domingo, julio 31, 2011

EN LA CRIPTA por ALVARO LOPEZ BUSTAMANTE



Sólo el cielo. Una larga franja azul. Tendida, como muerta, siente el ruido de la calle. Ha estado por horas en la misma posición. Todo comienza cuando su pareja, que llamaremos Eric, le dice que ya es tiempo, que no aguanta, que necesita ir a comprar.
- Necesito ir a comprar - dice
- Oye... ¿pero estai seguro?
- Sí, sí, es que no aguanto
- Es re peligroso oye...
- A ver, primero, voy a ir en el auto, y si estai tan preocupada, vamos juntos poh, ¡qué tanto, acaso soi mi mamá, le ponis color!
Tras pelear media hora, ambos se dirigen a una zona marginal de la ciudad. Bajan del auto, y caminan hacia una plaza. Eric identifica al único tipo que circula por el lugar. “Ese es”, dice, y se acerca a conversar. Tras una breve charla, hace gestos para que ella venga. “Lo que pasa, es que no tiene acá, vamos a tener que acompañarlo”. “¿¿Adonde??” . “Vamos poh”. Van.

Primero, cruzando la plaza, luego, por una calle interminable, luego, suben un largo sendero: llegan al comienzo de una población. Avanzan unas cuadras.
- Quédeate acá - le dice - ya vuelvo.
- Pero...
- Espérame acá, ya vuelvo, allá es peligroso, acá es seguro.
Gira, se interna entre las casas, acompañado del tipo.
Pasan 20 minutos. Media hora. Luego, los gritos.
- ¡¡Corre!! ¡¡Corre!! ¡¡¡Arranca, mierda!!!
Suena un balazo.
Ella empieza a correr, a correr, hasta que siente que se le acaba el aire, que los pulmones y las piernas se desmadejan, él la alcanza, la toma de la mano, la arrastra, hasta que ella no puede más, mientras los balazos se acercan, los gritos parecen estar ahí, al lado, y él siente que ella es un peso muerto, que no le deja avanzar, que no puede seguir, y se ahoga y se cansa y le dice
- ¡¡Espérame acá, yo voy a buscar el auto, y paso por acá!!
- ¿¿¿Qué???
- Métete en esa zanja que está ahí, apúrate
- ¡¡No me dejís sola!!
- ¡¡¡Espérame que ya vuelvo!!!
Él sigue corriendo. En la oscuridad, con miedo, ella va tanteando cómo bajar, es un metro, un metro veinte, se tiene que sentar para dejarse caer, mientras ya siente los pasos, los gritos. Cae.
- Este conchesumare!! - dice alguien
- Culiao, lo ‘amo a zurcir a tunazoh
- Chuchesumare pollo culiao
Ella respira apenas, acostada. Pasan las horas. A veces, cree quedarse dormida. Arriba, el cielo. La gente comienza a despertar en la ciudad.

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