miércoles, marzo 17, 2010

THE HURT LOCKER : LA GUERRA ES DROGA. por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE




Williams Burroughs en el Almuerzo Desnudo enjuicia: “ La droga produce una fórmula básica de virus “maligno”: el álgebra de la necesidad total. El drogadicto es un hombre con una necesidad absoluta de droga. A partir de cierta frecuencia. La necesidad no conoce límite ni control alguno. Con palabras de necesidad total: ¿Estás dispuesto? Sí , lo estás”.

Para enfrentarse a este film, habría que dejar de lado ciertas concepciones arraigadas en la mayoría de los espectadores; El intervencionismo imperialista Norteamericano, la invasión y la legitima resistencia de un pueblo , que cree en la autodeterminación y recurre a diversos medios, en pos de liberarse de sus “libertadores”. Esta operación necesariamente nos llevará hacia un prisma donde lo que resalta es el alma humana bajo la peor de sus dinámicas: La Guerra.

William James es un experto en explosivos cumpliendo servicio en el desértico Bagdad y sus alrededores. Se nos presenta , rudo, alienado desde la primera escena envuelto en un rock estridente. Acaba de integrearse a la Compañía Bravo, la que recientemente perdió a su lider, en cumplimiento del deber.

Escena tras escena concurrimos al desenvolvimiento arriesgado y efectivo de este militar norteamericano. La intervención de los iraquíes, la atmósfera de constante riesgo, registrados por una cámara de movimientos nerviosos, nos infunde suspenso como sólo los maestros del cine saben hacerlo. Bigelow es una directora con experiencia en estas lides, no busca el efecto patético de aquellas escenas chauvinistas, que presenciamos, con paciencia o sin ella, en una suma de historias bélicas, sin restar un gramo a el drama que la película expone.

Las tomas de cámaras precisas y los extensos lapsos sin música incidental nos atrapa en este descenso al infierno, que a instantes parece no incomodar al protagonista.

El epígrafe de esta producción reza: “ LA GUERRA ES DROGA”. Para muchos es una verdad sin cabida a relativismos, una necesidad imperiosa.
Una película bien lograda, ganadora del Oscar 2010 a la mejor pelicula, seis estatuillas en total, merecidas sin duda, un buen convite para asiduos al cine bélico y al público en general.

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ESCAFANDRA 1 PRONTO EN SCRIBD

APARECE NUMERO CUATRO DE ESCAFANDRA 1

jueves, marzo 04, 2010

FALTA. DE VICTOR HUGO DIAZ por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE




Dionisio es una de las facetas que los estudiosos del arte denominaron a su desarrollo, encarnaba al estado de embriaguez. Lo asimilaban a la creación musical, contraponiendo a Apolo que encarnaba la escultura, todo basado en la mitología griega.

Lo que encontramos en el poemario de Víctor Hugo Díaz, Falta, encontramos uno de estos rasgos. No es una vorágine, producto de la pasión o del “Delirio dionisiaco”, sino una forma de catalogar a un cúmulo progresivo de imágenes, todas ellas incisivas, cada una entregando un mensaje específico. Respetando la musicalidad, entregan un detalle a un cuadro general, que sin sobrecargar llegan a constituir una mirada caleidoscópica entregando un ambiente vigorosamente objetivo.

Poesía nítida, entre acerados y comunes climas, nos enfrenta a la presencia constante de una falta ; falta el espíritu pero nos inunda, falta el cuerpo pero nos acosa, falta el fulgor y nos sobra la luz mortecina de la melancolía y la crítica incisiva.

“De noche las bocinas
y el zumbido de motores
son la rogativa por más lluvia
de estos vehículos que no avanzan

El mapa de turista sirve de abanico

En la esquina, un sacrificio humano
A exceso de velocidad”


¿Dónde lo dionisiaco? En la embriaguez que a veces asola al hablante lírico, en el caminar entre drogas y alcohol, sutilmente sugerido.

“No se nota la pasta que los meses de encierro
Y los riñones excretaron
-Lo que tiene la pasta es el paisaje humano que se fuma.

Pero la ausencia se concreta en la falta y en cada verso que resuena en el poema.


“Hay otra mentira en este asunto
Es que se piense escrito por otro
peor, uno, de algún sexo
caluroso o muerto de frío
pero más joven
o más viejo
modelo número tanto
actual y frágil
Sólo falta el cuerpo
eso falta”.

Un cuerpo, que es el cuerpo del lector, necesario, obligatorio, la infinita corporeidad del otro, una otredad indefinida.

Otredad que abunda en los paisajes urbanos, detalles que faltan en nuestro devenir, porque no nos detenemos a registrarlos a memorizarlos a hacerlos parte de nosotros.

“La autobiografía no engaña
Nos enseña a leer a los otros

Sirve como cuerda de seguridad
a punto de cortarse
y dejar caer el sobrepeso
de un trabajo a medio terminar.”


La cosmovisión de Díaz, es corrosiva, nos muestra en versos, cuadro tras cuadro un fotograma íntimo, urbano, rico en acechanzas al espíritu, delirante a ratos, nos invita a seguir verso a verso este poemario.

FALTA. Víctor Hugo Díaz. Editorial Cuarto Propio.
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