jueves, septiembre 30, 2010

MAIAKOVSKI. NUBE EN PANTALONES 4. UNA CODA HERETICA Y APASIONADA. por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


(texto íntegro en este blog)

La rebelión no es tal si no se va en contra de los poderes supremos. Vladimir Maiakovski entendiendo esto plenamente se lanza en picada en la cuarta parte de este poema atacando figuras de la religión y literatura cristiana, tales como María, la madre de Jesús, Pedro, apóstol, hasta desembocar en el mismo Ser Supremo. A esta altura de la literatura y actualidad, ese tipo de actos , no horroriza a nadie, quizás a la fecha de creación del poema, estremecería a una que otra alma piadosa, pero este tipo de razonamientos son mezquinos a la hora de pasear los ojos por este último acápite de la nube en pantalones, la pasión se cuaja violenta, irónica y desesperadamente, palabra por palabra remece la figura de la femineidad encarnada aquí , por María, la rogatoria , la ira oculta, el inmenso amor desplegado es tal que más que un canto herético resulta ser un tributo de amor rebelde pasional y me atrevería a decir, sexual.
Comienza así a gritos:
“¡María! ¡María! ¡María!
Déjame entrar, María
¡No puedo vivir en las calles!
¿No quieres?
¿Esperas
Que mis mejillas se hundan,
Que degustado por todos,
Soso,
Venga
Y masculle sin dientes
Que hoy
“seré asombrosamente honesto”?”
Hay un plano en que el poeta se arroja inmediatamente a los pies humillándose, pero hay un resquicio un resabio en que el orgullo le hace falto de sinceridad aunque enarbole la bandera de una honestidad piadosa, deshonesta e impía, una duplicidad en el actuar, un internarse en su alma y un representar en lo externo, la calle una miseria omnipresente:
“María,
¿Ves?
Ya comienzo a encorvarme.
Por la calle
Las gentes agujerean la grasa en sus buches de cuatro pisos
Asoman por allí unos ojos
Raídos por el trajín de cuarenta años
Y chismorrean socarrones
Porque entre mis dientes sostengo
-¡ otra vez!-
El panecillo seco de una caricia de ayer.”

Esto quizás por reflejar ese juicio moral que hace Nietzsche de la Religión cristiana al catalogarla de “moral de esclavos” encarnando así la supremacía de los débiles, la aceptación de la miseria como el pasaje a un estado superior de espiritual y merecedor de las dádivas del cielo, la descripción de estas escenas son el andamiaje exacto de estas “jaculatorias” párrafo por párrafo entrelazadas por una petición cada vez más demandante:
“La lluvia cubrió de llanto las aceras.
Como un pillo atrapado entre los charcos,
Mojado, el cadáver olvidado de un adoquín lame la calle
Y en las cejas grises,
¡Sí!
En las cejas de los carámbanos
Hay lágrimas,
¡Sí!
Y en los ojos entornados de las cañerías de desagüe.

La jeta de la lluvia ha chupado a todos los transeúntes.
En los carruajes un atleta sigue a otro atleta gordo.
Revientan las gentes
De tanto comer
Y a través de sus grietas gotea el sebo
Un río turbio que fluye de los carruajes
Junto con un panecillo cubierto de saliva
Y la masa masticada de viejas croquetas.

¡María!
¿Cómo hacer entrar en sus oídos grasientos una sencilla
Palabra?
El pájaro
Pide limosnas con sus trinos;
Canta,
Hambriento y sonoro,
Pero yo soy un hombre, María,
Un hombre simple,
Que la tísica noche escupió en la sucia mano de la calle”

La prístina oratoria del discurso lírico se ve reforzada por la solicitud urgente, símil a gritos desesperados, se intuyen aún más vigorosos que los que dan inicio a esta parte de la obra, este in crescendo se va tornando turbio en cuanto a las imágenes, en el sentido que se vuelven más y más “naturalistas” por decirlo de alguna manera.
Y continua esta petición viril:
“María, ¿Quieres a alguien así?
¡Déjame entrar, María!

¡Mis dedos crispados aprietan la garganta de hierro del timbre
En tu puerta!

Se enfurece el pastizal de las calles.
En el cuello tengo rasguños de una turba de dedos.

¡Abre!
¡Me duele!”

A esta altura del poema el intimismo se vuelve tan potente que se olvida el eje del poeta revolucionario por simple y llanamente el hombre en su naturaleza, desnuda honesta y desgarradora, firme, sin un átomo de patetismo que podría descalificar la vox lírica, es este el punto más alto de la Nube en Pantalones, lograr ese equilibrio dramático sin caer en la sensiblería es un logro al que pocos arriban.
“¡Has abierto!

No temas,
Criatura,
Si ves en mi cuello,
Como una bestia sudorosa, la montaña húmeda de mil mujeres:
Es que yo arrastro por la vida
Millones de amores puros, enormes,
Y un millón de millones de sucios amorcitos.”

El giro se vuelve cada vez más personal en una forma de vanidosa confesión que denota , más una amargura que un falso orgullo, y continúa:
“No temas
Si otra vez
Desgraciado e infiel
Vuelvo a sobar las caritas preciosas
“de las miles que aman a Maiakovski”
Esas que ya son una dinastía
De reinas entronizadas en mi alma de loco”

Este arrastrar de imágenes femeninas, de mujeres , no se comprendería si se desatiende que los lapsos de vida , el poeta , y con esto me refiero a ESTE poeta, se mide con cada uno de estos amores, de estas mujeres incluyendo hasta la más ínfima todas y cada una tiene una relevancia, tiene un legado, los minutos con ellas son tan importantes como la vida misma. Sin embargo, ante MARIA, la imagen pura y religiosa, la única con nombre y designación precisa, es otro el efecto:

“¡Ven, María, acércate!

Desnuda y sin pudor,
O quizá mínimamente temblorosa,
Y dame el jamás marchito encanto de tus labios.
Mi corazón y yo nunca hemos llegado a mayo,
Y en toda mi vida
Hay sólo un centésimo abril”

La materialización de esta santa figura tiene un resabio herético para los creyentes, mas si se detiene en el punto de vista humanista, es una entrega a lo espiritual, una manera de sacralizar el amor carnal, llegar a la salvación a través de ese acto tan humano como cualquier otro y a la vez tan significativo.
“¡María!
Temo olvidar tu nombre
Como el poeta teme olvidar
La palabra nacida
En el tormento de la noche
Y que le recuerda a Dios por su grandeza.

Amaré y cuidaré
De tu cuerpo
Como el soldado
Recortado por la guerra,
Inútil,
Solitario,
Cuida su única pierna.”

Este es el momento de este carnal “ofertorio” válido como una liturgia poética, se entrega el rol protector del hombre, con el límite racional de suscribirse solo al cuerpo de María, ya que Dios protege su alma como una elegida, y en síntesis protege el alma de la humanidad, se retorna a la imagen abrupta y empero bella de los últimos tres versos.
“María
¿no quieres?
¿No?
¡Ja!

Bien: otra vez, entonces,
Sombrío y cabizbajo
Tomo mi corazón
Bañado en lágrimas
Para llevármelo,
Como el perro
Que arrastra
Hasta su cubil
La pata aplastada por un tren.”

La reacción por el rechazo linda con un despecho lastimero pero firme la imagen no esta exenta de cierto patetismo, llegar al equilibrio poético con este tipo de elementos requiere destreza, en este punto estimo como necesario llegar a este nivel ya que estructuralmente es “trampolín para lo que viene, los siguientes versos son más depurados, dolidos y de finura más cortante, cabe señalar que en la versión en la que este comentario se basa no da para un espacio , sino que forma un corpus compacto con la cita expuesta anteriormente:
“Riego el camino con sangre de mi corazón
Que se pega como flores de polvo en la guerrera.
Como la hija de Herodías,
El sol danzará mil veces rodeando la tierra,
Como al cráneo del Bautista.”

El eje de la estrofa se tuerce hacia lo religioso con un solo interludio de dos versos apenas y con un remate impresionante que da el pie a la próxima estrofa aún más intensa, irónica y herética ya no dirigida hacia la figura femenina , sino a la representación de la autoridad, a Dios, sin miramientos y escaso tacto:
“ Y cuando haya danzado hasta el final
Los años que me tocan,
Millares de gotas de sangre cubrirán el camino
Que lleva a la casa del Padre.
Saldré entonces
Sucio (de todas las noches pasadas en las cloacas)
Y me pondré muy junto a Él,
Me inclinaré
Y le diré al oído:
“¡Escuche, señor Dios!
¿Cómo no le aburre
En esa jalea nebulosa
Mojar cada día sus bondadosos ojos?
¿Por qué no, sabe usted,
Arma un carrusel
Con el árbol del estudio del bien y del mal?”.

Pura y llana rebeldía contra lo establecido, contra el mito y la metáfora en que se sustenta la sociedad, más allá de una irreverencia despechada, se retoma el leitmotiv de ansiar terminar con lo establecido ya no en forma de arenga si no de un comentario sardónico y no sin un dejo de amargura.
Un párrafo más allá se suscita un segundo ofertorio, ahora menos honesto y desgarrador, linda con la burla y el desprecio:
“Y otra vez llenaremos al paraíso de Evitas:
Una palabra tuya y
Esta misma noche
Te traeré las más bellas muchachas
De los bulevares.

¿Quieres?
¿No?
¿Sacudes la cabeza, desgreñado?
¿Enarcas tu ceja canosa?
¿De verdad crees
Que ese detrás de ti, ese alado,
Sabe qué es el amor?”

Este despecho es diametralmente opuesto al que se origino en el ofertorio a María, es más sufriente y orgulloso , emplaza al padre basado en la creencia de la servidumbre ciega de los ángeles, no les permitiría ver la intensidad del amor que surge del corazón de los hombres, un mito extendido. Sin embargo en el párrafo que continúa se destempla la idea:
“Yo también soy un ángel, lo fui:
Como un corderito azucarado miraba a los ojos,
Pero me cansé de regalar a las yeguas
Floreros hechos con sufrimiento de Sèvres.
Todopoderoso, tú inventaste las manos,
Hiciste
Que cada uno tuviese una cabeza
¿por qué, entonces, no eliminaste
El tormento
De besar, de besar, de besar?”


Este es quizás el último párrafo en que se refleje algo de cordura en el discurso poético vertebral de la “Nube”, es hermoso el remate del tormento de besar, a la par de una humanidad abismante, lo que sigue se torna difuso, una serie de amenazas y burlas contra Dios, que más parece el juego de un loco lúdico perdido en una plaza pública, casi con una linterna de mina bajo el sol de un mediodía:
“Yo pensaba que eras un diosazo omnipotente
Y no eres más que un alumno retrasado, un
Diosecillo minúsculo.
Mira como me agacho,
Me saco de la bota
Una navaja.
¡Bellacos alados!
¡Acurrúquense en el paraíso!
¡Larguen sus plumas temblando de miedo!
A ti, oloroso a incienso, te daré un navajazo
Desde aquí hasta Alaska”.

Quizás siendo tan sutil como una nube, el yo lírico haya alcanzado alturas tales como para desafiar deidades y afrentar a las jerarquías celestiales, como oratoria, no deja de ser interesante, incendiaria e insurrecta.
“¡Déjenme ir!

No me detendrán
Les miento,
No sé si con razón
Pero no puedo estar tranquilo
Miren:
¡Han decapitado de nuevo a las estrellas
Y la matanza ha ensangrentado todo el cielo!”

Más allá de una imagen nos encontramos en los últimos versos con un delirio, existe la posibilidad de interpretarlos, pero el poeta que habrá querido comunicar, hay posibilidades, como el producto sangriento de cuanta religión ha pasado por la humanidad, quizás, el sacrificio de las huestes celestiales o simple y llanamente el cielo se cae a pedazos , como diría Nicanor Parra, la verdad es que si analizamos lo citado le vemos como una escena de películas mudas en una velocidad ligeramente más rápida que la normal. Si no tuviéramos el oído entrenado diríamos que es una burla después de las arengas anteriores, mas, sabemos de sobra que no es así, es el paroxismo de la pasión, de la sangre hirviendo.
Mas todo se entiende con los lineamientos de la corriente de vanguardia a la cual Maiakovski pertenecía, el Futurismo iba en contra del simbolismo y de toda corriente filosófica religiosa establecida. Una fiebre que como consecuencia válida fue la revolución.
“¡Eh, ustedes!
¡Cielo!
¡Quítense el sombrero!
¡Voy a entrar!

Silencio.

El universo duerme
Apoyando en la pata,
Garrapateada de estrellas, la oreja enorme.”
Inexplicable pero sutil, la imagen final es sugerente, delicadamente cae en la imaginación, la misma que no olvida los elementos que se mezclan en el crisol que Maiakovski se transforma palabra por palabra, la condición humana, la creación y la muerte , la necesidad de un Dios o de derrocarlo, las relaciones interpersonales desde lo individual a lo general, UN PEDAZO DE ALMA EN ESTADO PURO, eso es Nube en pantalones, insolencia , orgullo ,el fuego perenne de la rebeldía . Simplemente inolvidable.

1 comentario:

  1. gran analisis para unos de mis poemas preferidos, gracias muchas gracias, me ayudan a entenderlo mejor,,,algun dia me llenare de valor para actuarlo

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