Mostrando las entradas con la etiqueta GONZALO ROJAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta GONZALO ROJAS. Mostrar todas las entradas

sábado, abril 19, 2014

POR VALLEJO por GONZALO ROJAS


Ya todo estaba escrito cuando Vallejo dijo: —Todavía.
Y le arranco esta pluma al viejo cóndor
del énfasis. El tiempo es todavía,
la rosa es todavía y aunque pase el verano, y las estrellas
de todos los veranos, el hombre es todavía.
Nada pasó. Pero alguien que se llamaba César en peruano
y en piedra más que piedra, dio en la cumbre
del oxígeno hermoso. Las raíces
lo siguieron sangrientas cada día más lúcido. Lo fueron
secando, y ni París pudo salvarle el hueso ni el martirio.
Ninguno fue tan hondo por las médulas vivas del origen
ni nos habló en la música que decimos América
porque éste únicamente sacó el ser de la piedra más oscura
cuando nos vio la suerte debajo de las olas
en el vacío de la mano.
Cada cual su Vallejo doloroso y gozoso.
No en París
donde lloré por su alma, no en la nube violenta
que me dio a diez mil metros la certeza terrestre
de su rostro
sobre la nieve libre, sino en esto
de respirar la espina mortal, estoy seguro
del que baja y me dice: —Todavía.

sábado, noviembre 16, 2013

EPITAFIO por GONZALO ROJAS


Se dirá en el adiós que amé los pájaros salvajes, el aullido
cerrado ahí, tersa la tabla
de no morir, las flores:
aquí yace
Gonzalo cuando el viento,
y unas pobres mujeres lo lloraron.

domingo, noviembre 10, 2013

CONJURO por GONZALO ROJAS


1
Espíritu del caballo que sangra es lo que oigo ahora
entre el galope
del automóvil y el relincho, pasado el puente
de los tablones amenazantes: agua, agua,
lúgubre agua
de nadie: las tres
en lo alto de la torre de ninguna iglesia, y abajo
el río que me llama: Lebu, Lebu
muerto de mi muerte;
niño, mi niño,
¿y esto
soy yo por último en la velocidad
equívoca de unas ruedas, madre, de una calle
más del mundo?
2
La pregunta es otra, la pregunta verde es otra
de los árboles, no este ruido
de cloaca hueca y capital, humo
de pulmones venenosos, la pregunta es cuándo,
la diastólica arteria, la urgentísima es cuándo y
cuándo, alazán
que sangras de mí, desprendido
del sonido
del límite
del Tiempo:
¿cuándo,
hueso flexible; cuándo, carbón
sudoroso, límpido
del minero padre?
Pétalos
del aroma pobre, ¿cuándo?
3
Parpadeante rito de semáforos aciagos para el sacrificio
mayor, uno piensa
líquidamente como la sangre,
rojamente piensa uno
lo poco que piensa, del trabajo al trabajo, de un aceite
a otro quemado, abre
la puerta instantánea,
huele
de lejos los jazmines.
4
La alambrada huele de la costa aullante, la oreja
de lejos, de la mutilación, es lo que oye uno,
la nieve
manchada que solloza, eso es lo que mira uno de tanta
patria
diáfana, de tantas aves azules en el arcancielo
de Huidobro rey, de tanta cítara tensa
y libre como las cumbres y las olas, cuando Dios
moraba entre nosotros antes:
ésa es la pérdida de uno,
y el aire es una lágrima sobre Valparaíso.
5
Espíritu del caballo que sangra, ese uno soy yo
el adivino; ese yo es nadie:
la pregunta es otra contra los vidrios esta noche
en este cráter desde donde hablo
solo como loco,
la pregunta es quién para que Alguien
venga, si viene,
cambie, si cambia, para que de una vez
el viento…
6
Hambre es la fosa, hasta
la respiración es hambre, hasta
el amor es hambre;
nace uno
donde puede, a cada instante, encima del lomo
de cualquier cruce veloz, y pregunta;
7
por hambre pregunta uno, por volver
a volver, ¿a dónde?,
Tierra
que vuelas en tu huso, ¿a dónde?,
perdición y traslación, ciega serpiente, hija
de las llamas, ¿a dónde?;
8
porque yendo-viniendo se aparta uno de todo,
se aparta a su pensamiento de hambre
como el silencio a su música
tras las alambradas, no puede más con su suerte;
como el cuchillo a su cuchillo se aparta,
9
y escribe, escribe con él, lo invisible escribe, lo que le dictan
los dioses
a punto de estallar escribe, la hermosura,
la figura de la Eternidad
en la tormenta.

sábado, noviembre 09, 2013

RETRATO DE MUJER por GONZALO ROJAS


NO LE COPIEN A POUND por GONZALO ROJAS


No le copien a Pound, no le copien al copión maravilloso
de Ezra, déjenlo que escriba su misa en persa, en cairo-arameo, en sánscrito,
con su chino a medio aprender, su griego traslúcido
de diccionario, su latín de hojarasca, su libérrimo
Mediterráneo borroso, nonagenario el artificio
de hacer y rehacer hasta llegar a tientas al gran palimpsesto
de lo Uno;
no lo juzguen por la dispersión; había que juntar los átomos,
tejerlos así, de lo visible a lo invisible, en la urdimbre de
lo fugaz
y las cuerdas inmóviles; déjenlo suelto
con su ceguera para ver, para ver otra vez, porque el verbo
es ése: ver,
y ése el Espíritu, lo inacabado
y lo ardiente, lo que de veras amamos
y nos ama, si es que somos Hijo de Hombre
y de Mujer, lo innumerable al fondo de lo innombrable;
no, nuevos semidioses
del lenguaje sin Logos, de la histeria, aprendices
del portento original, no le roben la sombra
al sol, piensen en el cántico
que se abre cuando se cierra como la germinación, háganse
aire,
aire-hombre como el viejo Ez, que anduvo siempre en el
peligro, salten intrépidos
de las vocales a las estrellas, tenso el arco
de la contradicción en todas las velocidades de lo posible,
aire y más aire
para hoy y para siempre, antes
y después de lo purpúreo
del estallido
simultáneo, instantáneo
de la rotación, porque este mundo parpadeante sangrará,
saltará de su eje mortal, y adiós ubérrimas
tradiciones de luz y mármol, y arrogancia; ríanse de Ezra
y sus arrugas, ríanse desde ahora hasta entonces, pero no
lo saqueen; ríanse, livianas
generaciones que van y vienen como el polvo, pululación
de letrados, ríanse, ríanse de Pound
con su Torre de Babel a cuestas como un aviso de lo otro
que vino en su lengua;
cántico,
hombres de poca fe, piensen en el cántico.

TACTO Y ERROR por GONZALO ROJAS


Por mucho que la mano se me llene de ti
para escribirte, para acariciarte
como cuando te quise
arrancar esos pechos que fueron mi obsesión en la terraza
donde no había nadie sino tú con tu cuerpo,
tú con tu corazón y tu hermosura,
y con tu sangre adentro que te salía blanca,
reseca, por el polvo del deseo,
oh, por mucho que tú hayas sido mi perdición
hasta volverme lengua de tu boca,
ya todo es imposible.
Hubo una vez
un hombre, una vez hubo
una mujer vestida con la U de tu cuerpo
que palpitaba adentro de todas mis palabras,
los vellos, los destellos;
de lo que hubo aquello
no quedas sino tú
sin labios y sin ojos,
para mí ya no quedas sino como la forma
de una cama que vuela por el mundo.

OCHO HORAS AL DIA SIN LLEGAR A NADA por RODRIGO ROJAS


Ocho horas al día sin llegar a nada
ni al amor
metiendo a patadas tu inteligencia al infierno
y a patadas metiendo el infierno a tu espíritu.
Deja destrozarme
Para que contemples la verdad.
¿Acaso no recuerdas si éramos felices?
Todo lo ves te ha sido dado
Este río subterráneo que pasa entre nosotros
y las hortalizas frescas de la feria
Sépanlo
He venido a buscar la abundancia.
Allá afuera las estrellas parecen almendradas.
Eso es abundancia.








Todos ustedes son bellos.
Se parecen al mar
cuando salpica con su violencia.
Espuma levantada por el viento
son ojos que hacen sagrado al corazón
bocas que lamen
santo, santo.
A nadie miramos a los ojos
colgamos de la vida como liendres
somos santos
una desgraciada generación santa.
Cuando decimos amor, esa palabra tambalea.

sábado, octubre 12, 2013

CAMA CON ESPEJOS por GONZALO ROJAS


Ese mandarín hizo de todo en esta cama con espejos, con
dos espejos:
hizo el amor, tuvo la arrogancia
de creerse inmortal, y tendido aquí miró su rostro por los
pies,
y el espejo de abajo le devolvió el rostro de lo visible;
así desarrolló una tesis entre dos luces: el de arriba
contra el de abajo, y acostado casi en el aire
llegó a la construcción de su gran vuelo de madera.
La estridencia de los días y el polvo seco del funcionario
no pudieron nada contra el encanto portentoso:
ideogramas carnales, mariposas de alambre distinto, fueron
muchas y muchas
las hijas del cielo consumidas entre las llamas
de aquestos dos espejos lascivos y sonámbulos
dispuestos en lo íntimo de dos metros, cerrados el uno contra
el otro:
el uno para que el otro le diga al otro que el Uno es el
Principio.
Ni el yinn ni el yang, ni la alternancia del esperma y de la
respiración
lo sacaron de esta liturgia, las escenas eran veloces
en la inmovilidad del paroxismo: negro el navío navegaba
lúcidamente en sus aceites y el velamen de sus barnices,
y una corriente de aire de ángeles iba de lo Alto a lo Hondo
sin reparar en que lo Hondo era lo Alto para el seso
del mandarín. Ni el yinn ni el yang, y esto se pierde en el
Origen.

FRAGMENTOS por GONZALO ROJAS


1
Del cerebro cae la esperma, cerebro líquido,
y entra en la valva viva: et Verbum caro
factum est.
Leopardo
duerme en sus amapolas el pensamiento.
¿Quién
me llama en la niebla?

2
Cuerpo que vas conmigo, piel
de mi piel, hueso de mi hueso, locura
de haber venido a esto, desde la madre
a la horca,
sólo el Absoluto
es más fuerte que el leopardo,

3
un zarpazo, un ritmo,
no hay
otra hermosura comparable:
ni la que besamos, ni
la que no alcanzamos a besar en la prisa
de la aguja terrestre,
ni la majestad
del cielo y sus abismos, ni esta noche
tan
tersamente fragante
para yacer desnudos como vinimos
entre el fulgor y el éxtasis: como vivimos y nos vamos.

4
¿De qué se acuesta el hombre para morir, de qué latido
pernicioso, con la sien entrando hacia dónde
de la almohada y la oreja:
oreja ya de quién, nadando cuál
de los torrentes sombríos: el pantano
o el vacío sin madre: de cuál de las espinas
de la Especie?

5
Me invento en este Dios que me arrebata, me abrumo
en las vocales ciegas, me desperezo
entre estos libros sigilosos como serpientes,
¿cuánto
me queda en la trampa?
Díganme elocuente,
pero yo pregunto, pregunto.


6
Ya van cincuenta y siete, hila que hila, zumba
que zumba el zumbido contra el hueco del corazón.
Nacemos
y desnacemos en lo efímero, miramos
por el vidrio:
uno
no sabe si es otro, si todo empieza cuando salimos,

7
del polvo
al polvo,
del miedo
al miedo,
de la sombra

8
a la nada.
Sólo que de lo Alto
caemos con la esperma, nos encarnamos
en la apariencia, nos cortan de lo flexible
de la doncellez de la madre, nos secan a la intemperie
del llanto, y hay que subir, subir,
para ser:
perdernos,
perder
el aire, la vida, las máscaras, el fuego:
irnos quedando
solos
con
la
velocidad
de la Tierra.

9
Dormir por último en las piedras pero velar como el
leopardo
entre las amapolas,
aquí y allá,
ser uno y otro
como el mar, vivir el Enigma.
¿Todo
es igual a todo, mi Oscuro?
¿Todo
es igual a Ti mismo?

viernes, octubre 04, 2013

RETRATO DE MUJER por GONZALO ROJAS


Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.
Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.

martes, septiembre 17, 2013

LAS HERMOSAS por GONZALO ROJAS


Eléctricas, desnudas en el mármol ardiente que pasa de la
piel a los vestidos
turgentes, desafiantes, rápida la marea,
pisan el mundo, pisan la estrella de la suerte con sus finos
tacones
y germinan, germinan como plantas silvestres en la calle,
y echan su aroma duro verdemente.
Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni
rosas
ni arcángeles: muchachas del país, adivinas
del hombre, y algo más que el calor centelleante,
algo más, algo más que estas ramas flexibles
que saben lo que saben como sabe la tierra.
Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería
de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile
de las calles veloces. Hembras, hembras
en el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco
sentidos
para sacar apenas el beso de la espuma.

EL FORNICIO por GONZALO ROJAS


Te besara en la punta de las pestañas y en los pezones,
te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!

lunes, septiembre 16, 2013

TRANSTIERRO por GONZALO ROJAS


1
Miro el aire en el aire, pasarán
estos años cuántos de viento sucio
debajo de los párpados cuántos
del exilio,

2
comeré tierra
de la tierra bajo las tablas
del cemento, me haré ojo,
oleaje me haré
3
parado
en la roca de la identidad, este
hueso y no otro me haré, esta
música mía córnea
4
por hueca.
parto
soy, parto seré,
parto, parto, parto.

NUMINOSO por GONZALO ROJAS


1
Al mundo lo nombramos en un ejercicio de diamante, uva a uva de su racimo, lo besamos
soplando el número del origen,
no hay azar
sino navegación y número, carácter
y número, red en el abismo de las cosas
y número.
2
Vamos sonámbulos
en el oficio ciego, cautelosos y silenciosos, no brilla
el orgullo en estas cuerdas, no cantamos, no
somos augures de nada, no abrimos
las vísceras de las aves para decir la suerte de nadie, recio
sería que lloráramos.
3
Míseros los errantes, eso son nuestras sílabas: tiempo, no
encanto, no repetición
por la repetición, que gira y gira
sobre
sus espejos, no
la elegancia de la niebla, no el suicidio:
tiempo,
paciencia de estrella, tiempo y más tiempo.
No
somos de aquí pero lo somos;
Aire y Tiempo
dicen santo, santo, santo.

martes, julio 23, 2013

A LA SALUD DE ANDRÉ BRETON por GONZALO ROJAS


Contigo y con el viento teníamos todo
lo que necesitábamos
B. C.
I

Y la Mosca decía, qué decía la Mosca: no es para tanto,
nunca es para tanto, la nariz
no es para oler, y todos reventamos:
tel qu’en Lui-même enfin l’éternité le change.
Hasta el siglo veintiuno, si vuelves. La comedia
se acabó, y el océano y el pescado perdido.
Y la Mosca decía qué decía la Mosca : se remata este
muerto,
cuánto por su cabeza de león milenario,
por su arrogancia etrusca y el aire de marfil,
cuánto por sus errores, baila y baila serpiente,
o se hunde este volcán con la vieja ceniza.
Ahí vas trotando adentro del carro de mudanzas, oh París
lúcido en tu diamante. Ahí decimos: —Espéranos.
Ahí te echamos los pétalos este setiembre sucio. No
podríamos.
Las lilas de la lluvia para decirte adiós.
Y allí mismo Nadja llorando, y el enigma.

II

—Nunca fui de La Charca, la belleza será convulsiva,
denuncio a los adeptos,
o no será. Salud, salud en el relámpago.
Correr, correr corriendo escala arriba. Corto lo más alto
en la arteria de la asfixia,
y el espejo trizado, soy el vidrio esta sangre que yo mismo
en el suelo: va a gotear.
Vine a decir que nada, que nunca, que nacemos.

III

Lo que te debe toda la escritura del mundo, y el oxígeno,
lo que
te debe la locura de la razón y el mar de las tormentas,
lo que el ojo y la mano te deben, lo que el vidrio de las co-sas,
lo que la libertad,
la preñez, la niñez, lo que las nueve larvas
del caos, y de golpe estamos vivos.
Y el loco amor, lo que te debe el loco amor
de los desnudos, el Aullante.
Cráteres los sentidos, todo se abre y se cierra, y el loco,
loco amor.
De este polvo vinimos, de este olor al cuchillo de este beso
de esta mujer de este hombre, y el aire, el aire, el aire,
para que venga el único, y escriba el otro lado
del vaivén de las cosas, el pentagrama abierto, y espéranos,
el sol
del último vidente que anduvo entre nosotros,
cóndor sin madre: nadie, pero todos y todo, cuando pasan
los días de la tierra
y el juego está jugado, y esas tablas terribles.

miércoles, mayo 29, 2013

MONÓLOGO DEL FANÁTICO por GONZALO ROJAS


Por mis venas discurre la sangre presurosa del animal inútil
que come cuatro veces al día como un puerco,
que me tutea y me deprime
con su palabra ufana,
testimonio evidente de esta parte de mí
que se muere al nacer, como una nube;
lo blando, lo confuso, lo que siempre está afuera
del peligro, el adorno y el encanto.
No beberé. No comeré otra carne
que la luz del peligro.
No morderé otra boca que la boca del fuego.
No saldré de mi cuerpo sino para morirme.
Ya no respiraré para otra cosa
que para estar despierto noche y día.

lunes, enero 09, 2012

RIMBAUD por GONZALO ROJAS



No tenemos talento, es que
no tenemos talento, lo que nos pasa
es que no tenemos talento, a lo sumo
oímos voces, eso es lo que oímos: un
centelleo, un parpadeo, y ahí mismo voces. Teresa
oyó voces, el loco
que vi ayer en el Metro oyó voces.
¿Cuál Metro si aquí no hay Metro? Nunca
hubo aquí Metro, lo que hubo
fueron al galope caballos
si es que eso, si es que en este cuarto
de tres por tres hubo alguna vez caballos
en el espejo.
Pero somos precoces, eso sí que somos, muy precoces, más
que Rimbaud a nuestra edad; ¿más?,
¿todavía más que ese hijo de madre
que lo perdió todo en la apuesta?
Viniera y nos viera así todos sucios,
estallados en nuestro átomo mísero,
viejos de inmundicia y gloria.
Un puntapié nos diera en el hocico.

martes, abril 26, 2011

OCHENTA VECES NADIE por GONZALO ROJAS



¿Y?, rotación y
traslación, ¿nos
vemos
el XXI? ¿Nos
vamos o
nos quedamos? Van 80,
y qué.
De nariz
van 80, de aire, de mujeres
velocísimas que amé, olí, palpé, de
mariposas maravillosas del Cáucaso irreal adonde
no se llega tan fácilmente porque no hay Cáucaso irreal, de eso
y nada van 80, de olfato
de niñez corriendo Lebu abajo, los pies
sangrientos rajados por el roquerío y el piedrerío, de eso, del
carbón pariente del diamante, de las
gaviotas libérrimas van
80, del zumbido
ronco del mar,
de la diafanidad del mar.
Habrá viejos y viejos, unos
vueltos hacia la decreptitud y otros
hacia la lozanía, yo estoy
por la lozanía, el cero
uterino es cosa de los mayas, no hay cero
ni huevo cósmico, lo que hay en este caso
-y que se me entienda de una vez- es un ocho
carnal y mortal con mis orejas de niño
para oír el Mundo, un ocho

intacto y pitagórico, mis hermanos
paridos por mi madre fueron ocho, los pétalos
del loto, la rosa de los vientos, lo innumerable
de la Eternidad, mi primer salto al vacío
desde el muelle de fierro contra el oleaje, ahí voy. Difícil
ocho mío nadar con este viejo a cuestas.
Bueno, y si muero el cero ya es otra cosa
y eso se verá si es que procede
el mérito del resurrecto. La apuesta es ahora,
ese ahora libertino cuando uno
todavía echa semen sagrado en las muchachas, y
no escarmienta, construye casas,
palafitos airosos construye para desafiar al esqueleto, viaja,
odia la televisión, vive solo
en su casa larga de Chillán de Chile, unos setenta
metros de nadie, cuida
las rosas, acepta las espinas, se
aparta al diálogo con su difunta, rema en el aire
a lo galeote, como antes, todo en él es antes, el
encantamiento es antes, el
sol es antes, el amanecer,
las galaxias son antes.
Así las cosas, ¿nos entonces vemos
el XXI? Los
verdaderos poetas son de repente: nacen
y desnacen en cuatro líneas, y
nada de obras completas,
otros
entreleen a su Homero por ahí en inglés entre el ruido
de los aeropuertos a falta de Ilion,
Hólderlin
fue el último que habló con los dioses,
yo
no puedo. El Hado
no da para más pero hablando en confianza ¿quién
da para más?, ¿el aquelarre
de los nuevos brujos de la Física?, ¿el amor?, pero
¿qué se ama cuando se ama?, ¿las estrellas?, pero ¿quiénes
son las estrellas profanadas como están por las
máquinas del villorrio?
Lo
irreparable es el hastío.

RENATA por GONZALO ROJAS




rojasgonzalo @ difícil
la situación
tuya
Ajmátova
Anna Ajmátova
Respuesta a ras de arrullo virtual: entendido,
decifrado e-mail hermoso
a escala de hermoso fechado
hoy en Monterrey, un beso, ¿dónde
queda Monterrey?
Alabado sea México
porque es esdrújulo como el Hado, por
el gran pétalo convulso
y blanco de tu cuerpo, Renata, arrebatado por
el acorde arterial
del éxtasis, los leones
de Babilonia adentro, por
lo animala trémula cuando
te quedas honda pensando pensamiento, por
los milenios que hablan fenicio, etrusco, maya en
ti, mi una única, de hipotálamo
a pie precioso, sin
Malcolm Lowry, sin
Artaud, sin Lawrence, por
ese violoncello que eres tú y
nada más, por ese río que eres donde los niños
miden el fondo de la transparencia. Alabado,
alabado
porque es esdrújulo como el Hado.
Más claro y ya por último fuera
del ahora, no
se ha vivido, se ha
llorado llanto de nacer, se ha, se habrá
más y más mar nadado
contra el oleaje
embravecido.
No hubo ver, no
se vio, todo lo más que se vio fue aullido
desde las galaxias, la oreja
pensó ojo, el ojo
pensó vagido: tú
-paridora- sabes cuánto cuesta.
Por anámnesis, por
desierta memoria sabes cuánto
le cuesta al corazón irse
quitanto quereres, cuánto al
estanque donde suelen flotar los cisnes negros, cuánto
a la propia soledad que ha sido, que
será, cuánta hermosura
le cuesta a la hermosura.
Porque todo es parte, Renata,
todo es parte, tu
figura, tu escritura, esa letra que los dioses
escriben por ti cuando dices su callada resurrección, tus
muslos, tu risa de repente, la
rugosa realidad que pintó Rimbaud, ese otro
relámpago con R de rey, lo
ensangrentado de ti que anda en mí
arterial, el misterio.
Todo es parte, se es
hombre de mujer, mujer
de hombre, ventolera
de Dios: ánimula
vágula blándula, mortala
de mortal, útero
de la Tierra, atánatos
espérmatos se es, mariposa
y sangre para hilar el pez del
que vinimos viniendo.
-Sigue tú:
el Tao eres tú.

LA ADULTERA por GONZALO ROJAS




Pienso y pienso qué haré con esta adúltera de esas que
salen en la Biblia y al tercero día
-una vez perdonadas- comen semen
de máquina porque también hay semen de máquina,
testículos
de máquina, orgasmo fluvial y
cerebral de máquina, ¿qué haré con esta adúltera?
-Amala
me dicen las estrellas, ámala
por bestia bestial, por rajada y bailada en el arenal
del desamparo, ámala, apedreada y todo, ámala por
violada y vuelta a violar, por azucena
blanca y ensangrentada, por perdida ámala, por
eso y más. Ahí
va la foto: un metro setentamente carnal
para confirmar el mito, dos
ancas de parir y, ya más cerca, una muchacha
preciosa si se atiende al espectáculo
del baño, recién mojado el pelo alto, aireada
la fragancia de la nuca, limpia
de pecado, gozosa y
deseosa, estremecida aún por ese olor
a hombre, trizada, aullada por el rigor del vidrio,
y el espejo, el espejo.
Y el gran Tao cortante: -No, no te encandiles
con esa loca, liviandades son liviandades, no escribas en la
arena
ningún perdón, percances son percances pero lo indisoluble
a escala de alquimia
no es soluble, toda adúltera
pide adúltero. No : casorio llega a velorio
y más allá y el juego exige ritmo hondo a babor
y a estribor. Además no hay además, dos
es dos y uno uno. De repente hay Dios
y funciona.
Funciona para qué solloza allá lejos el clarinete del jazz
de los negros de New Orleans [paréntesis, mi lector:
¿sabía usted
que el vocablo jazz es semen en la tonalidad afectiva de
los negros?]
Sigo: funciona, funciona pavoroso para qué entre el
estruendo y el remolino convulso, ¿para qué entre el
estruendo y el remolino convulso, ¿para qué entonces
ese Dios?, insiste el instrumento. Él es El. A tu trompeta
(vuelve a insistir)
ámala, a tu muchacha ensangrentada que es tu música
ámala,
a tu concupiscencia cerebral, a tu
libertina, no
transes. Habrá Dios
pero ¿dónde anda Dios? Son las 3 de
la madrugada y el avión a Chicago se va a estrellar, mi
Dios ¿dónde andará mi Dios?
Pienso y pienso: ¿o lo que prevalece es el comercio de los
denarios
perdientes, Pound?, ¿esa ráfaga bancaria que va pudriendo
el planeta
cada minuto? ¿O nunca hubo Dios, o
el Dios que hubo era perro? ¿dónde queda Irak?,
putidoncella mía ¿dónde queda Irak, adúltera
mía, alma
mía, ¿dónde queda Irak?
-Oleaje, puro oleaje, no es que haya sido infiel,
cierra aquí la adúltera de un tajo: el casorio
con la eternidad
nunca fue mi fuerte.
¿Quién no lame la llaga de haber sido? Saludos
desde Londres, duermo
en el barriel de este arrabal
pasado el Támesis, hablo
con nadie, me alimento
de moscas.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...