jueves, febrero 04, 2010
AVATAR (POR RODRIGO RAMOS BAÑADOS)
En Avatar los humanos llegan al planeta Pandora, bajo el mando de una multinacional minera y un ejército mercenario. Les interesa un mineral altamente cotizado. Esta codicia por el recurso lleva a destruir los lugares más sagrados de Pandora, planeta habitado por una raza de aborígenes que mantiene una singular conexión con la naturaleza.
En Latinoamérica no sucedió lo de Avatar. Aquí los invasores arrasaron con los aborígenes. Se dispersaron como metástasis en todo el continente por codicia. Camuflaron su actuar en nombre de la humanidad, el rey y la Iglesia. De los indios, más preocupados en la naturaleza que la guerra, quedó poco o nada. Aquel mínimo se transculturizó a través de la Iglesia y un régimen jerárquico donde primó el miedo. Aquellos indios fueron la mano de obra que armó las ciudades, explotó minas gratis, fue a la guerra y agasajó por siglos a los europeos. De la mezcla aborigen y europea, en la mayoría de los casos, surgió el grueso de la población que compone los países andinos con la detestable proporción -en algunos países más marcada que otros-: a mayor sangre europea, mayor riqueza y mayor sangre aborigen, mayor pobreza.
Del rey, la iglesia o personajes como el codicioso tuerto Almagro, y después de mucha agua bajo el puente nuestro continente pasó a transformarse en un importador de materias primas como gas, cobre, soya y petróleo. Esto provocó el arribo de las multinacionales. En nuestro caso, Antofagasta, las multinacionales de cobre.
Minería
En Chile y particularmente en el desierto de Atacama, hemos visto y comprobado los efectos de la minería. Como en toda política tercermundista, el mantenimiento del orden social lo entregan las fuentes de trabajo -importan poco de donde venga y que hagan nuestros recursos- más que que el futuro, la naturaleza ni menos las comunidades andinas, en su mayoría aborígenes. Basta revisar el efecto de las mineras en las contaminadas playas de Tocopilla y Chañaral, por ejemplo, donde incluso Ricardo Lagos, en sus días de presidente, se bañó con la intención de certificar la higiene de aquella playa.
En regiones de Tarapacá o Atacama, por ejemplo, la gran minería secó ríos y dejó a poblados cordilleranos con mínimos recursos hídricos y con el consiguiente éxodo de sus habitantes a la ciudad.
El estado del río Loa es lastimoso y hasta sirve de vertedero para sectores de la minería. Potencialmente no le interesaría demasiado a Codelco arrasar con parte de Calama, si es que debajo hallan cobre. Dirán que sin la minería no existiría ni Calama ni Antofagasta.
En la Caleta Coloso, al sur de Antofagasta, en varias ocasiones se han producido derrames de residuos tóxicos al mar por el puerto de Minera Escondida.
Daños
Históricamente un coletazo directo o indirecto de la minería, tómelo como quiera, afectó a la población.
Antofagasta, por ejemplo, mantiene tasas de cáncer de pulmón 400% más altas que las del resto de Chile. Pero en el grupo que nació entre los años 1958 y 1972, la tasa es 800% más alta, según la doctora Catterina Ferreccio, investigadora de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica. Todo esto surgió a raíz del uso intensivo del agua del Siloli por la industria minera que obligó a buscar nuevas fuentes del recurso hídrico y comenzó a abastecerse a la población con agua del río Toconce, que naturalmente tiene alta presencia de arsénico por la conformación rocosa de la Cordillera.
Antofagasta también presenta problemas por el plomo. El año 2007 el Colegio Médico realizó mediciones de suelo en diferentes sectores y demostró que aún había contaminación. Este estudio fue confirmado por la propia seremi de Salud con otro muestreo realizado en la llamada “ruta del plomo”, donde en promedio la contaminación superaba los 500mgs de plomo por kilo de peso seco (la norma Suiza es de 300mgs por kilo). El plomo es un metal pesado, que es trasportado desde Bolivia a través nuestra región para ser embarcado en el puerto de Antofagasta.
En Antofagasta no es políticamente correcto hablar públicamente de contaminación. Pocos lo hacen en los medios. Una mayoría –que incluye al gobierno y la elite- es condescendiente con la gran minería pues son beneficiarios o esperan el chorreo. Por ende se siguen escribiendo líneas generosas respecto a la labor social de las mineras o de su historia.
Sabemos que para lavar la imagen las mineras, especialmente las de capitales extranjeros, hacen esfuerzos. Mantienen fundaciones como también apuestan por el lado social, cultural y de espectáculos (pan y circo). A manera de retribución.
Cameron
¿Qué hay detrás de la película de la millonaria película de James Cameron? Si aplicamos la teoría de la conspiración, podríamos concluir que el mensaje de Avatar es una manera de incentivar desbordes sociales en el campesinado chino y detener así su crecimiento.
No por nada la película fue prohibida por el régimen chino.
Nestor Restivo en un artículo para el diario Clarín de Argentina, dice que Avatar también es una alusión bastante explícita y remite menos a China que a la más típica explotación británica o estadounidense. Digamos, la de Anglo Persian Oil -hoy BP- en Irán hace un siglo o la estadounidense Standard Oil, madre de varias petroleras actuales, o Halliburton en Irak más recientemente. Con sus respectivos ejércitos y su parafernalia militar delante ¿Tal vez es lo que viene en las multinacionales?
Avatar también puede significar una vendeta de Cameron hacia alguna multinacional por no haberle apoyado una película.
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