En un recinto muy blanco hay
sólo una mujer como índice un
fenicio verde con lucecita en el riñón
Pedimos cerveza
—mira el espejo dice Mario Góngora—
Contamos hasta 17 luces repetidas en veinte
espejos más allá no hay nada
y sin embargo esta nada está
formada por
la adición proporcionalmente
geométrica
de la vida acumulada como el
color blanco sumado
da un verde más verde que el fondo intenso de la
muerte.
Esto no es un poema es un ejemplo
que pasó en una fuente
de soda estábamos José Stefanía Mario Góngora y yo.
de soda estábamos José Stefanía Mario Góngora y yo.
Lo que quiero mostrar es bastante sencillo: la muerte es
la suma infinita de la vida y la vida es la suma infinita de la nada.
la suma infinita de la vida y la vida es la suma infinita de la nada.
En cuanto a la mujer es sólo un buen puente como es el amor
el fenicio está de más pero existía
además de la nave central de la que he hablado.
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