El oficio literario de Andres
Olave nos deleita con Señora M. y otras historias germinales, la brevedad de
las tramas y los finales abiertos nos hace pensar que estamos ante una
estructura narrativa centrípeta, es decir que todo va a desembocar en un hilo
central, pero lo que sucede es que una vez desechada esta idea alcanzamos a disfrutar en su magnitud los relatos “germinales”.
El desfile de personajes,
entrañables unos y execrables otros alienta en ir avanzando de historia en
historia, la humanidad se hace parte con sentimientos de variada índole, con
respuestas instintivas algunas, muy elaboradas otras sin llegar a la afectación.
Desde la Señora M. que todos hemos conocido de una y otra manera, hasta el
carpintero Hammels. Hay tramas realmente de pesadilla y otras dulcemente
oníricas, escenas de una realidad punzante aunque se descubra el sarcasmo en
plenitud. Es en alguna medida un vistazo descarnado a esta comedia humana
cotidiana y llana.
De un lenguaje pulcro,
depurado, en cada una de las historias
nos deja el resabio de lo crudo e inclemente que llega a ser el destino. La
unidad de efecto o impresión es duradera y al terminar uno de los relatos y
continuar el otro persiste la sensación de que los textos pertenecen a una
estructura mayor. Lenguaje breve conciso propio de la narrativa del cuento sin
escatimar trazas de poesía, algunas escenas de absurdo y otras de crítica
social.
El inquietante “Afueras del
Hipódromo” nos sitúa en una situación
ingrata casi perversa donde los antagonistas
demuestran elucubraciones cultas y aceradas, relato que destaca junto a
“Justo derecho”, “Despedida” todos cuadros de una galería atemporal y de plena
actualidad, pero hay un plus, el absurdo a veces de plano , la magia . Olave tiene el manejo de los buenos
narradores. Que estos cuentos sean catalogados con el término “germinales”
podría explicarse el lector , por la brevedad de los mismos que dejan en la
imaginación aún más escenas la continuación de la historia, promueven , empujan
en una dinámica diestra.
Editado por El gato descalzo, imperdible.
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