(uno)
Ora por nosotros
el niño que habita en el
fondo de mi corazón
De rodillas, como antes
como en las historias
que nos leían de pequeños
Ora como si los abismos
fueran de aire y nada
Todo lo podemos cruzar
las distancias con un
solo corte de aliento
Un susurro
un fugaz laberinto
Ora sabiendo
que el tiempo
opera enigmático
y que sólo el amor
encanta y envuelve
Ora sabiendo que volverás
sobre los pasos
y en tus labios
las palabras precisas
para encender
los crudos llanos
de la memoria
creándolos
en pasión y alas
Una ruta entre las lluvias
al desierto
donde yacen sus manos
Sabe que una
de tus miradas
abrasa el cielo
y muta la serenidad
en desasosiego
Una creadora de mundos
una Eva en estado
puro
una oración
glorificada al cielo
y destinada al infierno
La que siembra lágrimas
y levanta los arcos
de anhelos
en los océanos
donde el hombre
jamás ha navegado
La que cosecha versos
sobre montañas en que el pie
humano no se ha posado
Los ángeles velan sus pasos
y escuchan esa oración
desde el inicio
¡pero silencio!
sus pasos se aproximan
en este momento
al borde
de estos versos ilusos
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