¿Cómo conservarla…, hay algo, algo,
no hay nada
en ningún lugar conocido,
lazo o broche, o trenza.
o traba, cuerda, cerrojo o pasador
o llave para retener
la belleza, preservarla,
belleza, belleza…,
de la disolución?
Oh, ¿no hay un medio de alisar estas arrugas,
estriadas arrugas profundas
de alejar estos funestísimos mensajeros,
callados mensajeros,
tristes y furtivos mensajeros del gris?
No, no hay ninguno, no hay ninguno,
oh, no hay ninguno,
ni por mucho tiempo podrás,
como ahora,
ser llamada bella,
a pesar de cuanto puedas hacer,
de que hagas lo que puedas,
y es sabiduría desesperarse
por anticipado:
comienza, pues, tú;
ya que no, nada puede hacerse
para tener a raya
los años y los males de la edad,
cabellos blancos,
pliegues y arrugas,
la declinación, el morir,
el detrimento de la muerte,
sudarios, tumbas y gusanos
y el desplomarse
de la disolución;
de modo que comienza,
comienza a desesperar.
Oh, no hay nada; no, no, no,
no hay nada:
comienza a desesperar, a desesperar,
desespera, desespera, desespera.
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