Aferrándose al cuello de una botella de vino
porque es la única forma atávica
de poseer una botella de tinto
bajo los cielos del sur
y los cielos del norte y los cielos del mundo
Goya sigue sus pasos mientras sus versos
se arrojan al vacío
al aire frío y blasfemo, Edipo escribiendo
la semblanza del poeta a tranco lento
verso a verso recorriendo su naturaleza de lobo
de sus memorias diáfanas de Cipango y sus hoteles
y sus renuncias y sus tristezas
Así hay que aferrarse a la botella
desde la garganta, desde el vodka ardiente
y el dulce ron
recorriendo el gaznate y arrastrando
las palabras rotundas
Calles por testigos aún su cielo te reclama
como reclaman las lluvias
que diluyeron insolentes tus pasos
de arte mayor y de épocas pretéritas
los ojos del vidente, los ojos tremendos
del vidente sin oráculo y con poemas
la botella conoce las calles
y el vino es capaz de dibujar la saga precisa
los siete contra Tebas, los siete escribiendo
una Iliada brillante
una carta de navegación nítida a Ítaca
y la poesía nos hace imperecederos
Así se toma una botella!!!
como hombre bien nacido
luego las consideraciones del caso
luego las invocaciones a los fantasmas
y las manchas de humedad donde
los náufragos saben que recalan los espectros
luego la bebida espirituosa
y los riesgos inevitables
de la embriaguez sacra
No me digas donde está el comandante Kurtz
o Malcom Lowry ,
si sabes que Heisenberg y su teoría
nos engatusa con observaciones vanas
Así, así la botella
y hay que aferrarse a ella
antes que el pavimento de Chiguayante
las arrebate y se las beba
Sin embargo y sin embargo
los versos se orillan
en las playas adversas del delirio
y así se consagra el ser a costa del aroma
del mosto, el insultante vodka
cristal y destino
Así hay que aferrarse a la botella
Así, como sólo los poetas saben poseerla.
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