En lo que concierne a la Poesía vivimos en Chile una incongruencia: estamos orgullosos de nuestros grandes poetas, ufanos de que dos de ellos hayan obtenido el Premio Nobel; pero la Poesía, como vital y primordial necesidad del Espíritu, es descuidada e innecesaria para la mayoría de la población. Sólo algunos porfiados jóvenes la cultivan con heroísmo y sacrificio. Así, los niños crecen, obligados a considerarla en los programas escolares, pero subordinándola a otros entretenimientos y deleites que les proporcionan, principalmente el cine, la radio, la televisión, la canción y la infracultura.
Psicólogos de la infancia, artistas y
escritores, han considerado que el niño, especialmente en su primera infancia,
es un ser sensible, por su propia naturaleza, a los llamados "estados
poéticos" en que intervienen, por ejemplo, lo lúdico, lo
imaginativo, lo rítmico, el balbuceo, el pensamiento mágico y prelógico,
lo emotivo, el juego corporal, etc. Jean
Piaget ha sido uno de
los investigadores que con mayor éxito ha penetrado en ciertos substratos del
alma infantil. Métodos pedagógicos estrechos fuerzan al niño a saltar, lo más
rápidamente posible, los primeros tramos de su evolución psíquica para
internarse en las vías del logicismo sin considerar que dichos tramos
han de ser vividos plenamente, aunque parezcan "pueriles",
incoherentes o insubstanciales, para llegar a la plenitud del
espíritu. Como si evitáramos que el árbol floreciese para que instantáneo
rindiera sus frutos.
El niño tiene muchas similitudes con el
artista o el poeta al construir
un análogo de la percepción real a través de una fuerza mental
que es la imaginación y que apela a significativos metafóricos y simbólicos.
La imaginación vivifica y dispone las
percepciones reales, aún más, es creadora no sólo en el arte y en la
poesía; también en la física, la matemática, la filosofía. La
imaginación impulsa a la inteligencia. Así lo afirmaba
Einstein. Se trata ahora de crear seres prácticos y no quiméricos. La
poesía puede ser una droga como el neoprén. Vivimos en una
encrucijada. Los países latinoamericanos están obligados a
ser diligentes y penetrar el mundo científico- técnico
cultivando en el niño el razonamiento conceptual, Pero ello no
significa que hemos de proscribir a la imaginación, Una pintura de Matta o un
poema de Paul Celan no son imitaciones
figurativas, no tiene una mimesis aparente, pero, si los
desciframos, ganaremos en afinamiento de todas nuestras facultades.
Cuando unos niños tomados uno detrás del otro juegan al
tren, el guía dice: "vamos a entrar en un túnel"; y todos cierran
los ojos... Es hermoso, lleno de significación simbólica, e
inteligente. Alguien puede decir "absurdo", pero así daña a la
integridad de la mente.
Toda nuestra época está impregnada de una
"conciencia lingüística" que nos ilumina acerca de la naturaleza de
la condición humana. Heidegger afirma que la relación entre el hombre y el
ser es el lenguaje, otorgándole un gran privilegio a la poesía.
Freud funda el psicoanálisis en el inconsciente, lo practica
mediante el monólogo del paciente y lo interpreta comparando lo
manifiesto y lo latente. Lacan asevera que "el inconsciente
se halla estructurado como un lenguaje". Bretón, al comienzo,
sigue a Freud y escribe "escritura automática". En la poesía,
a veces, hay textos oscuros y difíciles por las tensiones,
rupturas, símbolos del psiquismo inconsciente que se verifican
como si el poeta de repente se transformara en médium. Algo
similar ocurre en la infancia. Una maestra dice "escriban
una composición sobre la mesa". Un niño escribe "La mesa
tiene cuatro patas que bajan hasta el suelo". Puede sonar a
extravagancia, pero es misteriosamente poético. El niño vive en
la raíz del lenguaje, ya sea con símbolos lúdicos, pensamiento
sincrético o vínculos con otra calidad de expresión: la facial, ta
danza, el canto.
Sin querer aplicar una pseudo ley
biogenética, cabe recordar que la poesía, en sus orígenes, o todavía en las
ceremonias de algunos pueblos, se ejercita cantada, bailada o simplemente
lúdica, como sucede con la "ronda" de los niños que
desgraciadamente se ha perdido en las aglomeraciones de las
ciudades. En mi libro, publicado hace muchos años sobre estos
temas, transcribo la letra de rondas recogidas por algunos
folkloristas chilenos en que figuran palabras por su valor
fónico-poético. "Estaba la pastora,/ larán, larán, larito...", o A y qué
lindas hijas tienes!: Chirunflín, chirunflán! Gabriela Mistral
compuso varias rondas. Recuerdo: "Una niña que es inválida/ dijo
—¿Cómo danzo yo? Le dijimos que pusiera/ a danzar su
corazón". Felizmente, a la antigua memorización o recitación de
un poema, "fácil y claro", desligado de la clase de canto, se
ensayan ahora métodos, especialmente en la edad pre
escolar, para fundamentar una poesía, que puede pasar por
varias etapas. Puedo citar "juegos poéticos de palabras" (en que se
incluyen a veces algunos "juegos surrealistas");
las adivinanzas, la expresión corporal-gráfica, la danza, el
canto, la imagen visual, el juego escénico, etc.
A medida que el niño (particularmente de 6
a 12 años), y tomando en cuenta la evolución de sus intereses, el desarrollo de su
afectividad y capacidad intelectual, la selección de poemas no se hará al
azar sino conforme a las necesidades que se suscitan. Este
es un problema que ha sido estudiado con sumo interés y
que desgraciadamente en nuestros países no ha sido del
todo considerado. Siempre ha de desecharse la banalidad y lo
fácilmente asequible, eligiéndose autores de gran valía
aunque sean intrincados. Yo he hecho algunas experiencias:
muchas veces un niño descodifica un poema con mayor
penetración que un adulto. Debe recordarse a "la ley de
penetrabilidad" del filósofo Vaz Ferreira, según la cual el niño intuye
y comprende más que el enseñante, naturalmente en ciertos
casos que han sido señalados por algunos psicólogos psicoanalíticos
como Klein, Anna Freud, Lowenfeld, etc.
Con el arribo de la adolescencia nos
encontramos, en la actualidad,
con lo que yo he llamado "Pugna entre poema y canción".
Jamás un poema hará caer a un adolescente en una especie de
paroxismo como una canción de un cantante famoso. Recordemos que
en Alemania, a fines del siglo XVIII, el romanticismo naciente, frente a las
formas italianizantes de la música y a la
poesía convencional, rehabilitándose el "lied". Las
condiciones actuales son otras. Muchos consideran que el cantante
actual desafía al poeta letrado frente al gran público. Todavía los
poetas se complacen en llamar a sus composiciones: himno, canto, oda, balada, etc,
históricamente formas poético- musicales. Algún rastro queda en la ópera, pero
especialmente en las creaciones de los grandes músicos. Pierre Boulez ha
llegado a triunfales y maravillosos hallazgos asociando su música a la poesía
de René Char. Espantoso sería que la poesía perdiera en dignidad
transformándose en una simple "letra" de lo que cantan los que
electrizan especialmente a la juventud. Pero de súbito encontramos el himeneo
entre poesía y canción. Deberíamos preocuparnos más de este asunto.
Siempre
el niño constituirá un mito y un enigma y sus relaciones con la poesía,
extrañas e inescrutables. No hay poeta que no sienta en su hondura aletear al
niño que fue, Cándido o aterrorizado. Saint-]ohn-Perse escribió
"Para festejar a una infancia"; Novalis, Blake, Gide, trataron de
descifrar los misteriosos signos de la infancia. Freud descubre al "niño
edípico", Gabriela Mistral defiende en su poesía los derechos del niño...
Hay varias ponencias que dejo en germen, pero que merecen, algún día,
desarrollarse y discutirse porque el problema es enrevesado, valioso y urgente.
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