentro del limbo. Viendo a las ballenas surcar el cielo con sus cantos, desde tu ventana se ven aún más enormes ¿Ves cómo arrastran los minutos? Brillan como el fragor de algo que dejó de existir apenas pusimos un pie sobre la tierra. Hazme recitar el abecedario del abandono, su sílaba disonante y el silencio adyacente luego que se recita. Y sin embargo te aguardo como un peregrino que espera bendición y es tarde. 

viernes, enero 29, 2016

AGATA XXVI por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


Respira abriendo tus brazos, entra en silencio si quieres, pasea por el sótano de las madrugadas aguarda y habita estos versos: Y la luz de la luna revela las alas de la libélula. Búscame en el centro de tu sueño en la tibia meditación de una imagen, el pétalo de tu piel indeleble abre la mampara gris del amanecer, habita estos versos: No cuentes los minutos,  de tus dedos surgen mariposas y gira el mundo cantando tu vida. Ante la claraboya enceguecida del mediodía mientras tus pasos ensayan una de múltiples rutinas, DETENTE. Vive en estos versos: No hay paisaje ajeno mientras tus ojos cultivan flores en el aire. Y pasea por los días con venda o sin venda dibujando el rasgo azul que la vida lleva a cuestas. El poliedro del tiempo te desespera, el poliedro no cree en ti y te lleva  a las puertas añejas del atardecer. Vive en estos versos: No hay piedra que tu fuego no conquiste, ni verbo que te extinga. ¿Queda algún momento para las heridas y cicatrices? Vuelve la noche ciega en la orfandad de los poemas, trazando distancias y querellas ¿Puedes habitar estos versos?: La luz de la luna renuncia a tu mirada.

miércoles, enero 27, 2016

CANCION por JACQUES PREVERT




Qué día somos
Somos todos los días
Mi amiga
Somos toda la vida
Mi amor
Nos amamos y vivimos
Vivimos y nos amamos
Y no sabemos qué es la vida
Y no sabemos qué es el día
Y no sabemos qué es el amor.

DOS MONOS DE BREUGHEL por WISLAWA SZYMBORSKA


Mi gran sueño de colegiala:
dos monos sentados
atados con la cadena;
afuera vuela el cielo,
se está bañando el mar.

Paso un examen
de historia de la humanidad.
Balbuceo y tropiezo.

Un mono me contempla y escucha
con ironía,
el otro semeja dormir;
pero cuando mi pregunta
se desvanece en el silencio,
él me susurra algo
con un suave ruido de cadena.

CIUDAD por LIONEL RAY


Era una ciudad de cansancio y pavor, ciudad
vacía, sin coches ni gente, con parques y magnolias,

casas en estos parques, rejas, destinos
falsos rumbo a otra parte inexistente, era

una ciudad donde se anda a paso de pesadilla sin saber
qué hacia qué a por quién para qué cuarto nunca alcanzado

los ojos llenos de arena la lengua seca, una ciudad donde la vida
es al revés y la voz de todas nuestras noches sube

como una llama lamiendo escaparates que luego se apaga y la araña
del tiempo se ha dormido, muerta quizá en el centro

de su tela. Una ciudad donde se anda con aspavientos
pálidos. Habría sido necesario gritar pero no se podía.

Una ciudad donde se cargan demasiadas cosas pesadas
sobre los hombros y en el corazón. Y uno es como un hombre

que cae hasta morirse con mirada de terror sobre la noche
sobre la nada, estremeciéndose por un mundo oscuro
olvidado, al que se mira por vez primera.

LA POESÍA por MARIANNE MOORE


A mí también me disgusta; hay cosas que son importantes,
más que todo este violineo.
Leyéndola, no obstante, con perfecto desprecio por ella,
se descubre que hay en
ella, después de todo, lugar para lo genuino.
Manos que pueden agarrar, ojos
que pueden dilatarse, pelo que puede erizarse,
si debe; estas cosas son importantes, no porque una
altisonante interpretación pueda encajarse sobre ellas, sino
porque son
útiles; cuando se vuelven tan derivativas hasta volverse
ininteligibles,
la misma cosa puede decirse de todos nosotros que nosotros
no admiramos lo que
no podemos entender; el vampiro,
colgado cabeza abajo o en busca de algo que
comer; los elefantes, empujando; un caballo salvaje;
revolcándose; un incansable lobo, bajo
un árbol; el inconmovible crítico que sacude su
piel como caballo al sentir una pulga; el
baséball-fan, el estadístico;
ni es válido
hacer una discriminación contra “documentos
comerciales y textos escolares”; todos estos fenómenos
son importantes. Debe hacer una distinción,
sin embargo; cuando son arrastrados a prominencia por
semipoetas, el resultado no es poesía,
ni hasta que los poetas de entre nosotros puedan ser
“literalistas de
la imaginación”, por encima de
insolencia y trivialidad, y puedan presentar
a inspección imaginarios jardines con verdaderos sapos
en ellos, no tendrémos
la. Entretanto, si pedís, por una parte,
la materia prima de la poesía en
toda su crudeza y
la que es, por otra parte,
genuina, entonces estáis interesados en la poesía.

CIUDAD CERO por ÁNGEL GONZÁLEZ


Una revolución.
Luego una guerra.
En aquellos dos años —que eran
la quinta parte de toda mi vida—,
ya había experimentado sensaciones
distintas.
Imaginé más tarde
lo que es la lucha en calidad de
hombre.
Pero como tal niño,
la guerra, para mí, era tan sólo:
suspensión de las clases escolares,
Isabelita en bragas en el sótano,
cementerios de coches, pisos
abandonados, hambre indefinible,
sangre descubierta
en la tierra o las losas de la calle,
un terror que duraba
lo que el frágil rumor de los cristales
después de la explosión,
y el casi incomprensible
dolor de los adultos,
sus lágrimas, su miedo,
su ira sofocada,
que, por algún resquicio,
entraban en mi alma
para desvanecerse luego, pronto,
ante uno de los muchos
prodigios cotidianos: el hallazgo
de una bala aún caliente,
el incendio
de un edificio próximo,
los restos de un saqueo
—papeles y retratos
en medio de la calle...
Todo pasó,
todo es borroso ahora, todo
menos eso que apenas percibía
en aquel tiempo
y que, años más tarde,
resurgió en mi interior, ya para siempre:
este miedo difuso,
esta ira repentina,
estas imprevisibles
y verdaderas ganas de llorar.

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO por GABRIEL CELAYA


Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

SE QUERÍAN por VICENTE ALEIXANDRE


Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

martes, enero 19, 2016

AGATA XXV por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


De qué me serviría que me vieras. Que deje de ser la finita hebra que se adhiere a las palabras que lees. Soy burdo y ciego a la extensa curvatura que tiene tu forma serena de mirar, la copa de tus miradas, la sed que te busca se apodera  púrpura desde el fondo mismo de mis susurros ¿Me ves, me verás? Una extensión de versos no es equivalente a los mil detalles de tu imagen y no hay reflejo. Si hay que rendirse bajo un cielo despejado, si hay que rendirse bajo un cielo nublado, si hay que rendirse, rendirse, acá están mis manos, acá los papeles escritos apilándose y jugando a los fantasmas de polvo y llanto. ¿De qué serviría que me vieras? Exiliado en las profundas estepas del olvido, olvidadas envolventes y nuevamente olvidadas. La alquimia de la distancia tiene la ruda sabiduría de cerrar las puertas,  apoyo mi mejilla como cuando era niño aceptando el frío de la madera, el sonido opaco del mundo que giraba detrás o la lluvia torrencial de los eventos ignorados ¿De qué serviría? Hay explanadas respirando vacío que fácilmente pueden robar mi imagen. Las pausas, las carreras el sentir que existo más allá de cualquier barrera se puede hurtar. El ser palpable entre espectros, entre minutos, entre las comas y los puntos seguidos o yo en una capitulación si es que me ves. Espero sin fe en la creencia que me verás de alguna manera que nadie puede verme. Vaivén circunferencia rayo. La esfera del tiempo y el quebranto ¿Me verás?

sábado, enero 16, 2016

AGATA XXIV por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


Cierro los ojos para que los versos germinen, una jauría de susurros corre por los pabellones arrastrando los colores que alcanzo a atrapar. Hay fuego que renuncia a ser escrito. Anda a gritos por el vacío donde la palabra engendra luz y oscuridad. ¿Puedes ser lumbre, mientras cierro los ojos? La música gravita  entre mar  y sus cristales  rotundos. La cadencia desde  su pecho te clama. ¿Escuchas esa melodía? Sé que te busca. Te intuye. Te nombra. Luciérnagas trazan en el firmamento mil destinos que no logro divisar. Una línea clara delgada deletrea tu nombre por sobre las memorias del tiempo. Te conviertes en vértigo. En una divina madrugada, poemas y épocas inmemoriales. De tus ojos brotan mariposas. Y hay un extenso aroma a libertad en el aire. Una oración ámbar entre el eterno murmullo de la noche. Mantén mis párpados cerrados mientras tus versos se plasman en esta piel. Se enclaustrará el frío donde se congeló longeva la posibilidad de vencer a la noche. Y ser luz, luz, luz y más luz  entre las luces, ser danza interminable hasta que el universo renuncie en definitiva. ¿Puedes cerrar los ojos?

miércoles, enero 13, 2016

ECO PLOMIZO por GERARD MANLEY HOPKINS



¿Cómo conservarla…, hay algo, algo,
no hay nada
en ningún lugar conocido,
lazo o broche, o trenza.
o traba, cuerda, cerrojo o pasador
o llave para retener
la belleza, preservarla,
belleza, belleza…,
de la disolución?
Oh, ¿no hay un medio de alisar estas arrugas,
estriadas arrugas profundas
de alejar estos funestísimos mensajeros,
callados mensajeros,
tristes y furtivos mensajeros del gris?
No, no hay ninguno, no hay ninguno,
oh, no hay ninguno,
ni por mucho tiempo podrás,
como ahora,
ser llamada bella,
a pesar de cuanto puedas hacer,
de que hagas lo que puedas,
y es sabiduría desesperarse
por anticipado:
comienza, pues, tú;
ya que no, nada puede hacerse
para tener a raya
los años y los males de la edad,
cabellos blancos,
pliegues y arrugas,
la declinación, el morir,
el detrimento de la muerte,
sudarios, tumbas y gusanos
y el desplomarse
de la disolución;
de modo que comienza,
comienza a desesperar.
Oh, no hay nada; no, no, no,
no hay nada:
comienza a desesperar, a desesperar,
desespera, desespera, desespera.

lunes, enero 11, 2016

ALGO PARA DECIR por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


Nosotros lo sabemos. Nosotros los de mi edad. Se nos están olvidando las primeras veces. La primera vez que abriste un libro, la primera vez que viste el mar, la primera vez que encendiste un cigarrillo, la primera vez que oprimiste una tecla y la música comenzó a irradiar. Si recuerdo la primera vez que escuché a Bowie, yo tenía 9 años y vivía en Avenida Argentina 3180 una casa muy vieja donde las polillas permitían adustamente el paso de los sonidos en las casas vecinas, así fue casi en un ocaso entró David Bowie, directo desde un Vinilo, abriéndose paso para contactarse con Major Tom.
Estoy viejo como para no comprender las perdidas, hace tiempo que nuestros héroes de la adolescencia se disolvieron en dulces admiraciones, buenos recuerdos y palmetazos afectuosos en la espalda. Luego la experiencia pasa su factura, luego las redes sociales infectan todo. No importa.
Ahora la masa puede verse entre sí como masa no como individuo y muchos de los mandamientos de la masa son mandamientos para los individuos, para ser “buena onda” para sentirse cómodo entre masas dolientes por esto o por lo otro. Se han ido muriendo nuestros “Héroes”, la admiración se demuestra un par de videos alguna imagen, su par de palabras. Fue así que hace un año más o menos, dije “por el único que realmente me lamentaría sería por Bowie”. Suena tonto. Suena real.
Entonces ahora es cuando. Ahora no es tonto. Crecí con su música, en la adolescencia quería tener su pinta, me abismaba en sus propuestas, aplaudía sus apariciones en las películas, sentía sus canciones. Me enamoré, trabajé, concilié el sueño, escribí, bebí brebajes espirituosos, lloré, me sané, recibí sus casete mal grabados como cuando el Charly me extendió su mano con ese trozo de luz dentro de esa cinta opaca. Y así ayer de noche un par de enlaces del maestro.
Hoy despierto y la Noticia y buscar alguna fuente fidedigna, no evité las lágrimas  y qué se puede hacer, que digan lo que digan. El planeta perdió un poco de luz. Me acostumbré a esperar sus LP mientras este giraba, ¿Qué le critiqué alguna vez? Obvio!! Para que unirse a “Trendy” Reznor. Ahí estaba yo, la casa de esa primera vez desapareció en una edificación diferente, ese niño que se maravilló ya no existe. Queda el sentimiento de que viví en el tiempo en que existió un gigante que me demostró que el arte y la música son  mucho más  que una actividad vital del hombre, sino un alimento para el alma, una luz imprescindible para crecer.

Blackstar? Ah si, una obra maestra un discazo para fumar un caño sentado mirando al mar ante un ocaso, sabiendo que  vendrá un nuevo día. Un día sin Bowie.

domingo, enero 10, 2016

AGATA XXIII por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE





Te veo.  Figura perfecta una sombra que emana de la sombra de mi mano. Que mis sueños no te posean, no significa que de alguna extraña manera no seas mía. Yo Tuyo como el crisol de imágenes que  en todo momento parece rodearte. Un camino que siempre estuvo allí con su multitud de nombres. Cumbres que sólo tú podías dibujar. El ritmo  extasiado detrás de los meses, una rama, una hoja, el número de tus pasos perdidos día a día. Y entonces los conjuros necesarios para crear bóvedas. Y entonces la época necesaria para descubrirnos y a la que parecemos renunciar. Abre esa página, lee esas frases sin márgenes y con oficio de obstáculo. Niña Pez, silenciosa en el fondo de tu abismo, hay aún detrás de mí una pálida luz que hasta a ti llega. Hay colores de mi corazón que te buscan sin tregua, hay tonos sepia que te respiran desde el inicio de las eras y te asemejas al sol cuando desatas tu fuerza creadora. La vida va cerrando sus calles y murmura en tus oídos, los muros tienen vocación de limbos, hay suspiros, hay horas siniestras y pocos versos para descender hasta el abismo, indemnes. Te brilla la piel, trágica,  parece devorar la mía y disolver lentamente,  la esencia torpe de mis ojos,  el opaco movimiento de mis manos. Te veo.

Editors - No Harm (Official Video)

Editors - Marching Orders (Official Video)

viernes, enero 08, 2016

AGATA XXII por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


¿Y si extendemos  cartas astrales
sobre la mesa?
¿Si  lanzamos las runas por sobre
los abismos?
¿Desolemos los relojes?
¿Abandonemos los espejos?
¿Y si nos embriagamos de poesía?
¿Y si creamos  arcanos mayores?
¿Si dejamos de lanzar  dados?
¿Si extendemos las líneas
del corazón sobre los valles?
¿Si apuestas a tu ángel guardián?
¿Derroquemos al relámpago,
llamado destino?
¿Si hundes tu mano en el cielo?
¿Y si comenzamos a vivir?
¿Abracemos la libertad
A sangre y fuego?
¿Comencemos a vivir?


¿Vivamos?

martes, enero 05, 2016

LO QUE MURMURABA EL GORRION A LA MARIPOSA UNA TARDE DE SOL por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


¿Podré escribir un poema para ti,
sin la palabra alas?
De seguro podré cerrar los ojos
y no recordarte más.
Tal vez mi canto ya no haga
vibrar tus colores
Y sea el tiempo
o este sol los que apaguen
tu aleteo que reta a toda belleza

¿Podré componer acordes
sin la urgencia de tu vuelo?
Tal vez un halo que desconozco
te rodea el alma
Y las demás criaturas
seamos parte de un inventario
olvidado en los rincones del azar.

Acicalando mis rudas
y córneas plumas
Me pregunto;
¿Qué sentido tiene la vida
si tus  amplios paseos
son un suspiro bajo el cielo?
Aún no sueño
abierto de ocasos mis pesares
ni tengo el valor de imaginar
cómo se quejará toda la tierra
el día en que nos abandones.

¿Será este dolor de verte y
no acercarme un castigo
a mis insolentes revoloteos?

La oscuridad llega
arrincona, muerde y ataca
comienza mi arrebato
de silencios y
una noche que engendra
sombras frío y desamparo
abre puertas al olvido.




sábado, enero 02, 2016

AGATA XXI por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


Como  lobo lunar
en vaivén de  estaciones
con ojos entreabiertos
memorizando como si fuese 
cada instante el primero en verte
deseando desequilibrarte
lanzarte a un vacío que se
encuentra latiendo en el pecho
enloquecer hasta un cielo gris
y el último rincón de tu oración
danzando al límite del tiempo
desplomarnos desde abismos 
hasta ser  sustantivo y suspiro
abrir polígonos y confesiones, 
errores y desnudos puntos cardinales
escribir con luz siete veces siete.

Y como un lobo bajo la luna
aullaré entre canciones perdidas
en las hojas de los libros
empujaré entre un verso,
una palabra que amenaza con unirnos
una palabra que amenaza con separarnos.
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