jueves, diciembre 16, 2010

LOS OJOS DEL LABERINTO por ROSAMEL DEL VALLE





El viajero vestido de ardor silencioso
Es la pregunta que ha perdido las llaves.
¿Qué ojos me hablan desde esos rostros? Si supiera
Quién me sale al encuentro. ¿Qué dicen? ¿Qué digo?
Un fakir cansado de sus serpientes. Reunión
Entre soles e insectos. Bienvenido Atlántico
En la ebriedad petrificada de mis sueños.
El viajero. Una semejanza con el aceite y el ruido
Desprendidos de la llama de la lámpara50 al andar.
Una pregunta con el sabor a ceniza
Levantada por el viento en el bosque seco.
Ábrete, mar. Mi paso es el eco en la caverna.
El que una vez soñó sueña todavía. Este año
Y el que no vendrá. Despierto entre viajeros
De regreso por el mar que no he visto. Pregunto
Por los ojos desprendidos. Por el destino
De las manos que parten y se pierden. Por lo que son
Al fin los rostros que miraron y que fueron mirados.
Por las bocas cortadas de raíz por el tiempo.

¿Qué oído se atreverá a venir a mi oído y a mi máscara Ahora que voy de paso por hoyos ardientes? Dirán «Va con los ojos atravesados por tijeras».

Y todo es tan cierto. Pregunto. Pregunto. Es mi manera De llamar y entrar. Acuérdate del viajero Con un nido en la lengua. «Tú eres nacido De una respuesta». Y tal vez cuando había Más viento enloquecido en los océanos. Más hogueras de preguntas sobre la tierra. Más ceremonias entre los convidados de la muerte. «Llévame de la mano todavía, torre infiel A todas las lenguas. No me desconozcas, dulzura Endiosada y perdida». De los huesos del hombre Se hacen todas las cosas. De los huesos Del viajero se hace la noche. De los ojos El trueno. Es la hora de reunir llama y tierra. La hora terrible del ser pútrido. La hora de quemar las heridas Bajo los torbellinos. La hora De la muerte nueva.
Absalón
Teseo
Absalón
Al que huye, selva se le hacen los cabellos. Viajero cuello torcido. Oleaje y desierto. Extranjero, ojo con cicatrices. Y Absalón dice la noche.
He aquí la mano de fuego a la puerta de toda entrada.
He aquí el mar caminando sobre sí mismo.
Me sigues, corazón devorado.
Y lo que me sale al encuentro se parece
A la soledad de la mano puesta de noche sobre el pecho.
O a las escalas que conducen al mar sumergido.
Hora caída de las ramas, no me verás.
País levantado en una llama ¿quién eres?
Si me devuelvo a la colina donde se deshace mi lámpara
Absalón dice la noche. Y yo digo
El sol es el único árbol fresco para las lágrimas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...