Injustamente y por años el género
llamado de anticipación se ha visto como un subgénero de la literatura, es más
bien conocido como ciencia ficción, otro concepto mal acuñado, pero esto da
para otras discusiones que no llegarán a ningún puerto; prefiero el término
anticipación aún con reparos de mi parte. Germán Arens poeta argentino (Bahía Blanca,
1967) que une los rasgos de la épica y la anticipación a través de un lenguaje sólido
y una forma poética pulcra.
La historia que nos entrega va
entrelazando desde el comienzo simples actos con la valoración necesaria para
crear un relato consistente, una hipótesis fáctica de alta probabilidad que
sostienen una historia donde la fantasía puede concretarse en realidad. Encontramos
personajes cuya complejidad es respaldada con versos
certeros y necesarios incluso la localidad de Río Colorado es uno más de esto
sin la necesaria técnica de la personalización, utilizada comúnmente en poesía,
así comienza con antecedentes cronológicos como respaldo de lo que vendrá,
luego los escenarios comunes e identificables; el mostrador de un bar,
carnicerías desoladas y una crítica política
siempre acertada.
Los perfiles de Ceferino Alderete “el payador”, el carnicero González,
el poeta Fabián Benassi, Barilatis, Lino Ñankufil el mapuche, Enrique el
extraterrestre, dan sustento a este libro además de una serie histórica de sucesos que van del dato real al
modificado y al plenamente ficto.
El Armagedón se origina inexorablemente, la humanidad
condenada, por lo que sabemos la maligna naturaleza geopolítica de las
potencias mundiales y otros advenedizos, todo, todo es muy posible, concreto de
suceder de un instante a otro, Arens maneja esto a la perfección.
La naturaleza del hombre tiende a
la autodestrucción y ha pendido de un
hilo su existencia desde que pudo experimentar con las fuerzas vitales del
universo, la visión mesiánica , provenga de donde provenga es en suma una regla atávica de los pueblos y en síntesis
un rasgo del hombre por ser tal, Enrique lo encarna de una manera diferente, no
hay grandes discursos, no hay predicas innecesarias ni fatuas ni falsarias,
solo lo práctico ; un rescate arriesgado
que desafía al tiempo pero que hace de la esperanza, un sentimiento
vital y en el mejor de los casos el único
en que basar la condición humana.
Las circunstancias están propicias
para este éxodo de pocos, la ciencia se viste de redentora además de ser la que
sostiene las estructuras narrativas de este poemario, sus datos envuelven aires
de certidumbre y hasta de reflexión, ineludible luego de un final catastrófico.
La épica de Arens, revestido por
una lúcida ideología nos entrega versificada una gesta interesante que llama a
su lectura ininterrumpida, un deleite para el razonamiento, un crisol de conclusiones
para un cantar impecable.
-En una nave comandada por Enrique
unos pocos hombres abandonamos la Tierra, de German Arens. Editorial
Cinosargo, Arica.
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