sábado, enero 21, 2012

CUANDO SE HABLA DE SOLEDAD por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE




De la soledad se ha escrito mil y un tratados a lo largo de la historia de la humanidad, y se ha retratado en las personales como un leitmotiv interminable. Una idea abstracta. Nacimos solos morimos solos, del vientre ensangrentados y a llanto a todo pulmón y a la muerte de un millar de formas , pero de todas maneras, solos.

El 23 de Enero del 2009, conocimos , algunos, una nueva esfera de la soledad , una etapa distinta una dimensión diferente, si bien es cierto, todos hemos perdido a un ser querido, lo que define a la partida de Eduardo Díaz Espinoza, es una soledad atmosféria...por decir algo, por retratar lo inefable.

Cada cual que le conoció puede dar un testimonio.En lo personal conocí la soledad ya no como una compañera ladina, sino como una atmosfera fría en la ausencia de una voz física, material y la de una voz poética, ya que esa es una forma distinta de escuchar una voz , mentalmente se puede revestir el verso de una voz distinta de la propia, la del autor o aquella que mora en nosotros diferente a la cotidiana.

Eduardo se ha ido , Eduardo se fue hace tres años , hace tres siglos , hace tres minutos... y aún no asumo esa partida... de esa retirada atroz de la vida, en que aquella voz va en mil escenas que se diluyen un viernes alrededor de las siete de la mañana, algo se detuvo , fue un golpe de aquellos que logran que dejes atrás una adolescencia eterna e insulza, para enfrentarte a la realidad con esa madurez de los hombres que ven a la muerte ya no como una idea teórica y arcana.

Luego recuerdo las "pompas fúnebres" los conocidos, los amigos, los cercanos y la familia, Carlitos Gardel cantando cada día mejor, Chavela Vargas llenando la atmósfera con esos recuerdos de tertulias "interminables" que llegaban a su fin.

Creo y quiero creer que lo que subsistió en aquella etapa cruel del cáncer terminal , era una fe en sus hijos literarios... los mismos que aparecían acongojados cada cierto tiempo y recibían de don Eduardo una palabra de afecto o una amonestación justa, jamás faltaba la risa después, en esos ojos de hombre sabio y amable o la mira adusta y severa. Que vengan los retractores a decírmelo a la cara. Hoy la soledad se viste de un recuerdo amargo y de postales antiguas.

Tiempo hace en que ví un film en que terminaba con un epígrafe "TAMBIEN SOMOS LO QUE HEMOS PERDIDO" y el sentido toma un revuelo más poderoso mientras más corre el tiempo, el mismo que consume nuestros momentos para alcanzar metas y sobrevivir...

HOY todos los que te quisimos con el alma somos tú, Eduardo, donde quieras que estés, nuestra piedra angular , nuestra memoria y nuestra ruta...

Cuando hablo de soledad...sólo hablo de tu ausencia.

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