jueves, enero 07, 2010

La Barca de Caronte, de "Qué Fantástica es la Fiesta" (1999-2002) (Colectivo Imaginario Nueva Nortinidad)



La Barca de Caronte: texto a la usanza tradicional

A Bernardo López Silva, que por esas casualidades es mi padre.



"Heracles: Ve al Cerameico.
Dionisos: ¿Y ahí qué hago?
Heracles: Trepa a la punta del pináculo de la torre.
Dionisos: ¿Y entonces?
Heracles: Observa cómo empieza la carrera de antorchas, y cuando la multitud grite "déjenlos ir", déjate ir.
Dionisos: ¡Ir! ¿Adonde?
Heracles: Al suelo."

Aristófanes, “Las Ranas”.





antes de las doce estaremos ebrios, padre
el reloj nos traiciona –
Coriolano es nuestro pálido reflejo – las lágrimas de mujer nos

detienen



en qué sentido transcurre el tiempo
pareciera que los días retroceden
1999 no es 1959

y el dolor es un río que no nos atrevemos a cruzar por

completo


sin embargo, montamos alegremente la barca de Caronte
nos arrojamos a la nada riendo tan ausentes como cínicos
tan muertos como antes de existir

tu Estigia es la lectura – el mío, claro, escribir
aún cuando la diferencia es nula

somos ceniza, padre mío,

me dices — "las palabras son inmortales"

pero nosotros, sabes,
nos deshacemos como humo en el aire

tornamos nuestros sueños en horror, fácilmente
decapitando
al espíritu como quien rasga la piel de bebés muertos

es aquí donde puedo intentar lo imposible
morder algunas palabras,
sin sentir ni contemplar
"vivimos una vida plena
viajamos por cada carretera"
y el vacío es nuestra recompensa, cenizas en el camino

te amo pero

nos fuimos a pescar demasiado lejos, padre

de noche, intentamos iluminar
el océano – ahora viene la metáfora –
capturamos los peces, como Pedro sus discípulos
mas al igual que con Pedro,
nuestros peces murieron antes de aprender a nadar
Brekekekex, ko-ax, ko-ax,
cantaban

nos tenemos el uno al otro
y nada más allá
en el desierto, aferramos la sombra un espejismo

como poesías leídas a mitad de la noche
imprecisas,
hilos de sangre apuntando rutas equívocas
palabras revelando el incierto paso de los años
abriendo puertas que conducen a muros que conducen a muros que

/ conducen a muros


[ahí donde tu carne y el tiempo se hielan]
– distingo las palabras, no sus mentiras
anoche, ayer, luego, entonces, hay

un


un

cadáver tras cada ojo
una piscina con nubes
grises, putrefactas
donde la noche se refugia

tenue coágulo



los días caen
deshaciéndose

eso fuimos: reflejos en el agua
líneas como peces huyendo

bajo un tejido de sangre


fuimos abandonados


Dionisos y Xanthias

cierta vez remontaron el Estigia
como una herida


Brekekekex, ko-ax, ko-ax,


cantaban

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