lunes, mayo 23, 2011

LA MINERIA ES UNA MALDICION por RODRIGO RAMOS BAÑADOS



Decir que la minería es una maldición es fustigar el origen y razón de Antofagasta. Este dispararte no va contra los pilares en que se fundó Antofagasta, sino que a la actualidad, a ese monstruo que es la minería que reparte sonrisas a una cantidad importante de personas, pero que también genera frustraciones a otro tanto que observa como los precios, en todos los sentidos y direcciones, suben a costa de la perversa especulación.
La minería es una maldición porque transformó a Antofagasta en una de las ciudades más caras de Chile para vivir.
La minería es una maldición porque acrecentó las desigualdades en Antofagasta, evidentes en una vuelta en micro. Suba a una liebre o bus y haga el recorrido de norte a sur. En el extremo norte, arriba, verá esas casas tipo caja de remedio semienterradas en los arenales y algún indicio de marginalidad y en el lado sur, usted sabe, la opulencia de los Jardines del Sur.
La minería es una maldición porque en Antofagasta hay gente que gana sueldos impresentables para abajo y para arriba.
La minería es una maldición porque desorientó e hizo valorar a las personas por lo que tienen, que por valores o por lo que saben.
La minería es una maldición porque llenó las calles de Antofagasta con autos inútiles.
La minería es una maldición porque envenenó el alma de Antofagasta, generó envidia, por esos millonarios y exclusivos bonos mineros.
La minería es una maldición porque quebró familias con los malditos turnos mineros.
La minería es una maldición porque encalilló e hizo vivir una realidad artificial a personas que gastaron más de lo que tenían.
La minería es una maldición porque ennegreció a Mejillones.
La minería es una maldición para quienes no están protegidos por ella.
La minería es una bendición para quienes gozan de sus beneficios.

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