miércoles, abril 07, 2010

Capitulo 10 de Kalule de Rodrigo Ramos Bañados.






Por necesidades de la empresa despidieron a Magda, según el breve documento. Un ambiguo papel. En algún momento Magda lo esperó con ansias -para tener una excusa de largarse-, como también le hirió su orgullo: no destacó como ella quería en la redacción del diario. Simple: no tenía dedos para el piano, según el tajante juicio del jefe de redacción. Su error, si se puede calificar así, fue no salir con él. Pablo -de unos cuarenta años y que aquella tarde de la invitación tenía la corbata celeste sucia con palta- agarró el teléfono y a viva voz, para que todos escucharan en la oficina, canceló la habitación en un hotel de Iquique. No había nadie al otro lado de la línea. La mayoría atinó a reír. Magda quiso insultar a Pablo y después al resto, pero el sonido de su celular la rescató. A los minutos regresó sonriente, y siguió trabajando como si nada. Ella no escuchaba.

Magda, la triste de historia de una mina acosada.
Así encabezó Milton el mail que le envió, después de hablar con ella por teléfono.
Le dijo que tuviera fuerza y que por ahora se aguantara. Cerró con la canción “Nos veremos otra vez” de Serú Giran. Milton se la envió como corolario para hacerla llorar. No se equivocó.

En el pueblo había cuatro medios de comunicación: el diario y tres radios. Las radios, todas con frecuencia AM, mantenían a tres locutores –ancianos- que trabajaban por amor al arte. Dolly era auditora de las radios Condell y Municipal. Odiaba la radio El pueblo pues Tito Mercado, el locutor, hablaba pestes de su marido. Tito Mercado estuvo preso después del golpe militar del 1973. Allí conoció el mal trato del entonces sargento Ogalde. Luego lo trasladaron al campo de prisioneros de Pisagua.
Mercado, a través de la radio, ajusticiaba a los milicos. Hasta su muerte –dijo- les daría la pelea. Tenía 75 años y no estaba bien de salud. A veces se perdía por semanas, tiempo en que la radio no funcionaba. Le habían matado a un hermano. A él, le sacaron varios dientes a culatazos. Una operación en Tacna le había regresado la sonrisa.
En los días que hacía radio –transmitía desde su casa-, a las 12 horas, Mercado repetía la Cantata Santa María de Quilapayún, y después se largaba con el último discurso de Allende. Terminaba maldiciendo a Pinochet y a Merino. Después repetía los nombres de todos los matones del pueblo entre ellos los maricones –pronunciaba remarcando las sílabas- de Ogalde y Valverde. .

-¿Quieres terminar trabajando con el viejo loco de Mercado?- le dijo Villarroel, uno de los periodistas, en el pasillo donde habitualmente se reunían a fumar.
-Ese huevón debe tener claro que no soy una puta.
-¿Cómo dices? –Villarroel apretó las cejas y miró hacia abajo.
-No te hagas el huevón Villarroel, sabes a lo que me refiero. En este diario todos le temen a ese huevón. Como si él fuera dueño de sus destinos. Todo por unas miserables lucas. Mi intención no es quedarme en este pueblo de mierda ¡Mírate tú! Llevas años trabajando en esta huevada y qué has ganado –Magda levantó la voz-, dime que has ganado en estos años ¿Acaso te subieron el sueldo o de puesto? Estás igual y hasta más feo, mírate las canas y esa pansa, terrible-
-Me tiraste toda la caballería, no seas cruel- afirmó Villarroel con una risa.
-¿Acaso no es verdad?-
-Tienes razón de algún modo, pero qué le vamos a hacer si no hay más trabajo y total, que le hace el agua al pescado.


Pablo abrió la puerta y Magda de manera instantánea bajó la vista. Villarroel se hizo el desentendido. Villarroel también se la quería tirar. Por esto prefirió buscarle el lado amable aunque Magda no lo inflara. A ella no le gustaba y no por la pansa y las canas, sino pues desconfiaba de su amistad con Pablo. Ambos se secreteaban y después se reían.

Otro acoso, tal vez menos evidente, le sucedió un par de años antes, cuando se presentó como candidata a reina del pueblo.
El alcalde y sus asesores vieron en ella, a la digna representante de la mujer del pueblo. La mayoría de las chicas del pueblo eran morenas y no superaban el metro 70 de estatura. Ella era blanca y pasaba el metro 70. No había dudas de sus posibilidades pues por alguna razón enquistada en los genes desde la época de los españoles tal vez, se daba la detestable proporción: a mayor sangre europea, mayor riqueza y mayor sangre aborigen, mayor pobreza.
Magda sin su consentimiento fue inscrita en el concurso. Le averiguaron hasta el número de carnet, por lo menos, así lo comprobó cuando revisó la ficha. No se disgustó, pero de todos modos le pareció extraño. Mientras trató de dormir aquella noche, confirmó que desde hacer rato era observada por gente que ni siquiera conocía. No era para preocuparse tampoco, pero igual era una condición que le incomodó. Calientes había en todas partes. Aquello lo asumió en el liceo. Los chicos se le pagaban como moluscos.
Mejor encendió el televisor y durmió.

-Vas como segura ganadora- le dijo el coordinador de eventos del municipio, Carlos Contreras, un antiguo conocido de su padre. Contreras se lo dijo con la expresión de quien entrega los millones de la lotería. Ella le clavó los ojos en el bolsillo de su camisa.
-Deme un cigarro mejor-
-Tan joven y fumadora. Eso está malo, muy malo- dijo Contreras- Un chica tan bella como tú debería preocuparse de su salud-
-Da lo mismo-
-¿Cómo que da lo mismo, hija?-dijo Contreras y le ofreció los cigarros y un encendedor.
-Le haré caso Contreras, éste es el último cigarro que le pido-
-No esperaba más de usted- Magda le estrechó la mano y el hombre con una sonrisa burlona, se la besó. Luego le insistió, entre otras cursilerías, que uno dama tan bella no podía estar ausente del concurso de belleza.
-¿Así?- le respondió Magda. Le pidió otro cigarro y el hombre le regaló la cajetilla.


Según Contreras, Magda mantenía cierto parecido de rostro a la actriz Gina Lollobrigida. Lo mismo opinó el concejal Gárate, un símil de Contreras pero menos cortés. Ambos fueron los principales promotores de su candidatura. Imaginaron un final feliz como un postre con la reina del pueblo metida entre las sábanas. Magda, en cambio, ni en sus más calientes sueños se le aparecieron estos dos personajes: uno grueso, de rostro cobrizo y nariz aguileña que representaba 50 años -por su pelo negro teñido- pero que superaba los 60 años y el otro, Gárate, más calvo de edad inclasificable, alto y que no tenía fama de amistoso a pesar de su condición de concejal. Magda no era tan exigente en la estética de sus parejas, bastaba mirar las fotos del padre de Isidora, pero igualmente no le gustaban mayores de 50 años y ex conocidos de su padre.
-Si tú ganas, iremos con Contreras a cenar al mejor restaurant de Antofagasta-
-¿Quiénes?
-Los tres- le dijo Gárate abriendo los ojos. De inmediato Gárate entendió el gesto de extrañeza de la chica.
-Por si tú no sabes, y no tendrías porque saberlo además, la cena en Antofagasta es una tradición del concurso- explicó el hombre.
-Entiendo- dijo Magda.

Magda no atinó cuando Contreras, con una mano en su hombro, la condujo hasta la puerta de la sala de inscripción. Los viejos le parecieron inofensivos. A ratos los comparó con un par de humoristas rechonchos que aparecían en la tele. Antes de despedirse, Contreras le dijo que era la mujer indicada para representar al pueblo, en el concurso Miss Chile.
-Primero debes ganar en aquí donde está arreglado tu triunfo. Después a la final regional en Antofagasta, donde Gárate ayudará (sí repitió Garate desde la sala) y recién desde ahí, alcanzar el concurso Miss Chile ¿Te gustaría?
-Magda le dio una mirada sumisa.
-Imagínate. La mujer más hermosa de Chile es del pueblo ¿No te parece?-

Magda encendió un cigarro y le extendió la mano, pero esta vez, la retiró antes que el hombre la besara. El hombre se quedó con una sonrisa en la boca, mientras ella abordó un taxi.

Le resultó atractivo lo del concurso, pero no se sintió con la belleza para ganar un certamen en Antofagasta, ni menos pensó en algo mayor; tampoco tuvo el ánimo pues, a fin de cuentas, los concursos de este tipo sólo servían para que una tropa de calientes le mediera el tamaño de las tetas y el culo. Sólo tengo que decir que admiro al Papa, y todo listo, le dijo, entre risas, a Dolly. No digas que admiras a tu papá, si no te descalificarán de inmediato, afirmó Dolly y luego encogió los hombres, como asumiendo el error.

-No sigas con lo de mi papá. El tema me tiene aburrida.
-Disculpa hija, se me fue nomás –Dolly repitió varias veces se me fue nomás a modo de canción.

Magda abrió la puerta de la casa y encendió el quinto cigarro consecutivo en el antejardín. En la casa de al lado sintió el ruido de una pelea de gatos. Luego un gato blanco cruzó raudo a la casa de al frente, perseguido por uno plomo. Lo siguió un negro. Milton se asomó por la ventana. Magda lo miró y le hizo una señal de cejas. Milton le dejó entreabierta la puerta de la casa.


El plan de Contreras y Gárate partiría después de la cena. Consistía en hacerla beber vino caro o champaña hasta la borrachera y después lanzarse con las manos, en una de esas Magda respondía bien a topeteo de muslo y terminaban en un trío. Si no les resultaba, los hombres se irían a un prostíbulo. De esta manera y sin tanto preámbulo varias chicas consiguieron algún trabajo en la municipalidad.
Dolly se tomó la cabeza cuando Magda le contó las intenciones de Contreras.
Varias veces Contreras salió de noche con su esposo. Decían que iban a pescar a una caleta, cercana. Al otro día, llegaban con un pescado comprado en el mercado. Dolly, sintiéndose como una imbécil, debió prepararles el pescado y servirlo entre las risas y cuchicheos cómplices de los hombres.
Dolly, en tanto, consideró de mal gusto concursar en las actividades de aniversario. Dijo que era un show de artistas chabacanos que cantaban para pagarse sus vicios. Toda su vida Dolly esperó que una ópera llegara al pueblo. Por su esto su odio hacia el aniversario que, sin importar el color político de la municipalidad, repitió el mismo show y con los mismos artistas. Total los viejos bailaban con la orquesta tropical, “Los Viking 5”, se ponían románticos con Zalo Reyes, mientras los jóvenes disfrutaban con el artista o grupo nacional con el ritmo de moda.
En el concurso de belleza, en tanto, participaban colorinches y voluptuosas chicas, la mayoría con familiares dispuestos a todo. La última coronación, por ejemplo, terminó en una riña donde tres personas –un jurado entre ellas- resultaron apuñaladas. Como castigo, el concurso de belleza se suspendió por un año. Por esto la expectación era grande en la nueva versión.

Las miradas de odio del resto de las candidatas le provocaron arcadas antes de subir al escenario. No estaba bien del estómago.
-De aquí no sales con la corona- le dijo Rosa Godoy, una bella morena, de cabello liso y negro hasta la cintura.
El gimnasio municipal estaba repleto. Luego de las candidatas se presentó el cantante Zalo Reyes -el que minutos antes y bajo la envidia de las otras candidatas le cerró un ojo-.
-Rubia de mierda- fue el aporte de Carla Mendoza, una morena de nariz respingada pero algo gruesa para un concurso como aquel.
Ni la ayuda de Contreras y Gárate detuvieron los vómitos de Magda. Las demás chicas pidieron su inmediata descalificación. Esgrimieron las bases del concurso. No se aceptan candidatas embarazadas.
Al final, Contreras y Gárate llevaron a Rosa Godoy, la flamante reina del pueblo, a celebrar al restorán de Antofagasta. Sin embargo los dos terminaron en un prostíbulo, mientras la chica terminó en una discoteca junto a su pololo que también llegó a la cena.

Magda se reencontró con Rosa Godoy.
Fue por un desfile de modelos que organizaron las esposas de los gerentes de la Termoeléctrica, con el propósito de comprar regalos de navidad para los niños pobres del pueblo.
Magda puteó al aire cuando Dolly, muy sonriente, le habló que era una de las dos chicas –la otra era Rosa Godoy, en su calidad de reina del pueblo- escogidas para modelar en el evento social más importante del año.
No era lo suyo andar como garza acalambrada encima de una pasarela, para ser examinada por las tres cirujanas, la jueza de menores, la dentista, la esposa del alcalde, la esposa del concejal Gárate y las 20 damas de la Termoeléctrica. Por lo demás, las otras modelos - todas provenientes de Santiago y Antofagasta- no se dieron el tiempo para enseñarle, sin embargo las chicas la apoyaron, a diferencia de lo que sucedió con Rosa Godoy. Esta terminó a insultos con un par de chicas de Antofagasta y el peluquero. El escándalo comenzó cuando Rosa no aguantó la burla de una modelo por su modo de caminar. Todo concluyó en una trifulca a garabatos y después a puñetes.
Luego por el diario, la madre de Rosa dijo que su hija, la reina del pueblo, la discriminaron del desfile por ser morena.

Algunos pueblerinos podían considerarse como peligrosos. En chauvinistas se resume esto. Fascistas sería mucho decir, pero los había, fascistas del norte. Como efecto de lo último pudo entenderse el fallido dinamitazo contra “el observatorio” -ubicado en uno de los cerros y que era visible en todo el pueblo por el brillo del sol contra la cubierta de zinc-. “El observatorio” era el container donde operaba la máquina de Hiromu terremotos como las filmadoras de Masaaki. Los japoneses subían día por medio. Un trayecto lo hacían en vehículo, y otro a pie. Para el cuidado de éstas contrataron a un guardia. Este impidió que se destruyeran los equipos. No obstante los chicos, todos menores de edad, dijeron que tarde o temprano iban a destruir aquella mierda de la mala suerte.

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