"ESE DICHo QUE PARA MI ES UN PESIMO DICHO, ESTA MAL DICHO" balbuceos de cura'o, a ratos intento en medio de la cuarta Escudo de medio , pronunciar bien palabras que para la mayoría parecerían "domingueras", pero que por ese afán de amar la literatura, de sentirse bien educado y ser hombre de bien, vale la pena el intento. Aunque las palabras desentonen con el local, el sitio no es indecente, aún no tiene impregnado el hedor a cerveza en las paredes y no se ve una mancha grande de grasa pegada en la cocina, los vasos no tienen una estela de detergente por el mal enjuague, y las baratitas ( por lo breves e ínfimas)no se aparecen hasta bien entrada la madrugada. Alguien sacó el poster donde salía un chimpancé y que estaba sobre el dintel de la puerta que va a la cocina.
En algún momento de la travesía fue que me colgué el título de noctámbulo, asociado hasta musicalmente con "nostálgico" o "melancólico" la espuma de la cerveza me llega ya a la boca del estómago.
Los años transcurridos y Don Sata tienen la misma mala costumbre, te extienden la factura.No importa a ratos ese sabor acre de la cerveza chilena con más cuerpo, exquisita Läger, ni esa tenue embriaguez que hace soltar la lengua más de lo necesario.
Aparece una figura en la conversación, y es figura de hombre, esto debe leerse casi al estilo de las Revelaciones de San Juan, de Padmos, creo, qué importa, no conoció a Cristo en persona, pero por lo apocalíptico, tengo la certeza que se bebió una de estas botellas que se apilan en la mesa vecina. Volvamos a la figura, es una silueta de un hombre entrado en años, con una calva y un libro debajo del brazo, "uno como otros" diría el público indiferente, pero ese libro al menos era leído por quien lo portaba.
Don Eduardo fue autodidacta, orientado por escritores que lo apreciaron desde joven, el sí amaba la palabra, la poesía y ese afecto le obligaban a ser crítico contra todo lo que tuviera afanes de literario, además de una semblanza de línea dura, de irreverencia, de ácida crítica hacia todo lo que pareciera al buen juicio como "inaceptable" y lo aceptable tambien, para qué discriminar.
Hace un año casi que no está de "cuerpo presente" pero su presencia de algún modo se hace notar... recuerdo la primera vez que visitamos un bar de éstos, en Rancagua, por allá 1994. En Antofagasta, mi tierra se bebían en locales decentes y de otra laya , un litro de "pilsen", LITRO, allá me enfrentaba por primera vez a una "vejatoria" cerveza de medio... no me había percatado, era el primer paso a una modernidad, que ahora me tiene sentado a una silla de polímero verde frente a seis botellas vacías y dos a media asta. Alvaro es más lúcido que yo en este instante, quizás la resistencia, quizás un higado más joven. Con don Eduardo visitamos seis bares de mala muerte en pos de una cerveza de litro, en el intertanto reíamos de buena gana, hablábamos de literatura, el hombre sacaba a relucir una de sus tantas anécdotas. 25 años cargaba sobre mi testa en ese minuto, una edad que parece a ratos eterna, "joven" ,concepto muy relativo, ya que ahora los de 50 a 60 años me parecen jóvenes. Reflexionábamos mientras veíamos a las meseras con ojos entre socarrones y lujuriosos, más un convencionalismo "machista" que una auténtica ansia de fornicio. Otros tiempos Pelao, en que era gratis para el espíritu derramar cerveza en la mesa o "gastar los codos en mesones de bar" ¿Asi decía el poeta, no, Don Eduardo???.... mmmm parece... Y el tiempo pasó de un paraguazo.
Estoy sentado contestando el celular, ajustando una cámara, que lleva más de mil fotos, el futuro llegó , los envases de medio, hace mucho tiempo que se afincaron en los bares de Antofagasta, por artes de mercadotecnia, se diría. El hombre que bebía a mi diestra bajo el cielo Rancaguino, sureño y pusilánime (Estos huasos no saben tomar!!! - tremenda ignorancia- ) ya no se encuentra entre nosotros, ya no se ríe de las ocurrencias que se elevan en los efluvios del alcohol. Y ya no me escucha tratando de pronunciar una palabra compleja, acertada, pero que desentona con el local.
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