martes, enero 06, 2015

EL CREACIONISMO por VICENTE HUIDOBRO F.


El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo
es una teoría estética general que empecé a elaborar hacia 1912, y cuyos tanteos y primeros
pasos los hallaréis en mis libros y artículos escritos mucho antes de mi primer viaje a París.
En el número 5 de la revista chilena Musa Joven, yo decía:
El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado de la poesía en el
verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos,
aunque jamás lograron realizar su definición.
Más tarde, hacia 1913 o 1914, yo repetía casi igual cosa en una pequeña entrevista
aparecida en la revista Ideales, entrevista que encabezaba mis poemas. También en mi libro
Pasando y pasando, aparecido en diciembre de 1913, digo, en la página 270, que lo único
que debe interesar a los poetas es el "acto de la creación", y oponía a cada instante este acto
de creación a los comentarios y a la poesía alrededor de. La cosa creada contra la cosa
cantada.
En mi poema Adán, que escribí durante las vacaciones de 1914 y que fue publicado en
1916, encontraréis estas frases de Emerson en el Prefacio, donde se habla de la constitución
del poema:
Un pensamiento tan vivo que, como el espíritu de una planta o de un animal, tiene una
arquitectura propia, adorna la naturaleza con una cosa nueva.
Pero fue en el Ateneo de Buenos Aires, en una conferencia que di en junio de 1916,
donde expuso plenamente la teoría. Fue allí donde se me bautizó como creacionista por
haber dicho en mi conferencia que la primera condición del poeta es crear; la segunda,
crear, y la tercera, crear.
Recuerdo que el profesor argentino José Ingenieros, que era uno de los asistentes, me dijo
durante la comida a que me invitó con algunos amigos después de la conferencia: "Su
sueño de una poesía inventada en cada una de sus partes por los poetas me parece
irrealizable, aunque usted lo haya expuesto en forma muy clara e incluso muy científica."
Casi la misma opinión la tienen otros filósofos en Alemania y dondequiera yo haya
explicado las mismas teorías. "Es hermoso, pero irrealizable."
¿Y por qué habrá de ser irrealizable?
Respondo ahora con las mismas frases con que acabé mi conferencia dada ante el grupo
de Estudios Filosóficos y Científicos del doctor Allendy, en París, en enero de 1922:
Si el hombre ha sometido para sí a los tres reinos de la naturaleza, el reino mineral, el
vegetal y el animal, ¿por qué razón no podrá agregar a los reinos del universo su propio
reino, el reino de sus creaciones?
El hombre ya ha inventado toda una fauna nueva que anda, vuela, nada, y llena la tierra, el
espacio y los mares con sus galopes desenfrenados, con sus gritos y sus gemidos.
Lo realizado en la mecánica también se ha hecho en la poesía. Os diré qué entiendo por
poema creado. Es un poema en el que cada parte constitutiva, y todo el conjunto, muestra
un hecho nuevo, independiente del mundo externo, desligado de cualquiera otra realidad
que no sea la propia, pues toma su puesto en el mundo como un fenómeno singular, aparte
y distinto de los demás fenómenos.
Dicho poema es algo que no puede existir sino en la cabeza del poeta. Y no es hermoso
porque recuerde algo, no es hermoso porque nos recuerde cosas vistas, a su vez hermosas,
ni porque des criba hermosas cosas que podamos llegar a ver. Es hermoso en si y no admite
términos de comparación. Y tampoco puede concebírselo fuera del libro.
Nada se le parece en el mundo externo; hace real lo que no existe, es decir, se hace
realidad a sí mismo. Crea lo maravilloso y le da vida propia. Crea situaciones
extraordinarias que jamás podrán existir en el mundo objetivo, por lo que habrán de existir
en el poema para que existan en alguna parte.
Cuando escribo: "El pájaro anida en el arco iris", os presento un hecho nuevo, algo que
jamás habéis visto, que jamás veréis, y que sin embargo os gustaría mucho ver.
Un poeta debe decir aquellas cosas que nunca se dirían sin él.
Los poemas creados adquieren proporciones cosmogónicas; os dan a cada instante el
verdadero sublime, este sublime del que los textos nos presentan ejemplos tan poco
convincentes. Y no se trata del sublime excitante y grandioso, sino de un sublime sin
pretensión, sin terror, que no desea agobiar ni aplastar al lector: un sublime de bolsillo.
El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de situaciones creadas, de
conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él
dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse, en absoluto de la realidad
ni de la veracidad anteriores al acto de realización.
Así, cuando escribo:
El océano se deshace
Agitado por el viento de los pescadores que
[silban
presento una descripción creada; cuando digo: "Los lingotes de la tempestad", os presento
una imagen pura creada, y cuando os digo: "Ella era tan hermosa que no podía hablar," o
bien: "La noche está de sombrero," os presento un concepto creado.
En Tristan Tzara encuentro poemas admirables que están muy cerca de la más estricta
concepción creacionista. Aunque en él la creación es generalmente más formal que
fundamental. Pero el hombre que ha escrito los siguientes versos es, sin la sombra de una
duda, un poeta:
En porcelaine la chanson pensée, je suis fatigué - la chanson des reines l´arbre crève de la
nourriture comme une lampe.
Je pleure vouloir se lever plus haut que le jet d'eau serpente au ciel car il n' existe plus la
gravité terrestre à l'école et dans le cerveau.
Quand le poisson rame
le discours du lac
quand il joue gamme
la promenade des dames, etc.1
A veces, Francis Piccabia nos abre en sus poemas ventanas sobre lo insospechado,
probándonos que no sólo es pintor:
Enchaîné sur l'avenir de I'horloge
des récreations
dans un empire missel;
Le jour épuisé d' un court instant
parcimonieux
échappe à la sagacité du lecteur
d'esprít.
Les jeunes femmes compagnes du fleuve
logique viennent comme une tache sur I'eau
pour gagner un monstre enfumé
d'amis aimables
dans l'ordre du suicide enragé.
Emporter une histaire pour deux
à force de joie dans la chevelure
des syllabes.2
(1)En porcelana la canción pensada, estoy fatigado - la canción de las reinas el
[árbol revienta de alimento como una lámpara.
Lloro querer alzarse más alto que el juego de agua serpiente en el cielo, pues ya no
[existe la gravedad terrestre en la escuela y en el cerebro.
Cuando el pez rema
el discurso del lago
cuando toca el diapasón
el paseo de las damas, etcétera.
(2) Encadenado sobre el porvenir del reloj
diversiones
en un imperio misal;
El día agotado por un corto instante
parsimonioso
escapa a la sagacidad del lector
fino
Las jóvenes mujeres compañeras del río lógico
llegan como una mancha sobre el agua
para ganar un monstruo ahumado
de amigos amables
en la orden del suicida enrabiado.
Llevar una historia para dos
a fuerza de alegría en la cabellera
de las sílabas.
También Georges Ribémont Dessaignes tiene versos que nos sacan de lo habitual:
Regarder par la prunelle de sa maîtresse
afin de voir à I'intérieur.1
Y Paul Eluard nos hace a menudo temblar como un surtidor que nos golpeara la espina
dorsal:
Il y a des femmes dont les yeux sont comme des morceaux de sucre
il y a des femmes graves comme les mouvements de l'amour qu' on
[ne surprend pas,
d'autres, comme le ciel a la veille du vent.
Le soir trâinait des hirondelles. Les hibous
partageaient le soleil et pesaient sur la terre. 2
Los dos poetas creacionistas españoles, Juan Larrea y Gerardo Diego, han dado
sendas pruebas de su talento. Cuando Gerardo Diego escribe:
Al silbar tu cabeza se desinfla
o bien:
La lluvia tiembla como un cordero
o esto otro:
Una paloma despega del cielo
nos da una sensación poética muy pura. Igual cosa sucede con Juan Larrea cuando dice:
Un pájaro cambia el tiempo
o bien:
Lechos de ladrillos entre los sonidos
y aún esto otro:
Tu recuerdo se aleja según la dirección del viento.
(1) Mirar por la pupila de su amante
Para ver qué hay dentro.
(2) Hay mujeres cuyos ojos son como pedazos de
[ azúcar
hay mujeres serias como los movimientos del amor
[ que uno sorprende,
otras como el cielo en vísperas de viento.
La tarde arrastraba golondrinas. Los búhos
Dividían el sol y pasaban sobre la tierra.
...Ambos poetas han probado a los españoles escépticos hasta qué grado de emoción puede
llegar lo inhabitual, demostrando todo lo que de serio contiene la teoría creacionista. Nunca
han hecho burlarse (como aquellos pobres ultraístas) a las personas de espíritu realmente
superior.
...Si para los poetas creacionistas lo que importa es presentar un hecho nuevo, la poesía
creacionista se hace traducible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénticos
en todas las lenguas.
...Es difícil y hasta imposible traducir una poesía en la que domina la importancia de otros
elementos. No podéis traducir la música de las palabras, los ritmos de los versos que varían
de una lengua a otra; pero cuando la importancia del poema reside ante todo en el objeto
creado, aquél no pierde en la traducción nada de su valor esencial. De este modo, si digo en
francés:
La nuit vient des yeux d'autrui
o si digo en español:
La noche viene de los ojos ajenos
o en inglés:
Night comes from others eyes
el efecto es siempre el mismo y los detalles lingüísticos secundarios. La poesía creacionista
adquiere proporciones internacionales, pasa a ser la Poesía, y se hace accesible a todos los
pueblos y razas, como la pintura, la música o la escultura,
Hay en el hombre una dualidad que se manifiesta en todos sus actos, dos corrientes
paralelas en las que se engendran todos los fenómenos de la vida. Todo ser humano es un
hermafrodita frustrado. Tenemos un principio o una fuerza de expansión, que es femenina,
y una fuerza de concentración, que es masculina.
En ciertos hombres domina una en detrimento de la otra. En muy pocos aparecen ambas
en perfecto equilibrio.
En el fondo, es en esto donde hallaremos soluciones para el eterno problema de
románticos y clásicos.
Todo sigue en el hombre a esta ley de dualidad. Y si llevamos en nosotros una fuerza
centrífuga, también tenemos una fuerza centrípeta.
Poseemos vías centrípetas, vías que nos traen como antenas los hechos que ocurren a sus
alrededores (audición, visión, sensibilidad general), y poseemos vías centrífugas, que
semejan aparatos de emisiones y nos sirven paya emitir nuestras ondas, para proyectar el
mundo subjetivo en el mundo objetivo (escritura, palabra, movimiento).
El poeta, como todos los hombres, tiene dos personalidades, que no son, hablando con
propiedad, dos personalidades, sino por el contrario la personalidad en singular, la única
verdadera.
La personalidad total se compone de tres cuartos de personalidad innata y de un cuarto de
personalidad adquirida.
La personalidad innata es la que Bergson llama yo fundamental; la otra es el yo
superficial. También Condillac distinguía entre un yo pensante y un yo autómata.
En el creacionismo proclamamos la personalidad total.
Nada de parcelas de poetas.
El infinito entero en el poeta, el poeta íntegro en el instante de proyectarse.
La obra de arte tiene como cuna estos dos elementos, que también constituyen una
dualidad paralela: la sensibilidad, que es el elemento afectivo, y la imaginación, que es el
elemento intelectual.
En el dictado automático, la sensibilidad ocupa mayor espacio que la imaginación, pues el
elemento afectivo se halla mucho menos vigilado que el otro.
En la poesía creada, la imaginación arrasa con la simple sensibilidad.
Nada me afirmó más en mis teorías que la crítica violenta, que los comentarios burlescos
de mis poemas, sobre todo los hechos a mi libro La gruta del silencio, publicado en 1913.
Todos los críticos sufrían una crisis nerviosa precisamente ante los versos que me gustaban,
y sin saber tal vez por qué.
Nadie adivinará nunca cuánto me hizo pensar este hecho sin importancia. Sin
proponérselo, los críticos me ayudaron mucho en mi trabajo al recortar con tijeras precisas
versos o imágenes como las siguientes:
...En mi cerebro hay alguien que viene de lejos,
o bien:
Las horas que caen silenciosas como gotas de agua por un vidrio.
La alcoba se durmió en el espejo.
El estanque estañado.
Una tarde me aproximé hacia la orilla del libro.
¿Sabéis qué poetas citaba yo en la primera página de ese libro? Rimbaud y Mallarmé. ¿Y
sabéis qué citaba de Rimbaud?
Y a veces he visto lo que el hombre ha creído ver.
Después que apareció mi libro La gruta del silencio di también gran importancia al
subconsciente y hasta a cierta especie de sonambulismo. Entregué a la revista Ideales un
poema que se titulaba Vaguedad subconsciente y anuncié ese mismo año un libro escrito
íntegramente en aquel estilo, titulado Los espejos sonámbulos.
Pero éste fue un paréntesis de pocos meses. Pronto sentí que perdía tierra y caía,
seguramente por reacción, por una reacción violenta, casi miedosa, en ese horrible
panteísmo mezcla de hindú y de noruego, en esa poesía de buey rumiante y de abuela
satisfecha. Felizmente esta caída duró poco y al cabo de algunas semanas retorné mi
antiguo camino con mucho más entusiasmo y conocimiento que antes.
Luego vino el periodo de las confidencias a los amigos y de las sonrisas equívocas de los
unos y compasivas de los otros. Las burlas irracionales, la atmósfera irrespirable que iban a
obligarme a dejar mis montañas nativas y a buscar climas más favorables para los
cateadores de minas.
A fines de 1916 caía en París, en el ambiente de la revista (Sic). Yo apenas conocía la
lengua, pero pronto me di cuenta de que se trataba de un ambiente muy futurista y no hay
que olvidar que dos años antes, en mi libro Pasando y pasando, yo había atacado al
futurismo como algo demasiado viejo, en el preciso instante en que todos voceaban el
advenimiento de algo completamente nuevo.
Yo buscaba por todas partes esta poesía creada, sin relación con el mundo externo, y,
cuando a veces creí hallarla, pronto me daba cuenta de que era sólo mi falta de
conocimiento de la lengua lo que me hacía verla allí donde faltaba en absoluto o sólo se
hallaba en pequeños fragmentos, como en mis libros más viejos de 1913 y 1915.
¿Habéis notado la fuerza especial, el ambiente casi creador que rodea a las poesías
escritas en una lengua que comenzáis a balbucear?
Encontráis maravillosos poemas que un año después os harán sonreír.
En el medio de Apollinaire se hallaban, aparte de él, que era un poeta indiscutible, varios
investigadores serios; desgraciadamente gran parte de ellos carecía del fuego sagrado, pues
nada es más falso que creer que las dotes se hallan tiradas por las calles. Las verdaderas
dotes de poeta son de lo más escaso que existe. Y no le doy aquí al vocablo poeta el sentido
íntimo que tiene para mí, sino su sentido habitual, pues para mí nunca ha habido un solo
poeta en toda la historia de nuestro planeta.
Hoy afirmo rotundamente, tal como lo hice diez años atrás en el Ateneo de Buenos Aires:
"Nunca se ha compuesto un solo poema en el mundo, sólo se han hecho algunos vagos
ensayos de componer un poema. La poesía está por nacer en nuestro globo. Y su
nacimiento será un suceso que revolucionará a los hombres como el más formidable
terremoto" A veces me pregunto si no pasará desapercibido.
Dejemos, pues, bien establecido que cada vez que yo hablo de poeta sólo empleo esta
palabra para darme a entender, como estirando un elástico para poder aplicarla a quienes se
hallan más cerca de la importancia que a ella le asigno.
En la época de la revista Nord-Sud, de la que fui uno de los fundadores, todos teníamos
más o menos la misma orientación en nuestras búsquedas, pero en el fondo estábamos
bastante lejos unos de otros.
Mientras otros hacían buhardas ovaladas, yo hacía horizontes cuadrados. He aquí la
diferencia expresada en dos palabras. Como todas las buhardas son ovaladas, la poesía
sigue siendo realista. Como los horizontes no son cuadrados, el autor muestra algo creado
por él.
Cuando apareció Horizon carré, he aquí cómo expliqué dicho título en una carta al crítico
y amigo Thomas Chazal:
Horizonte cuadrado. Un hecho nuevo inventado por mí, creado por mí, que no podría
existir sin mí. Deseo, mi querido amigo, englobar en este título toda mi estética, la que
usted conoce desde hace algún tiempo.
Este título explica la base de mi teoría poética. Ha condensado en sí la esencia de mis
principios.
1º Humanizar las cosas. Todo lo que pasa a través del organismo del poeta debe coger la
mayor cantidad de su calor. Aquí algo vasto, enorme, como el horizonte, se humaniza, se
hace íntimo, filial gracias al adjetivo CUADRADO. El infinito anida en nuestro corazón.
2º Lo vago se precisa. Al cerrar las ventanas de nuestra alma, lo que podía escapar y
gasificarse, deshilacharse, queda encerrado y se solidifica.
3º Lo abstracto se hace concreto y lo concreto abstracto. Es decir, el equilibrio perfecto,
pues si lo abstracto tendiera más hacia lo abstracto, se desharía en sus manos o se filtraría
por entre sus dedos. Y si usted concretiza aún más lo concreto, éste le servirá para beber
vino o amoblar su casa, pero jamás para amoblar su alma.
4º Lo que es demasiado poético para ser creado se transforma en algo creado al cambiar
su valor usual, ya que si el horizonte era poético en sí, si el horizonte era poesía en la vida,
al calificársele de cuadrado acaba siendo poesía en el arte. De poesía muerta pasa a ser
poesía viva.
Las pocas palabras que explican mi concepto de la poesía, en la primera página del libro
de que hablamos, os dirán qué quería hacer en aquellos poemas. Decía:
Crear un poema sacando de la vida sus motivos y transformándolos para darles una vida
nueva e independiente.
Nada de anecdótico ni de descriptivo. La emoción debe nacer de la sola virtud creadora.
Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol.
En el fondo, era exactamente mi concepción de antes de mi llegada a París: la de aquel acto
de creación pura que hallaréis, como una verdadera obsesión, en cualquier parte de mi obra
a partir de 1912. Y aún sigue siendo mi concepción de la poesía. El poema creado en todas
sus partes, como un objeto nuevo.
Debo repetir aquí el axioma que presenté en mi conferencia del Ateneo de Madrid, en
1921, y últimamente en París, en mi conferencia de la Sorbona, axioma que resume mis
principios estéticos: "El Arte es una cosa y la Naturaleza otra. Yo amo mucho el Arte y
mucho la Naturaleza. Y si aceptáis las representaciones que un hombre hace de la
Naturaleza, ello prueba que no amáis ni la Naturaleza ni el Arte."
En dos palabras y para terminar: los creacionistas han sido los primeros poetas que han
aportado al arte el poema inventado en todas sus partes por el autor.
He aquí, en estas páginas acerca del creacionismo, mi testamento poético. Lo lego a los
poetas del mañana, a los que serán los primeros de esta nueva especie animal, el poeta, de
esta nueva especie que habrá de nacer pronto, según creo. Hay signos en el cielo.
Los casi-poetas de hoy son muy interesantes, pero su interés no me interesa.
El viento vuelve mi flauta hacia el porvenir.

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