El arquetipo de Eva a recorrido
la marea tempestuosa de los tiempos de la manera serena, inmutable, cargando
una culpa en su germen mismo injusta. La misma desobediencia que carga en sus
hombros, es lo que nos ha hecho humanos, aún Eva desafiando a Dios y encarnando
el “pecado” sólo para dejar al hombre como una víctima. La interpretación
antigua y aún persistente es sesgada y
mezquina. Podemos atender a los símbolos femeninos y percatarnos del hecho que
esta mirada carece de cierto sentido, la intuición de Eva sigue corriendo en el
ADN del género femenino hasta nuestros días, sin embargo este arquetipo, este
inicio, o idea primordial evolucionó en
diversos aspectos y en diversas culturas del mundo, desde la Diosa Madre, la
Hechicera y La Sacerdotisa. La fuerza femenina que mueve el cosmos de una manera innegable se encarna como
deidad, sin embargo he dejado para el final de estas fuerzas arquetípicas femeninas a Lilith, bíblicamente mal llamada monstruo (Isaías 34. 14) la primera mujer de Adán, encarnación
de la rebeldía, desembocó en una criatura nocturna madre de demonios y ladrona
de recién nacidos, netamente una desfiguración de un mito en dirección a la
encarnación del mal y de los terrores nocturnos. Distintas y no todas las facetas de la mujer, ésta encarna la
voluntad y la facultad de la vida.
En la voz poética de María José
Rivera Oyarce se conjugan todos estos arquetipos, su cosmovisión abarca lo
que el mundo conoce como lo femenino, la fragilidad y la
fortaleza; lo onírico y lo real, en el
fondo las manifestaciones que el amor entrega a la humanidad; una travesía por
diversas manifestaciones:
Eva desafía a su Dios; y va de verso en verso planteando una posición contestataria y de igual a igual,
ambos; el ser abstracto al que llamamos “Dios” y Eva “creadora y madre” en el
poema EL ESPEJO DE DIOS: “Eva reclama/ Primogenitura de especie/ Como
cáliz de toda cronología/ Individual o colectiva/ A pesar de la negación/ Y de
ese dedo acusador /Que la señala de siempre/ Desde la serpiente/ Y el costado
supuesto que no era.” La poeta no sólo emprende una puesta a juicio en el aspecto
personal sino que también se dirige a lo social UTOPIA DE DEL BUEN DIOS
: “Dios se sienta a la izquierda de
Dios… /Y con un pan, gigante pan de mesa infinita/ Parte y reparte en iguales
proporciones “. Alcanzar la crítica social y la ternura en un equilibrio
admite un oficio que se retroalimenta de
lo femenino en su plenitud.
La Diosa Madre, a través de ella se expresa el principio femenino del
universo materializándose como un símbolo de fecundidad, acá debemos detenernos en dos sentidos
distintos; el cósmico, el aspecto creador amplio: DONDE
ANDAS TÚ : “Tu mano derecha es un ramo
de mariposas/ A punto de estallar /Mi mano izquierda es un abismo /De donde se
descuelga tu nombre irrepetible /Y Entre las dos, /La sombra tenebrosa del
árbol de Dios /Cosechando manzanas podridas sobre nuestra cama” y el otro
sentido, el personal: “Trasvasijome
en ti /Palpitante en mi vientre /Toda Universo derramada /Mientras taladra mi
piel /Tu luz infinita /De paloma acurrucada. /Despierta hijo mío /En esa llama
que busca el mundo entre mis piernas /Ansioso ya de apresarlo en el primer
respiro”.
La Hechicera en su estado puro como arquetipo recorre en versos delicados, la energía sexual y
sensual de la mujer en su propia magia, la profundidad de la conciencia de
controlar este poder hace que la poeta sutilmente nos envuelva con la atmósfera
donde los símbolos, poderosos por sí mismos, se potencien, el poema EVA:
“Me sorprendí desnuda inventando nuevos horizontes,/Pequeños universos desbastados/
El paraíso estaba entre mis piernas/ Esta vez......... no habían serpientes” ; Y
SI EMPIEZO A TITUBEAR: “Te
entregas a mis presagios /Mientras te señalo/ En la frente con un beso”. PORQUE
TENGO : “Porque tengo aun la ilusión de adherirme a tu cuerpo/ Cuando todos
los arboles estén caídos/ Y la lluvia no sea más que el murmullo/ De una
tormenta subterránea entre mis raíces”. AUSENCIA:
“He aprendido a embrujar relojes /Para
que no duelan las horas /Minuto a minuto, /Segundo a segundo… /Descolgando
besos, /Recopilando caricias,/ Olfateando recuerdos /Mientras las silabas de tu
nombre /Van rescribiendo el deseo”.
Lilith, la rebelde, la primera mujer de Adán, figura del folklore judío,
arquetipo de la libertad y de la emancipación femenina. María José Rivera
Oyarce en trazos generales cultiva
esta declaración firme de independencia, sin odio pero con solidez y
vigor; WALKING AROUND II :“Hay ataduras y monedas de hambre entre puños
cerrados/ Hay silencios que debieran ser caricias en mi oído y en mi espalda /Hay
cadenas en todas partes y puñales y desiertos /Yo paseo con rabia /Con uñas,
con tacones, con pubis, con secretos /Paso, cruzo esquinas prohibidas y veredas
marginales /Y oficinas donde reinan solo machos en sillones tutelares /Bigotes,
calzoncillos y corbatas /Que ríen roncan piedras y risas”.
La Sacerdotisa, la sabiduría inagotable y amplia que se va multiplicando de mujer en mujer , entregando la formación de valores de hijos a madres y de madres a hijas , y en lo personal la sabiduría que germina día a día en el universo: VEO LAS LÍNEAS DE MIS MANOS "No se si mi puño cerrado es capaz de detenerlo/ Por eso dejo escapar de entre los dedos el surco donde me habita/ Dios avanza sobre mí en precipitada línea/ Todo huella inclinando universos/ Desde su respirar y en idénticas cifras celestes/ Su nombre transita hacia mí en inacabada ruta develada/ Dios reclama mi fragilidad de espuma / Mi intima esencia de signo sumergido". Y el altar de la sacerdotisa RITUAL : "Mi casa en un altar profundo/Donde anclan pájaros desvelados/ Esquivan la luminosa ciudad/ Y anochecen aquí/ En una esquina antigua del paraíso/ Que invente para ellos/ Entran en el jardín/ Y se vuelven semillas/ Arrullados en un sueño migratorio/ Como oxidadas estatuas en la arena".
La Sacerdotisa, la sabiduría inagotable y amplia que se va multiplicando de mujer en mujer , entregando la formación de valores de hijos a madres y de madres a hijas , y en lo personal la sabiduría que germina día a día en el universo: VEO LAS LÍNEAS DE MIS MANOS "No se si mi puño cerrado es capaz de detenerlo/ Por eso dejo escapar de entre los dedos el surco donde me habita/ Dios avanza sobre mí en precipitada línea/ Todo huella inclinando universos/ Desde su respirar y en idénticas cifras celestes/ Su nombre transita hacia mí en inacabada ruta develada/ Dios reclama mi fragilidad de espuma / Mi intima esencia de signo sumergido". Y el altar de la sacerdotisa RITUAL : "Mi casa en un altar profundo/Donde anclan pájaros desvelados/ Esquivan la luminosa ciudad/ Y anochecen aquí/ En una esquina antigua del paraíso/ Que invente para ellos/ Entran en el jardín/ Y se vuelven semillas/ Arrullados en un sueño migratorio/ Como oxidadas estatuas en la arena".
Pero aún más allá de la imaginería natural, simbólica y mística,
encontramos algunos poemas de denuncia, del trato hacia la mujer, aún con la
fragilidad necesaria y sin caer en versos de panfletaria y dudosa poesía, el
oficio calza perfecto con lo que el yo
lírico desea expresar, el arco amplio de la manifestación se tensa hasta
arrojar las saetas que en el blanco caen como un canto libre, abierto como un horizonte.
Importante trabajo para representar la voz lírica femenina de este norte y del
acontecen nacional literario. Después de leer este poemario recuerdo los versos
de Juan Gelman, poeta argentino recientemente desaparecido: “¿y si Dios fuera
una mujer? alguno dijo (…)¿y si Dios moviera los pechos dulcemente? Dijo/¿y si
Dios fuera una mujer?”.
Excelente comentario, es un gran libro.
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