miércoles, mayo 29, 2013

EL SUEÑO DE LA MUERTE O EL LUGAR DE LOS CUERPOS POÉTICOS por ALEJANDRA PIZARNIK


Esta noche, dijo, desde el ocaso, me
cubrían con una mortaja negra en
un lecho de cedro.
Me escanciaban vino azul mezclado
con amargura.
EL CANTAR DE LAS HUESTES DE IGOR
Toda la noche escucho el llamamiento de la muerte,
toda la noche escucho el canto de la muerte junto
al río, toda la noche escucho la voz de la muerte que
me llama.
Y tantos sueños unidos, tantas posesiones, tantas
inmersiones en mis posesiones de pequeña difunta en
un jardín de ruinas y de lilas. Junto al río la muerte
me llama. Desoladamente desgarrada en el corazón
escucho el canto de la más pura alegría.
…Más desde adentro: el objeto sin nombre que nace
y se pulveriza en el lugar en que el silencio pesa
como barras de oro y el tiempo es un viento afilado
que atraviesa una grieta y es esa su sola declaración.
Hablo del lugar en que se hacen los cuerpos poéticos
—como una cesta llena de cadáveres de niñas. Y es
en ese lugar donde la muerte está sentada, viste un
traje muy antiguo y pulsa un arpa en la orilla del río
lúgubre, la muerte en un vestido rojo, la bella, la funesta,
la espectral, la que toda la noche pulsó un arpa
hasta que adormecí dentro del sueño.
…La muerte es una palabra.

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