domingo, febrero 23, 2014
DUELO HUMANO por GEORGE TRAKL
El reloj que da las cinco frente al sol...
Un tenebrosos espanto sobrecoge a los solitarios,
árboles desnudos zumban en el jardín del anochecer.
El semblante del que ha muerto se reanima en la ventana.
Puede ser este el momento en que la hora se detenga.
Ante los turbios ojos retozan visiones nocturnas
al compás de los barcos que oscilan en el río.
Una procesión de hermanas pasa fugaz por el muelle.
Pareciera que se oyeran chillidos de murciélago,
que en el jardín estuvieran clavando un féretro.
Se vislumbran osamentas a través de rotos muros
y al pasar se tambalea la negra forma de un loco.
Un azul rayo de luz se hiela en las nubes de otoño.
Se abrazan los amantes mientras duermen,
apoyado en las alas estelares de los ángeles
el laurel ciñe la pálida sien del noble.
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