
De un maltraído, pobrísimo marino
(de una isla del Mar Egeo) era hijo.
Trabajaba donde un herrero.
Usaba ropa vieja.
Sus zapatos de trabajo raídos y míseros.
Sus manos estaban manchadas de herrumbre y aceite.
Al caer la noche,
cuando cerraba el taller,
si había algo que deseaba mucho,
alguna corbata un poco cara,
alguna corbata para el domingo,
o si había visto en una vitrina y la quería
alguna bonita camisa azul oscuro,
vendía su cuerpo por un tálero o dos.
Me pregunto si en los tiempos antiguos
poseyó la gloriosa Alejandría
un joven más bellísimo,
un muchacho más perfecto que él
— que se perdió:
no hubo, se comprende,
estatua o pintura suya:
arrojado al mísero taller de un herrero,
se hubo de acabar tempranamente
por el trabajo penoso
y por una vulgar corrupción, desdichada.
(1928)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario