Esta lluvia me provoca beber de los tejados
lamer el día como fresa sin romperlo
rescatar la dicha en la mañana intrascendente
conducir la charla hasta un recodo del almuerzo
degustar un verso tibio de canela en rama
verter la vida en aquiescencia
mojar el tiempo en las conversaciones
saborear sus puntas en almíbar, dejar
que la melaza y el limón se fundan en el labio.
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