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martes, agosto 16, 2016

CARTA LIRICA A OTRA MUJER por ALFONSINA STORNI


Vuestro  nombre no sé, ni vuestro rostro
Conozco yo, y os imagino blanca,
Débil como los brotes iniciales,
Pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina.
En vuestros ojos placidez de lago
Que se abandona al sol y dulcemente
Le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste
Dolor, el mío, que se alarga, alarga,
Y luego se me muere y se concluye
Así, como lo veis; en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca
Tenéis un rumoroso colmenero.
Si las orejas vuestras son a modo
De pétalos de rosas ahuecados...
Decidme si lloráis, humildemente.
Mirando las estrellas tan lejanas.
Y si en las manos tibias se os aduermen
Palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda:
Vos, que tenéis el hombre que adoraba
Entre las manos dulces, vos la bella
Que habéis matado, sin saberlo acaso,
Toda esperanza en mí... Vos, su criatura.
Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma
Estáis gustando del amor secreto
Que guardé silencioso... Dios lo sabe
Por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo
Tan cerca de mi brazo, que a extenderlo
Acaso mía aquélla dicha vuestra
Me fuera ahora... ¡sí! acaso mía...
Mas ved, estaba el alma tan gastada
Que el brazo mío no alcanzó a extenderse:
La sed divina, contenida entonces,
Me pulió el alma... ¡Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos
El se adormece y le decís palabras
Pequeñas y menudas que semejan
Pétalos volanderos y muy blancos.
Acaso un niño rubio vendrá luego
A copiar en los ojos inocentes
Los ojos vuestros y los de él
Unidos en un espejo azul y cristalino...
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
¡Arrancaban tan firmes los cabellos
A grandes ondas, que a tenerla cerca
No hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen
Los labios suyos; él me dijo un día
Que nada era tan dulce al alma suya
Como besar las femeninas manos...
Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve
Vagando por afuera de la vida,
-Como aquellos filósofos mendigos
Que van a las ventanas señoriales
A mirar sin envidia toda fiesta-
Me allegue humildemente a vuestro lado
Y con palabras quedas, susurrantes,
Os pida vuestras manos un momento,
Para besarlas, yo, como él las besa...
Y al recubrirlas, lenta, lentamente,
Vaya pensando: aquí se aposentaron
¿Cuánto tiempo?, sus labios, ¿cuánto tiempo
En las divinas manos que son suyas?
¡Oh, qué amargo deleite, este deleite
De buscar huellas suyas y seguirlas
Sobre las manos vuestras tan sedosas,
Tan finas, con sus venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya,
Ni dominarle el alma, ni tenerlo
Rendido aquí a mis pies, recompensarme
Este horrible deleite de hacer mío
Un inefable, apasionado rastro.
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
Barrera ardiente, viva, que al tocarla
Ya me remueve este cansancio amargo,
Este silencio de alma en que me escudo,
Este dolor mortal en que me abismo,
Esta inmovilidad del sentimiento
¡Que sólo salta, bruscamente, cuando
Nada es posible!

UN DIA por ALFONSINA STORNI


Andas por esos mundos como yo; no me digas
Que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
No nos conoceremos, disfrazados y torpes,
Por los anchos caminos echaremos a andar.

No nos conoceremos, distantes uno de otro
Sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
Quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto... Cuando ocurra, si ocurre,
¿Sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?

jueves, abril 07, 2016

EL DIVINO AMOR por ALFONSINA STORNI



Te ando buscando, amor que nunca llegas,
Te ando buscando, amor que te mezquinas,
Me aguzo por saber si me adivinas,
Me doblo por saber si te me entregas.

Las tempestades mías, andariegas,
Se han aquietado sobre un haz de espinas;
Sangran mis carnes gotas purpurinas
Porque a salvarte, oh niño, te me niegas.

Mira que estoy de pie sobre los leños,
Que a veces bastan unos pocos sueños
Para encender la llama que me pierde.

Sálvame, amor, y con tus manos puras
Trueca este fuego en límpidas dulzuras
y haz de mis leños una rama verde.

SABADO por ALFONSINA STORNI


Me levanté  temprano y anduve descalza
Por los corredores: bajé a los jardines
Y besé las plantas
Absorbí los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama;
Me bañé en la fuente que verdes achiras
Circundan. Más tarde, mojados de agua
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
Mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
Fijos. Te esperaba.

lunes, agosto 03, 2015

ALMA DESNUDA por ALFONSINA STORNI


Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega,

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

sábado, agosto 01, 2015

PARASITOS por ALFONSINA STORNI


JAMAS pensé que Dios tuviera alguna forma.
Absoluta su vida; y absoluta su norma.
Ojos no tuvo nunca: mira con las estrellas.
Manos no tuvo nunca: golpea con los mares.
Lengua no tuvo nunca: habla con las centellas.
Te diré, no te asombres;
Sé que tiene parásitos: las cosas y los hombres.

domingo, marzo 09, 2014

VIAJE FINITO por ALFONSINA STORNI


¿Qué hacen tus ojos largos de mirarme?
¿Qué hace tu lengua, de llamarme, larga?
¿Qué hacen tus manos largas de tenderse
Hasta mis llamas?

¿Qué hace tu sombra larga tras mi sombra?
¿Por qué rondas mi casa?
En el beso de ayer hice mi viaje.
Conozco tu alma.

¿Para qué más? He terminado el viaje.
Tus catacumbas inundadas de aguas
Muertas, oscuras, cenagosas, fueron
Con mis manos palpadas.

Tus manos ni se acerquen a las mías,
Apártame tus ojos, tus palabras...
Los mohos de tus zócalos secaron
Raíces de mis plantas.

Odio tus ojos largos.
Odio tus manos largas.
Odio tus catacumbas
Llenas de agua.

domingo, diciembre 22, 2013

LAS TRES ETAPAS por ALFONSINA STORNI



En la dorada tarde rumorosa
Que languidece en placidez de estío.
Estoy mirando este camino rosa
Como en el dulce verso de Darío.

Y así como en el verso del poeta,
Allá, donde el camino rosa arranca,
Veo avanzar una columna blanca
Envuelta en un vapor azul-violeta.

Parece solamente alguna nube
Bordada en fino polvo de zafiros,
Inmaterial columna de suspiros
Que de la tierra a las estrellas sube.

La dulce forma humana se deslíe
En el tul blanco, inmaterial, sedeño,
Y tan lejana y pura me sonríe
Que digo: esto es el sueño.

Al poco rato la columna pasa
Tan cerca que, sin ilusión alguna,
Puedo mirar las formas una a una
Bajo la trampa débil de la gasa.

La nube se ha disuelto; ante mis ojos
Se rinden ya las formas imperfectas:
Blancos creí los pies, pero son rojos.
Gráciles formas vi, pero son rectas.

El tul se ha vuelto tosca muselina,
Las guirnaldas perdieron su frescura,
Así tan cerca en una forma dura
Aquella forma que creí divina.

Alma: ¿dónde está el oro aquel que viste?
Todo ha cambiado cuando estuvo enfrente;
Mis ojos tocan realidad tan triste
Que digo: es el presente.

Mas, ya de nuevo, bajo el huso de oro
Del sol, que hilando está la luz del día,
Al alejarse, lentas, por la vía,
Las formas cobran su anterior decoro.

Es la misma ilusión: es ese mismo
Perderse de los cuerpos tras los tules
Y vuelven a brillar piedras azules,
Y el oro vuelve a darme su espejismo.

Y cuando aquel sendero se termina
Allá muy lejos, la columna blanca
Se ha convertido en esa nube fina
Que a poco vi donde el camino arranca.

Me embriagó de dulzor una abeja,
De nuevo en la visión blanca me pierdo,
Y tan inmaterial allá se aleja
Que digo: es el recuerdo.

LA DULCE VISIÓN por ALFONSINA STORNI


¿Dónde estará lo que persigo ciega?
–Jardines encantados, mundos de oro–
Todo lo que me cerca es incoloro.
Hay otra vida. ¿Allí cómo se llega?
Un perfume divino el alma anega:
Olor de estrellas, un rosado coro
De Dianas fugitivas; el esporo
Viviente aún de la delicia griega.
¿Dónde estará ese mundo que persigo?
El sueño voluptuoso va conmigo
Y me ciñen las rosas de su brazo.
Y mientras danzo sobre césped fino
Fuera del alma acecha mi destino
Y la Gran Cazadora mueve el lazo.

viernes, septiembre 20, 2013

EPITAFIO PARA MI TUMBA por ALFONSINA STORNI


Aquí descanso yo: dice Alfonsina
el epitafio claro al que se inclina.
Aquí descanso yo, y en este pozo
pues que no siento, me solazo y gozo.
Los turbios ojos muertos ya no giran
los labios desgranados, no suspiran.
Duermo mi sueño eterno a pierna suelta;
me llaman y no quiero darme vuelta.
El verano mis sueños no madura,
la primavera el pulso no apura.
El corazón no tiembla, salta o late,
fuera estoy de la línea de combate.
¿Qué dice el ave, caminante?
Tradúceme su canto perturbante:
"Nace la luna nueva, el mar perfuma,
los cuerpos bellos báñanse de espuma.
Va junto al mar un hombre que en la boca
¡leva una abeja libadora y loca:
Bajo la blanda tela el torso quiere
el otro torso que palpita y muere.
Los marineros sueñan en las proas,
cantan muchachas desde las canoas,
Zarpan los buques y en sus ciaras cuevas,
los hombres parten hacia tierras nuevas.
La mujer que en el suelo está dormida
y en su epitafio ríe la vida,
como es mujer grabó en su sepultura
una mentira aún: la de su hartura".

viernes, agosto 30, 2013

EL LLAMADO por ALFONSINA STORNI


Es noche, tal silencio
Que si Dios parpadeara
Lo oyera. Yo paseo.
En la selva, mis plantas
Pisan la hierba fresca
Que salpica rocío.
Las estrellas me hablan
Y me beso los dedos,
Finos de luna blanca.
De pronto soy herida...
Y el corazón se para,
Se enroscan mis cabellos,
Mis espaldas se agrandan;
Oh, mis dedos florecen,
Mis miembros echan alas,
Voy a morir ahogada
Por luces y fragancias...
Es que en medio a la selva
Tu voz dulce me llama...

martes, mayo 14, 2013

SOLEDAD por ALFONSINA STORNI



Podría tirar mi corazón
desde aquí, sobre un tejado:
mi corazón rodaría
sin ser visto.

Podría gritar
mi dolor
hasta partir en dos mi cuerpo:
sería disuelto
por las aguas del río.

Podría danzar
sobre la azotea
la danza negra de la muerte:
el viento se llevaría
mi danza.

Podría,
soltando la llama de mi pecho,
echarla a rodar
como los fuegos fatuos:
las lámparas eléctricas
la apagarían...

lunes, octubre 08, 2012

SABADO por ALFONSINA STORNI



Me levanté temprano y anduve descalza
Por los corredores; bajé a los jardines
Y besé las plantas;
Absorbí los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama;
Me bañé en la fuente que verdes achiras
Circundan. Más tarde, mojados de agua
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
Mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
Fijos. Te esperaba.

sábado, septiembre 17, 2011

PUDIERA SER... por ALFONSINA STORNI



Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
No fuera más que aquello que nunca pudo ser,
No fuera más que algo vedado y reprimido
De familia en familia, de mujer en mujer.

Dicen que en los solares de mi gente, medido
Estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna.. ¡ Ah, bien pudiera ser... !

A veces en mi madre apuntaron antojos
De liberarse, pero, se le subió a los ojos
Una honda amargura, y en la sombra lloró.

y todo eso mordiente, vencido, mutilado,
Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
Pienso que, sin quererlo, lo he libertado yo.

miércoles, octubre 20, 2010

TU ME QUIERES BLANCA por ALFONSINA STORNI




Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar,
que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue,
corola cerrada.

Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.

Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lévate al alba.

Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
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