martes, enero 12, 2010
GRAMMA DE DANIEL ROJAS o El juego de las cadencias por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE
Gramma, la palabra, más que palabra para algunos, verbo. En “Decurso” el hablante lírico a modo de introducción nos ilustra su sentido de “domar” el difícil arte de la poesía, sorprendiendo seguramente a más de un lector en el sentido de “divorciarse” abiertamente de las personas y las épocas, elementos fundamentales en gran parte de las obras poéticas. Pero realmente lo que Rojas Pachas nos dice es similar al viejo adagio jurídico “lo que no está en el expediente no existe en el mundo”, el texto es un mundo con márgenes impuestos; los creados por el autor y los recreados por el lector.
Así nos adentramos en una vorágine de imágenes que se alimenta por si solas, envolviéndonos en un ritmo rápido un juego de sinestesia cautivante “Ecos” es la primera bofetada, las reglas del juego se habían expuesto en “Decurso”, casi una bondad del Yo lírico en abrirnos la puerta y prevenirnos.
El silencio contraponiendo, hermanando, convirtiéndose en un ruido de motor constante, aquellos que vivimos en ciudades sabemos que el silencio como tal no existe lo asimilamos a un ruido de motor, en el fondo una realidad contrapuesta y embriagante.
Pronto nos viene al encuentro la realidad fatídica, entiéndase como parte de un destino el Fado, lo fatal, rompen la estructura frases, pareciéndonos extrañamente familiares ubicadas cada una en un lugar para estremecernos más que ilustrarnos.
Arriba pronto la cadencia de las imágenes, no sin continuar desgarrando algo, en el fondo, en el segundo plano, en la tela que reproduce el lector mientras sus ojos pasean, adentrándose paulatinamente en el texto.
En “LiminHable” si el lector tiene el acierto de obedecer los espacios entre los versos, los signos usados para el ritmo, se encontrara abiertamente en un despoblado donde la “gramma” como palabra se enfrenta al silencio triunfantemente, lo cotidiano nos casa a la realidad del poema.
Luego volvemos a ser víctimas de la vorágine a identificarnos con nuestra materialidad irreductible y esa mirada de “materialismo” no el filosófico, sino el concreto, el real de vernos carne, sangre, huesos.
Debo decir que enfrentar un texto poético sin puntuación, es una odisea de ritmos, o acoges el ritmo de lectura que siempre tienes como lector o entregarse de lleno al ritmo impuesto por la sílaba, la palabra, ahora domina todo, la visión, nuestra capacidad de sostenernos ante un texto sin tropezarnos, la sucesión de elementos enumerados sin coma en un extenuante ritmo nos adentra, nos empuja sin reparos en la atmósfera que el poeta crea.
Sin embargo, aún distamos del vórtice, insisto en el respeto a los espacios que germinan, se acortan se extienden y comprimen en cada poema como unidad, así avanzamos hasta “Trans”, entonces “el ojo del huracán” que nos apacigua es “Sintaxis”, una reflexión entre cadencia de comas y puntos suspensivos de nuestras existencias, un espejo, siempre y cuando deseemos observarnos en el.
Hablar de “Comunicado” es como relatar el final de una película que se nos recomienda y estamos ávidos de verla, querido lector, mi semejante, sólo te resta buscar y leer.
Las cadencias entregadas por Rojas Pachas sorprenden , juegan con los sentidos, lo que nos va sembrando de pensamientos, de visiones que aparentemente “triviales” nos entregan una cosmovisión estremecedora, firme, acerada, el manejo del ritmo nos guía a un mundo crepuscular, a un cerrar y abrir de ojos en que descubrimos escenas que no esperábamos entrever.
Un Poemario altamente recomendable.
Etiquetas:
DANIEL ROJAS PACHAS,
reseña literaria
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