Iremos de la mano a alzar la vida
en todos los acantilados. Descenderemos el precipicio donde anidaron nuestros
miedos, nos besaremos devorándonos una vez que se abrace nuestra mirada. Un
arco que cruzará toda la tierra y serán
latidos los que harán girar alrededor
del sol. Huí años tratando de que el
olvido entintara hojas en los libros de
mi alcoba, que fuera devorando la memoria que se escurría en el muro de mi
existencia. Huí años tratando de ajar tu imagen imperecedera. Restituyendo el tiempo
antes de Noviembre. Antes del sueño. Y lanzar una flecha que dance su fuego hasta
el confín del tiempo. Recorrí galerías
entre estatuas de sal y el canto de noches sin luna. La imposibilidad se viste de
mil trajes, mientras cerré los ojos e hice correr un tiempo ajeno. Pero no debemos
caer separados. Los ciclos no perdonan palabras la resistencia nos respira
llenando sus pulmones con un verso nuevo. Siempre supimos. Volvimos a romper
las oraciones que acarrean los vientos y a exhalar la oscura hora del día. Nos
veremos directo a los ojos y sostendremos las manos agotadas. El aire las
separará. Renaceremos en el vuelo de mil aves, en la ola que conquistará metros
a la costa, renaceremos, en el canto de mil colibrís que acaban de despertar en
este verso.
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