Para aquella generación que
creció entre los programas nacionales y las series británicas y gringas, que
creció con tres o en el mejor de los casos cuatro canales de televisión a
disposición, el mundo de aquellos años se marcó con las imágenes de superhéroes
verdes y musculosos, una familia
granjera en medio de la pradera, seres biónicos y nucleares. Para
aquellas generaciones el ritmo de la vida y sus hitos iban en paralelo a esos
eventos televisivos, cuando el sucio y corrupto rating comenzaba a asomar su espantosa
cabeza. Las opciones eran pocas y eso determinaba a las masas a una
homologación nunca antes vista y que nunca más se vio, eso y los partidos de fútbol
en las calles, eso y el sudor de niño mezclado con el polvo en suspensión, eso
y los sacrificios de la madre, eso y la escuela, determinaron toda su existencia.
Ánuar Zúñiga Naime, poeta mexicano, es testigo,
protagonista y deudo de aquellos tiempos y parte de estas generaciones. Estos poemas provienen de una voz lírica que
aún recuerda, que pervive en los tiempos de las redes sociales y del
infinitesimal abanico de posibilidades visuales. Surge su discurso entre
recuerdos magros, sinsabores de infancia y adolescencia que irremediablemente
hacen mella en su edad madura, el mundo ha cambiado y el poeta; también.
La poesía es, sin duda, un
excelente registro del tiempo y su pulsión:
“De momento
los focos arden en el techo
que se desplomará
sobre 1994.
De los escombros sólo asomará
una resistencia al rojo vivo y el ozono
que en grandes cantidades
podría matarnos. “
- Result may vary-
Un registro de los hitos más
lacerantes y más cabales:
“La madrugada del 11 de junio de 1997
Alfredo Naime aprendió que la muerte es un taladro
que perfora lo seco de las tablas
y deja pasar una luz que no se parece
a las luces que ven los moribundos de las películas.”
- Flatline-
La realidad y sus padecimientos
prácticamente es el escenario en el que el yo poético, la nostalgia influye con
su peso específico. Pero también hay cabida a una abstracción que apela a esa
alienación circundante propia del mundo y sus normas, como la notable composición del poema intitulado
“Public Suicide Booth” y de “Demuestra
que no eres un robot” anclando un elemento lúdico en medio de un melancólico
devenir.
La cultura televisiva y la
cultura popular forma la columna vertebral de este poemario, no su principal
leitmotiv, si no lo que le da la agilidad necesaria para llegar directamente al
lector, Zúñiga lo sabe, sabe que todos esos elementos son los que le han
formado, el tiempo y su marcha le hace un trashumante por la década de los
noventa.
El principal rasgo es
demostrar virilmente su humanidad ante un clima adverso, mientras el mundo se
va moviendo en imágenes en el sistema tricomático del rojo verde y azul, antes
de la TV paga, antes del internet.
Nota para el lector
desprevenido: El título de este poemario es “Sector 7-G” que es el ámbito donde
Homero Simpson presta sus servicios en la Planta Nuclear de Springfield. La serie “The
Simpson” lleva 25 temporadas, la serie de animación más extensa de la historia
de la televisión mundial. El título nos podría demostrar que Anuar Zúñiga equipara
la existencia a una serie imprecisa de temporadas que sólo terminaría con su
muerte.
Sector 7-G por Anuar Zúñiga
Naime. Editorial foc. México.
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