miércoles, abril 14, 2010

ESPARTANO, VUELVE CON TU ESCUDO O SOBRE EL: TOO BEER OR NOT TOO BEER? por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE




Cuando ocurrió el terremoto al sur de Chile el 27 de febrero del 2010 jamás previmos las nefastas consecuencias que traería este hecho de la naturaleza.

La reconstrucción quizás tarde años y las zonas devastadas tendrán abastecimiento normal, como diría Carlos Pinto, el día menos pensado. A los días después la opinión pública se entero del “Desastre de Quilicura”, la planta de Cervecerías Unidas estaba prácticamente en el suelo.

Tampoco sabiendo esta noticia pudimos prever lo que vino después, el desabastecimiento del vital derivado de la cebada sería inminente a los cuatro días de impresa la noticia en el Mercurio de Antofagasta. La primera reacción de muchos fue rasgar vestiduras cual patriarca bíblico, luego, fue abastecerse lo antes posible, resultado obvio era acelerar el desabastecimiento.

Nunca llegó, mágicamente los precios de las cervezas que quedaban se elevó como espuma, las botillerías clandestinas hicieron su América, dicen las malas lenguas que cobraban hasta 3000 pesos cada una.

Pronto empezaron a verse congeladoras de botillerías y supermercados la notable ausencia de una de las cervezas más populares, la misma que llevaba el liderato en ventas: La Cerveza Escudo.

Mi relación con esta cerveza comenzó en el 2006, antes de aquel año, bebía indiscriminadamente cerveza que viniera a mis manos, desde la deliciosa Kunstmann miel hasta la desastrosa Báltica.

Comencé a salir con una compañera de carrera que sólo bebía Escudo, como es mi política habitual calcé con su gusto y comencé a beberla con profusión hasta llegar al punto en que no consumía otra, su robusto sabor es superior a las que conocía y a las que había degustado hasta ese momento. Calidad indiscutida, viril y de efectos alcohólicos notables.

La mayoría de mis amistades eran asiduos bebedores de esta marca, revisando el facebook, fotografía en que se celebraba algún evento, atestiguaba su presencia, era realmente aplastante su liderato.

Éramos consumidores satisfechos y felices.

Hasta que el siguiente titular en el Mercurio de Antofagasta del 13 de Marzo del presente año, rezaba del siguiente modo: “Crisis de la cerveza también alcanza a Segunda Región” con el subtitulo: “Quedan cuatro o cinco días de producto en comercio local”. El efecto fue espiritual similar como el hundimiento de la Atlántida para muchos y me incluyo.

Hay que verlo desde la siguiente perspectiva: el hombre común chileno y en especial el Antofagastino labora entre 44 a 60 horas en la semana, está casado con una mujer que hace tiempo abandonó la figura juvenil con la cual conquistó a su actual pareja, los partos sucesivos son directa causa, amén de desordenes digestivos y Mc Donald, visitas al mall y otras minucias, otros por turnos en mineras, sus hijos tienen pocos y nulos actos de respeto hacia él. En el mejor de los casos se da un “baño de cultura” por el optimista History Chanell, un canal cuya programación apunta directamente a infundir un extremo cariño hacia el fin del mundo y otras catástrofes menores, pero indudablemente, su placer dentro de esos avatares, es ver fútbol con su cerveza escudo en la mano o en su defecto un vaso conteniendo la misma.

La citada crisis llegó y así se empezó a migrar a otras marcas, que no llenaron el nicho de calidad y placer al cual estábamos acostumbrados.

Pero eso no es nada, la misma Compañía Cervecera que se decía en ruinas colmó los refrigeradores de las botillerías con cerveza Cristal, de una calidad menor, pronto aparecieron otras con nombres impronunciables. La consecuencia natural y obvia fue una brusca alza de precios. Así las cosas, el regreso de la Escudo se corporizó en un pack de seis latas de 470 cc cada una. Se hizo voladera el stock, a pesar de qué su precio era : 4000 pesos!!

No quiero parecer conspiranoico, aquellos que en todo ven a los illuminati, al Haarp, a los reptilianos y otras lacras de difícil comprobación empírica, temas de conversación vacía y rodeada de cerveza, PERO, me huele a una injusta estrategia comercial que juega con la espiritualidad de una nación, a los bolsillos de la clase baja , la clase media y un eventual manejo indiscriminado de los precios.

Me huele al “Incendio del Reichstag” de la cerveza.

Se levantarán aquellos que me llamaran alarmista y exagerado, PERO, hay un caso inolvidable de algo similar: no recuerdo el año preciso pero el cigarrillo de mayor consumo era el Belmont Light de 20. De pronto y sin mediar terremoto alguno Antofagasta se vio desprovista de esta marca ,apareciendo mágicamente el Pall Mall, tratando de llenar su nicho. Se logró y ahora esta marca tiene su sitial en la población.

Ahora algunos dirán a los que salen a proveerse de Cerveza: “Vuelve con tu Escudo o…”

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