Tal vez el sobre de la carta que enviaste. Tal vez la
fotografía, hablando de bahías y agua. Por mi parte la hazaña de sobrevivir con
el aire entrando a fuerza por los
bronquios. Tal vez piensas que alguno de tus versos sea verdad absoluta. Tal
vez y tal vez el eterno retorno, el onirismo forzoso de los oráculos, tu
capacidad de hechicera y el grito de la noche en su parábola perfecta de
lamento. Misterio. Si recuerdas, en un instante fuimos anomalía en el curso de
la historia. Un día el mañana dejó de existir. ¿Cumbres? NO. ¿Abismos? NO. Un
certero presagio entre sueños. El aerodinamismo de las maldiciones y cómo
vuelan. Desde aquel día llevo los dientes rotos y el alma reconstruida a fuego
y arcilla, tal vez para que preguntes en alguna oportunidad ¿Vocación de mente
rota? NO. ¿Una explosión inminente? NO. Pero nos sueño. Y entro por la puerta
ancha de la aurora para sacarte de la mano y bailar por las calles desiertas
ese tango que envenenó mi alma envuelta en naufragios. Ahora deseo ser.
Luz, carraspeo debajo del ocaso,
agonía XL. Aritmética de asaltos. Poesía.
Temo ser la carta que envolvía la
fotografía, pólvora, algún tipo de verdad, absurda como ella misma. Una semilla
volante en tu pecho, aferrado a qué a título de qué, a rapsodia ebria de qué, los abismos y qué, los presagios y qué. Hagámoslo
singular, abismo y qué, presagio y qué, historia. Historia.
Cómo detener una revolución que
hierve como gusanos en el pecho y con una sola mano. Un-vaso-de-vodka. La física
cuántica del fracaso. Para que el día grite desaforado que está girando, está girando,
está. No perdona. Mientras puedo jurar que siento como mi cuerpo va
envejeciendo y se va segando, segundo a segundo, voy abandonando esta piel
prestada mientras ese tango que nos
apega va conquistando las esquinas de esta ciudad asolada, salvajemente ajena y
marrón.
Dejas que balbucee porque esta
hora se viste de harapos y final. Aún no termino. No-hay-más-vodka. Descifra esta
quimera de heridas abiertas. Hasta que ese tango lance su último acorde y atraviese este pecho de
deudas, dudas y avatares. Esta inmensa pista de baile va opacándose paulatinamente.
Para mí esto ha terminado, las palabras me son
ajenas, el mundo se ha detenido. Se detuvo el baile.
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