Puede ser que escarbemos y
entremos a la
zona de los reptiles, y la hiedra es un
parquímetro tosco entre
mis músculos, como
labios quirománticos en la selva del
cielo negro.
Me deleita tu razón, tus
cartas naturales en la
sobriedad.
Me voy quedando sujeto en el
ombligo de las
cualidades, para así transformarme en una
suspensión del amor en
los laberintos.
El desierto es un portal de
letras en los muros hacia el alma.
Puedo transferir de mí a los
brazos cromáticos
y devorarlos en una leyenda...
Que sólo es un misterio en sus
ojos
profundizados en la tierra.
¿Dime por qué razón locura, te
adentraste en
las líneas de mi sangre?
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