...—Cuántos pulmones, ¡cuántos!, ¡te has comido,
fábrica!..., ¡criadero de sombras: cementerio de almas, criadero de sombras y de
mártires, iglesia, garito, letrina del diablo, sucursal de las casas de
orates, los hospicios y los sepulcros por los lechos ácidos del hospital!... ?...
!...
Los
piojos y las pulgas hacia la sarna hedionda gimen más allá del más allá de tus
ruidos joviales y la miseria se rasca las pústulas tras tus gestos potentes y
tu modos sonantes, tu actitud rural de atleta...
A la
salida del sol trinan tus grandes sirenas por la salida del sol. cantan los
martillos, las ruedas, los tornos, las bielas, un sudor vegetal, eminente,
animal, dignifica y sublimiza los rostros grandiosos; atardeciendo. paren los
ocasos angustia, sangre, infamia, errores malditos, dolores oblicuos.
capciosos, ladinos, tristezas, congojas, penurias; de noche, ¡oh!, de noche la
aritmética trágica del capitalista roe la claridad lunar, augusta, y la soledad
llora en los esputos verdes de los tuberculosos, mientras las ratas rubrican
los pisos en donde ejerces tu explotación.
Tus
esclavos y tus lacayos nutren la panza oscura del comercio, engendran muchos
hijos, aguantan muchas penas muriéndose de hambres sociales o se hacen héroes
y líderes.
Los
carabineros y el Estado te lamen los pechos rotundos, fábrica, tú les mantienes
la hembra, la lepra y los pingajos rojos de la autoridad, gran cabrona gorda, y
la ley es uno de tus productos, uno. una sola de tus manufacturas, una sola
en una sola.
Como a casa ruinosa, los vientos trágicos de junio y
julio, asi las huelgas te remecen, fábrica, como a casa ruinosa, y los
comicios democráticos, las turbas plebeyas y su voz interoceánica barren tus
frutos lúgubres: las pulmonías, las gonorreas, la tuberculosis, los insomnios,
la miseria, la fatiga. la congoja, las borracheras trágicas en la borrachera
de los fracasados, el crimen, la verde envidia. Dios... tus frutos lúgubres,
fábrica, tus frutos lúgubres. la hipocresía crepuscular del explotador, el
catolicismo y la hostia oscura en la hostia oscura de la mentira social
elevándose sobre aquella gran tumba hedionda en donde los salarios oscilan entre
$ 1.50 y $ 2.— la jomada.
(.. .Y las viejas raídas, las esposas, las hembras, los
mocosos, las queridas zaparrastrosas con sus tarritos tristes junto a las
murallas: porotos duros, pancutras viejas...........
¡todo el amor con todo el dolor proletario en la dignidad de un almuerzo
pobre!... !...
¡Incubadora de miserables y meretrices e incubadora de
superhombres. fábrica, tus axiomas teologales —"trabajar es dignificarse”—,
tus axiomas teologales son lo mismo que frailes horribles, negros, malos,
secos y hediondos y el perro de "Dios", el capitalismo, te preside
como el gusano y la cruz los cementerios!...
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