Y la caída y tu mirar
ante la inmensidad,
la perversión
de la música
el verso disparado al aire
y el sin embargo
tú.
La creencia es todo
y todo y todo
en la precisa sucesión
de tu latido
y te detiene,
una fragilidad de cristal
es luz que alguna vez
se sometieron
otros antes que,
sin perdonar el ritmo
la
sinuosidad
de un arte prolongado.
Aúlla
Aúlla, aúlla, aúlla, aúlla, aúlla.
Por si las estrellas escriben
un verso para ti
IO, en el umbral de
lo sideral
IO, en el secreto fugaz de tu fuga
una plegaria
por cada estrofa
Aúlla, aúlla, aúlla, aúlla, aúlla
por si los valles pierden su brillo
por si los sextantes pierden
el don de la orientación
y naufraguen todos los navíos
No entiendes
¿cierto?
No crees que este verso
empuñado en el delirio
sea tuyo
IO, la que huye del abismo
y canta sin temor
entre la sinfonía brutal del día
y el desplome del corazón, IO.
Por eso
Aúlla, aúlla, aúlla, aúlla, aúlla
alejando la muerte y
la invencible
Torre del destino
la tonalidad abrupta
de lo grabado en la arena
un cielo que cruza
tu vida con ala ajena
batiéndola con una hebra
infinita
abierta
entre tus caderas
Aúlla, aúlla, aúlla, aúlla, aúlla
en la espiral escrita
terriblemente
tierna
en el parto
que te origina IO.
Espejismo
y espejismo de luna y labios
infinitos
infinitos
e infinitesimálmente
infinito
en el océano de la imagen
IO indeleble
aún no estoy seguro
lo que separa tu juicio
hiperbólico,
de la luminosidad
del recuerdo
y las esquinas,
muerde la duda
hasta la médula
y me sorprendo
de todo lo que me rodea
y no,
tardas y no llegas
tal vez
como si el mundo
fuera un péndulo
y quizás entiendas
y no
y siempre
sin embargo
caminé
en el extravío.
Aúlla.
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