Me escuece y arde esta vieja aréola.
Se me enrojece y descama
cuando me tocan tu vida
o cuando yo mismo la rozo
yendo hacia atrás con mis dedos.
Como temo me la alivie
la pomada del tiempo,
te rasco y me hiero
y hago saltar la costra y la sangre
para aceptar la cicatriz
de que no tienes olvido.
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