lunes, enero 11, 2016

ALGO PARA DECIR por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


Nosotros lo sabemos. Nosotros los de mi edad. Se nos están olvidando las primeras veces. La primera vez que abriste un libro, la primera vez que viste el mar, la primera vez que encendiste un cigarrillo, la primera vez que oprimiste una tecla y la música comenzó a irradiar. Si recuerdo la primera vez que escuché a Bowie, yo tenía 9 años y vivía en Avenida Argentina 3180 una casa muy vieja donde las polillas permitían adustamente el paso de los sonidos en las casas vecinas, así fue casi en un ocaso entró David Bowie, directo desde un Vinilo, abriéndose paso para contactarse con Major Tom.
Estoy viejo como para no comprender las perdidas, hace tiempo que nuestros héroes de la adolescencia se disolvieron en dulces admiraciones, buenos recuerdos y palmetazos afectuosos en la espalda. Luego la experiencia pasa su factura, luego las redes sociales infectan todo. No importa.
Ahora la masa puede verse entre sí como masa no como individuo y muchos de los mandamientos de la masa son mandamientos para los individuos, para ser “buena onda” para sentirse cómodo entre masas dolientes por esto o por lo otro. Se han ido muriendo nuestros “Héroes”, la admiración se demuestra un par de videos alguna imagen, su par de palabras. Fue así que hace un año más o menos, dije “por el único que realmente me lamentaría sería por Bowie”. Suena tonto. Suena real.
Entonces ahora es cuando. Ahora no es tonto. Crecí con su música, en la adolescencia quería tener su pinta, me abismaba en sus propuestas, aplaudía sus apariciones en las películas, sentía sus canciones. Me enamoré, trabajé, concilié el sueño, escribí, bebí brebajes espirituosos, lloré, me sané, recibí sus casete mal grabados como cuando el Charly me extendió su mano con ese trozo de luz dentro de esa cinta opaca. Y así ayer de noche un par de enlaces del maestro.
Hoy despierto y la Noticia y buscar alguna fuente fidedigna, no evité las lágrimas  y qué se puede hacer, que digan lo que digan. El planeta perdió un poco de luz. Me acostumbré a esperar sus LP mientras este giraba, ¿Qué le critiqué alguna vez? Obvio!! Para que unirse a “Trendy” Reznor. Ahí estaba yo, la casa de esa primera vez desapareció en una edificación diferente, ese niño que se maravilló ya no existe. Queda el sentimiento de que viví en el tiempo en que existió un gigante que me demostró que el arte y la música son  mucho más  que una actividad vital del hombre, sino un alimento para el alma, una luz imprescindible para crecer.

Blackstar? Ah si, una obra maestra un discazo para fumar un caño sentado mirando al mar ante un ocaso, sabiendo que  vendrá un nuevo día. Un día sin Bowie.

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