martes, diciembre 28, 2010

LOS JOTES (EXTRACTO DE KALULE) por RODRIGO RAMOS



Nunca los huidizos jotes que parecían fetos con alas –y por esto a alguien, en una mala broma, se le ocurrió que eran los bebés abortados de Tocopilla que escurrían de vez en cuando por el desagüe hasta el mar-, se acercaron tanto a la gente. Otras veces estuvieron cerca, pero fue para indicarle a la policía que en ese lugar estaba el cadáver de alguna de las desaparecidas y ellos, los jotes, que ya se habían servido a picotazos la mitad del cuerpo duro como charqui de Milena Cornejo, huyeron hacia algún lugar alto, un cerro, donde con lástima vieron como le arrebataron la comida.
Del resto de las chicas, nunca se supo.
Jotes, perros y humanos mantenía la mirada fija en el horizonte. Todos tiesos como gárgolas de iglesia gótica, secos de boca y mirada. Los humanos fueron los primeros en sollozar después de la ola. Entre tanto, los jotes siguieron a las gaviotas que ya se habían perdido por detrás del cerro.
Podría haber aparecido el Arca de Noé como un salvavidas de Dios, pero esas historias sólo se escriben en la Biblia, pero en caso que hubiera aparecido porque Dios definitivamente es bueno seguramente, se habría llenado con jotes, palomas, perros, algún gato, baratas, lauchas y humanos. No había más en el desierto por echar. Quizás algún saltamontes en cajas de fósforos y unas moscas en bolsa de nylon. A pesar de los rezos, súplicas, llantos y como en Hiroshima ni Auschwitz no apareció ni Dios ni el Arca de Noé ni Buda ni Alá. La ausencia de Dios y la catástrofe fueron interpretadas después por algunos fanáticos religiosos como un castigo divino y así lo pregonaron. Lo más raro sucedió cuando congregaciones evangélicas difundieron en Youtube, a un profeta togolés de pasado comunista. Dijo que meses antes del terremoto –y esto nunca quedó confirmado y provocó dudas pues podría ser un mal chiste- Dios, el magnífico y el bueno, iba a castigar al Norte de Chile con una gran catástrofe por haberse desviado de su camino y haberse transformado, y esto lo dijo el profeta de nombre Julius Saratoga en inglés y mirando fijamente a la cara con sus ojos de huevo duro, en Sodoma por culpa de la porquería del neoliberalismo, sistema diabólico que hacía pobres a los más pobres y ricos a los más ricos, y eso, en el fondo era Chile, un país desviado que quería contaminar al resto de Latinoamérica, el último bastión de Jehová de los ejércitos.

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