Los elfos no son más pequeños
que los hombres, y caminan
como ellos, sobre este mundo,
pero con más gracia que la mayoría,
y no son inmortales.
Su belleza los aparta
de los demás hombres y mujeres
a menos que una lleve en sí ese fuego frío
llamado poeta: con eso
puede verlos y por su luz
la reconocen y no le temen
y las lenguas de plata del amor
parpadean entre ellos.
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