Mauro Gatica en La pequeña Casa en la Pradera nos guía por los sinuosos caminos de la perversión
familiar, el Titulo no es gratuito, esta obra poética es la antítesis perfecta de esta serie de
televisión fue exhibida en Chile entre los años 1973 a 1983. La poética de esta antípoda parece ir
desarrollada a dos cuerdas dentro de un leitmotiv mayor.
La primera con las diversas aristas dinámicas de parafilias y vicios privados que transgrede los
valores de esta sociedad y que aunque muchos no lo quieran admitir es más común de lo que se
cree, esta corrupción viene bien descrita por el autor, el lenguaje es acerado, pero preciso, las
imágenes juegan con el morbo del lector casi despiadadamente y esto es lo que a la postre le
da valor a este libro de poemas. El oficio de Mauro Gatica y la buena edición da como fruto una
visión crítica a ratos sinóptica y otras vívidas de esta vorágine de imágenes perversas y algunas
chauvinistas.
La segunda es la Televisión , el aparato y la programación, esta última, abarca no sólo la objetable,
paupérrima y monotemática parrilla de series actual sino la de las décadas del ochenta y noventa,
Festival de la Una, ¿Cuánto vale el Show?, La Tierra en que Vivimos, El Crucero del Amor, La Isla
de la Fantasía, El Festival de los Robots, Almorzando en el Trece, Los Venegas, Los infames
Infomerciales, Buenos Días a Todos, Married with Children, visitas notables como la mención de
Charles Atlas, Bart Simpson, Cicciolina, El Vengador Tóxico, Julio Iglesias, Luis Miguel, Felipe
Camiroaga y Jerry Lewis, series como Friends y otras, todo al servicio de completar un escenario
donde se mueven los personajes poéticos, seres opacos dominados por sus sentidos e instintos
y es aquí donde el autor , parece comprometido con ellos pero con un ejercicio de otredad y
ajenidad tal que denota el lenguaje aséptico pero de una habilidad que nos envuelve en la escena
expuesta, somos espectadores ante un televisor.
A ratos abisma la retorsión de la tradición e idiosincrasia familiar, pero este efecto es factible y de
toda lógica, la violencia de todos los tipos convive perfectamente con nuestro establishment, es
parte del mismo tratar de erradicarla mientras las estadísticas se quedan cortas ante una cifra
negra aplastante.
Ahora, este leitmotiv tortuoso es retratado por la poesía, así descarnadamente, y en qué debería
sorprender que la “delicada” arte poética abarque estos temas, se responde en el Poder – Deber
del significado real de la Poesía, la creación, completa abarcando el universo si es preciso. Gatica
parece saberlo y vuelca su yo poético para describir a la usanza de un Goya contemporáneo de
este arte cosmogónico.
Tiene tres partes: Los Ingalls, La Pradera, Algunas palabritas al cierre, conformando un bloque
compacto, agresivo, dirigido, sarcástico y patente. Visita los más recónditos, memorables e
inolvidables iconos de la cultura pop televisa. Lejos demuestra el porqué aquellos refractarios de la
caja idiota se quejan a diario.
Un poemario interesante y pletórico de imágenes y matices.
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