La poesía siempre se ha nutrido
de la extensa gama de los sentimientos que determinan la naturaleza humana, es
así que Eros y Thánatos se contraponen y
convergen en los versos de una manera lúdica, dándonos los matices que animan
el amor a la poesía, ese amor a veces ingrato y a veces sublime.
Juan Pablo Rudolffi en Los
tiempos del pájaro, conjuga lo antes
expresado con un manejo y oficio que raya en la elocuencia y el alma que vence
la hoja en blanco. El vuelo de un pájaro
negro que pareciese despegar desde la
soledad impuesta por la vida y las experiencias que día a día van transformando
la vida del hombre en sí aún más que su ego poético.
“No me siento bien,
no vuelo corazón tras las pedradas
por donde duermes vuelo haciendo sonidos diabólicos,
la suma de un tres y un tres
y un tren, y un sable,
y una carnívora salida a la callejuela,
y los perros, la droga, el vino,
todos, todos, callando
Soy un pájaro,
Soy un pájaro negro.”
SOY UN PÁJARO NEGRO.
Hay un desgarro profundo que
llega hasta el alma, los episodios van sucediéndose y dejan constancia verso
tras verso, somos testigo de esta profunda odisea. Hay un itinerario de
autodestrucción que paradojalmente significa esperanza, una esperanza que no es
tal o que en la concepción griega e interpretada por Nietzsche como “el peor de
todos los males”.
“Era necesario mojarse la cara con el agua de un río
distinto,
aguantar la angustia en el pecho, porque la maldición de
la adicción
fue mi amuleto y mi más fiel compañero, mi esperanza.”
CARTA DE UN HIJO LEJANO A UNA MADRE TRISTE.
Pero esta alma poética se ve
sometida a una especie de fuerza
centrífuga en que su principal efecto es lanzar su esencia a su alrededor,
logrando un juego de espejos eficaz, se logra impregnar de esa angustia interna
en el mundo que rodea al poeta y sus versos.
“Que se mueran todos,
piensa el viejo turco del
almacén,
el judío del banco,
el gendarme demócrata,
el doctor cristiano.
Que se mueran todos,
pienso igual yo
mientras termino de un sorbo
la cerveza
y la tarde de oro de la pampa
se vuelve en noche roja,
y los amigos no son más los
amigos
sino cuerpos,
velocísimos
dirigiéndose al infierno.”
LAS FLORES DE LA COMUNA DE
CALAMA I.
Un itinerario entre las miserias
cotidianas y atmosféricas de Calama, una ciudad que cada cierto tiempo queda en
tela de juicio. Juan Pablo Rudolffi nos la describe con una nómina de personajes
que la sola mención nos lleva a una concepción de vida rasgada y herida, ese es
el juego de espejos, el poeta nos muestra desde su alma hacia el mundo que le rodea,
la cosmovisión que le define. El mejor poema, el que en definitiva y para el
lector deja patentemente demostrado lo que postulo es el poema intitulado VIDA,
que no citaré en esta oportunidad para que se busque y se lea, es un poema de buena factura
y el oficio de Rudolffi llega a un nivel en que no es necesario ahondar en la
interpretación para que las palabras en su función por antonomasia entreguen su mensaje nítido,
cuyo efecto natural es golpear nuestra sensibilidad.
LOS TIEMPOS DEL PAJARO por
JUAN PABLO RUDOLFFI. Ediciones del Mal.
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