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jueves, agosto 18, 2016

SIN TIERRA COMÚN por ALEJANDRA PIZARNIK

  
Alguna vez sabrás porque hablas menos de lo que dices. Alguna vez
conocerás lo que ya habías dicho dijiste. Sólo tu puedes hablar del
hablar porque es tu emblema, tu flagelo.
  Aún ahora, también ahora, sílabas hostiles disuenan en tu cuerpo.
Pero tu sabes que un día se libertarán, irrumpirán, y nunca dirás las
palabras de todos, aquellas que no aceptan servirte porque a ti no te
sirve.

martes, agosto 16, 2016

LAMENTO por ALEJANDRA PIZARNIK


la imagen del amor
abisma términos impíos
no llorarás por la eternidad
sino por un niño que llora
entre negras rocas
el coro de ahogados
tempestuosa certeza de melancolía
yo sólo miro como se hunde esta barca
yo sólo miro a nuestro rey invariable
un niño cesa de respirar
a nuestro ardoroso inmutable
un barca se hunde
yo miro el cielo
yo escucho el silencio callado

jueves, abril 07, 2016

CANTO por ALEJANDRA PIZARNIK


el tiempo tiene miedo
el miedo tiene tiempo
el miedo
pasea por mi sangre
arranca mis mejores frutos
devasta mi lastimosa muralla
destrucción de destrucciones
sólo destrucción
y miedo
mucho miedo
miedo

LA ENAMORADA por ALEJANDRA PIZARNIK


esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues
hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió
enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado
oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú
te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

domingo, agosto 02, 2015

UN SUEÑO DONDE EL SILENCIO ES DE ORO por ALEJANDRA PIZARNIK




 El perro del invierno dentellea mi sonrisa. Fue en el puente. Yo estaba desnuda y llevaba un sombrero con flores y arrastraba mi cadáver también desnudo y con un sombrero de hojas secas. He tenido muchos amores – dije – pero el más hermoso fue mi amor por los espejos.

viernes, marzo 27, 2015

EL DESPERTAR por ALEJANDRA PIZARNIK


A León Ostrov
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios
Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo
Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones que man palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos
Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre
Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada
Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es o nunca jamás o simplemente fue
¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?
¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?
El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual
Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde
Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón
Recuerdo las negras mañanas del sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo.

domingo, junio 29, 2014

SIEMPRE por ALEJANDRA PIZARNIK


a Rubén Vela
Cansada del estruendo mágico de las vocales
Cansada de inquirir con los ojos elevados
Cansada de la espera del yo de paso
Cansada de aquel amor que no sucedió
Cansada de mis pies que sólo saben caminar
Cansada de la insidiosa fuga de preguntas
Cansada de dormir y de no poder mirarme
Cansada de abrir la boca y beber el viento
Cansada de sostener las mismas vísceras
Cansada del mar indiferente a mis angustias
¡Cansada de Dios! ¡Cansada de Dios!
Cansada por fin de las muertes de turno
a la espera de la hermana mayor
la otra la gran muerte
dulce morada para tanto cansancio

domingo, mayo 11, 2014

YO SOY... por ALEJANDRA PIZARNIK


mis alas?
dos pétalos podridos

mi razón?
copitas de vino agrio

mi vida?
vacío bien pensado

mi cuerpo?
un tajo en la silla

mi vaivén?
un gong infantil

mi rostro?
un cero disimulado

mis ojos?
ah! trozos de infinito

domingo, marzo 09, 2014

SUEÑO por ALEJANDRA PIZARNIK


Estallará la isla del recuerdo
La vida será un acto de candor
Prisión
para los días sin retorno
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos del alma

domingo, diciembre 22, 2013

POEMA A MI PAPEL por ALEJANDRA PIZARNIK


leyendo propios poemas
penas impresas trascendencias cotidianas
sonrisa orgullosa equívoco perdonado
es mío es mío es mío!
leyendo letra cursiva
latir interior alegre
sentir que la dicha se coagula
o bien o mal o bien
extrañeza de sentirse innatos
cáliz armonioso y autónomo
límite en dedo gordo de pie cansado y
pelo lavado en rizosa cabeza
no importa:
es mío es mío es mío.!!

VAGAR EN LO OPACO por ALEJANDRA PIZARNIK


mis pupilas negras sin ineluctables chispitas
mis pupilas grandes polen lleno de abejas
mis pupilas redondas disco rayado
mis pupilas graves sin quiebro absoluto
mis pupilas rectas sin gesto innato
mis pupilas llenas pozo bien oliente
mis pupilas coloreadas agua definida
mis pupilas sensibles rigidez de lo desconocido
mis pupilas salientes callejón preciso
mis pupilas terrestres remedos cielinos
mis pupilas oscuras piedras caídas

sábado, noviembre 09, 2013

VOY CAYENDO por ALEJANDRA PIZARNIK


1
el vino es como un llanto desolado que
humedece mi juventud frente a tus besos que
otra deglute
el vino es el elixir que pulveriza los
pestilentes deseos de
mi cuerpo que
aletea gimiendo frente a tu efigie de
sombra amodorrada
2
el vino se aclara mezclado a mis
lágrimas tan mudas
tu rostro de gitano enharinado aparece en
cada burbuja
mi garganta es un archipiélago maldito
mi sien la tapa de un pozo inmundo
desearte amor y enfrentar tu altura con
cursis angustias!

jueves, septiembre 05, 2013

EN EL PANTANILLO por ALEJANDRA PIZARNIK



A don Federico Valle
1
Mil pasos arrastran pacientes las suelas maduras en rocas distintas.
Tal vez una gota gima deseando la antigua espesura en tardes más libres que ésta (balbuceante de colorido impuro, el sol inhibido, de agua cobriza, de potros con colas etéreas, de llanto de cactus impotente...).
La cascada reverdea los pastos silenciosos que nutren la negra pelambre de la tierra vestida de brillo.
Sombras persistentes, imágenes constantes que obligan a las retinas a cargarlas alegremente en frágiles moles. Montañas vibrantes de cercanía solar, de lluvia inaudita, de flores invisibles posibles de crear bajo tanto cielo, tanta lumbre cromática, tanta conjetura de lugar.
2
Mis dedos teclean iguales...(acaso contribuyan con sus ruidos a aumentar los fondos de los ruidos naturales).
Las voces se elevan queriendo matizar las aspiraciones de soledad a que obligan los espacios. Cánticos pujantes de fragancia primaveral caen sorpresivamente en la niebla. Los espacios espesan las notas. Labios cerrados por arrugas hábilmente conseguidas. Labios plegados sobre dientes felices. Labios que ríen bajo la opresión tensa del ungido manto de varios tonos (yo rojo, tú azul, él verde, ella gris...). Comienza la lid cromática. Cada color requiere un espacio mayor en la tela. Claro que ninguno quiere sucumbir. Claro que ninguno desea disolverse anónimamente. Y así se sigue, así se camina, así se mira esfumar las blanco-negras hojitas de este calendario que transpira el sudor de un calor intangible.

3
Las montañas permanecen impávidas. Tremenda duda: arañarse bajo el manto carnal o remover los tallos difusos tratando de encontrar a la luz de un embeleso descolorido el perfil de la flor única.

sábado, agosto 31, 2013

NOCHE por ALEJANDRA PIZARNIK


Quol, taujours? Entre mol sans cesse
et le bonheur!
G. de Nerval
Tal vez esta noche no es noche,
debe ser un sol horrendo, o
lo otro, o cualquier cosa…
¡Qué sé yo! ¡Faltan palabras,
falta candor, falta poesía
cuando la sangre llora y llora!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Si sólo me fuera dado palpar
las sombras, oír pasos,
decir “buenas noches” a cualquiera
que pasease a su perro,
miraría la luna, dijera su
extraña lactescencia, tropezaría
con piedras al azar, como se hace.
Pero hay algo que rompe la piel,
una ciega furia
que corre por mis venas.
¡Quiero salir! Cancerbero del alma:
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Aún quedan ensueños rezagados.
¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces!
¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida Señor!
¿Para qué tanta vida?

domingo, agosto 25, 2013

TRATANDO A LA SOMBRA ROJA por ALEJANDRA PIZARNIK


su soledad maúlla
ceros y ceros
vertiente de olores ingenuos
retina ante desconocido
las brisas sonantes
retornan picando
su ser de sonrisas
y dientes abiertos
reír en la noche soleada
del vigoroso participio

miércoles, mayo 29, 2013

EL SUEÑO DE LA MUERTE O EL LUGAR DE LOS CUERPOS POÉTICOS por ALEJANDRA PIZARNIK


Esta noche, dijo, desde el ocaso, me
cubrían con una mortaja negra en
un lecho de cedro.
Me escanciaban vino azul mezclado
con amargura.
EL CANTAR DE LAS HUESTES DE IGOR
Toda la noche escucho el llamamiento de la muerte,
toda la noche escucho el canto de la muerte junto
al río, toda la noche escucho la voz de la muerte que
me llama.
Y tantos sueños unidos, tantas posesiones, tantas
inmersiones en mis posesiones de pequeña difunta en
un jardín de ruinas y de lilas. Junto al río la muerte
me llama. Desoladamente desgarrada en el corazón
escucho el canto de la más pura alegría.
…Más desde adentro: el objeto sin nombre que nace
y se pulveriza en el lugar en que el silencio pesa
como barras de oro y el tiempo es un viento afilado
que atraviesa una grieta y es esa su sola declaración.
Hablo del lugar en que se hacen los cuerpos poéticos
—como una cesta llena de cadáveres de niñas. Y es
en ese lugar donde la muerte está sentada, viste un
traje muy antiguo y pulsa un arpa en la orilla del río
lúgubre, la muerte en un vestido rojo, la bella, la funesta,
la espectral, la que toda la noche pulsó un arpa
hasta que adormecí dentro del sueño.
…La muerte es una palabra.

martes, marzo 05, 2013

CENIZAS por ALEJANDRA PIZARNIK



La noche se astilló en estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
Pronto nos iremos
Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué haré conmigo?
Porque a Ti te debo lo que soy
Pero no tengo mañana
Porque a Ti te...
La noche sufre.

LA DE LOS OJOS ABIERTOS por ALEJANDRA PIZARNIK



la vida juega en la plaza
con el ser que nunca fui
y aquí estoy
baila pensamiento
en la cuerda de mi sonrisa
y todos dicen que esto pasó y es
va pasando
va pasando
mi corazón
abre la ventana
vida
aquí estoy
mi vida
mi sola y aterida sangre
percute en el mundo
pero quiero saberme viva
pero no quiero hablar
de la muerte
ni de sus extrañas manos.

IRME EN UN BARCO NEGRO por ALEJANDRA PIZARNIK



las sombras escudan al humo veloz que
danza en la trama de
este festival silencioso
las sombras esconden varios puntos oscuros que
giran y giran entre tus ojos
mi pluma retarda el TÚ anhelante
mi sien late mil veces TU nombre
si tus ojos pudieran venir!
acá si amor acá
entre las sombras el humo y la danza
entre las sombras lo negro y yo

sábado, agosto 18, 2012

PIEDRA FUNDAMENTAL por ALEJANDRA PIZARNIK



No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.
Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y
hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la
entrada del tiempo.
Un canto que atravieso como un túnel.
Presencias inquietantes,
gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las
alude,
signos que insinúan terrores insolubles.
Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y
barrenan,
y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle
para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos,
aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno
baldío,
no,
he de hacer algo,
no,
no he de hacer nada,
algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa entro de mí con
ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.
En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa
inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.
No puedo hablar para nada decir, Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la
tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.
¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.
Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al
encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser
Tiresias, Ilota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos
de álamos nevados?
Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar,
como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme.
Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una
patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía,
alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación
de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual
partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán
era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no
contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se
distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música
estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del
encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este
poema que voy escribiendo.)
Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes
con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en
mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a
los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas.
(Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)
(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)
Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que
extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado
por una antorcha en las arenas de un país extranjero).
Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la
muerte era decir un nombre sin cesar.
No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo
hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una
trampa, un escenario más.
Cuando el baco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la
amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o
fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la
noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo
con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.
Hay un jardín.
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