jueves, octubre 20, 2011
LAZAROPOLIS II por PABLO ESPINOZA BARDI
Como te habrás dado cuenta, todo tu
cuerpo está enraizado al colchón
¿Alguna explicación? Más adelante lo
explicaré... iremos por partes
¿Cuánto tiempo crees que haya pasado?
¿tres? ¿cinco años? En realidad, es
algo que no se puede saber con
certeza, nuestro tiempo transcurre
distinto al tuyo, pero en honor a la
verdad... a quien carajo le importa.
Das pena y asco, allí, todo seco y
paralizado en un roñoso colchón. Por
suerte cuentas conmigo... y claro,
con todos los demás que efectúan una
excelente labor, los que te recuerdan
a diario que sigues “vivito y
coleando”. Cada cierto tiempo debo
comentarte todas estas cosas pues tu
cerebro no funciona como antes, está
bastante estropeado y hacemos lo
posible por subsanar algunos de los
tejidos dañados... se hace lo que se
puede, pero lo importante es que me
entiendes. Bueno mi querido Lázaro,
te pongo al tanto. Como dije en un
principio tu cuerpo está enganchado
al colchón por un tema de seguridad,
gracias a pequeños tubos de
irregulares características, mezcla
de plásticos y carne. Tú piel está
extremadamente reseca, consecuencia
del constante polvo que se aloja en
los gruesos y nudosos surcos de tu
cuerpo, en la cual se trabaja día a
día, escarbando y reparando a nivel
sub-cutáneo las zonas muertas.
Lamentablemente tu pie derecho no
pudimos salvarlo... pero estamos
fabricando uno nuevo para ti, no se
va a parecer al original, pero usamos
materiales de buena calidad; madera,
latas, bolsas plásticas, carne animal
y sustancias vomitadas por algunos de
nosotros... hasta nuestros propios
cadáveres han sido utilizados en la
reconstrucción de tu pierna a lo
largo de estos años. Los gases que
puedes ver y que están a tu alrededor
pertenecen a una atmósfera de
carácter primitiva. Tú y el colchón
forman un pequeño ecosistema junto al
musgo y los hongos, los cuales nos
facilitan la vida dentro y fuera de
esta orgánica-ciudadela.
El mundo está hecho sólo para una
medida. Una medida estándar,
digámoslo así. La mayoría sólo debe
encajar dentro de ella y eso te
determina como humano promedio por el
resto de tu vida. Por eso te contaré
una pequeña historia para que
entiendas cual es mi punto. Había un
gordo que a duras penas pasaba por la
puerta de su casa. Eso ya le
significaba un enorme trabajo.
Imagínate, tratando de pasar por esa
angosta puerta toda su terrible
humanidad. El pobre gordo ni siquiera
podía tomar un taxi como la gente
normal, vestirse como la gente
normal, disfrutar de una película en
el cine como la gente normal y muchas
otras cosas que suele hacer la gente
normal. Entonces, ya no pertenecía a
este mundo “estándar”. Y en el otro
extremo estás tú. Escuálido y
patético. Abandonado hace años sobre
un mugriento colchón. Sin poder
moverte, sin hacer nada...
absolutamente nada. Tampoco
perteneces a este mundo como podrás
haberte dado cuenta. Pero cuál es el
punto. A diferencia del gordo tú nos
tienes a nosotros, y eso es lo
perfecto de nuestra maravillosa
simbiosis.
...y de esta forma, todos en
armoniosa comunidad, te hemos
preparado para el glorioso “gran
evento”... día y noche se trabaja por
turnos de doce horas sin descanso.
Por ejemplo, si te das cuenta, en
este mismo momento, por tu cabeza
ladeada entran en tu boca cientos de
gruesos escarabajos con materias
primas y salen en igual cantidad con
distintos tipos de escombros. Por el
agujero del dedo índice de tu mano
izquierda, una tropa de laboriosas
hormigas recolectoras ingresan el
alimento necesario, el cual es
depositado en carnosas alacenas
dispuestas en la zona del estomago.
Algunas babosas de rugosas formas
trabajan arduamente en la
reconstrucción de articulaciones y
tejidos internos, arterias y diversos
tipos de órganos. Miles de ácaros
limpian la carne seca que se
desprende como caspa, la cual es reutilizada
y procesada en el taller de
recuperación de materiales, ubicado
en el hígado. Decenas de cucarachas
se encargan de limpiar tu zona
rectal, la que constantemente evacua
líquidos fecales y que posteriormente
se usan para la fertilización de
hongos y helechos microscópicos.
Bueno, te comento que arañas, larvas,
moscas, polillas y distintas clases
de parásitos están destinados a trabajos
específicos y centralizados, todo
coordinado de manera matemática por un
robusto ciempiés. Qué maravilloso es el
ciclo de la vida... ¿No te parece? Afuera
hay un estupendo día..., un gran sol nos
espera... las grandes ciudades, sus
variados placeres... tú serás nuestro
profeta y nos llevarás hacia la tierra
prometida... nuestro vehículo y canal de
salvación. Después de años y años de
arduo trabajo, por fin está todo listo
para el ansiado “gran evento”.
Y ahora… ¡Levántate Lázaro... ve y
recorre el mundo!
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