En los
ojos abiertos de los muertos
¡qué
fulgor extraño, qué humedad ligera!
Tapiz de
aire en la pupila inmóvil,
velo de
sombra, luz tierna.
En los
ojos de los amantes muertos el amor vela.
Los ojos
son como una puerta infranqueable, codiciada, entreabierta.
¿Por qué
la muerte prolonga a los amantes,
los
encierra en un mutismo como de tierra?
¿Que es el
misterio de esa luz que llora
en el agua
del ojo, en esa enferma
superficie
de vidrio que tiembla?
Ángeles
custodios les recogen la cabeza.
Murieron
en su mirada,
murieron
de sus propias venas.
Los ojos
parecen piedras
dejadas en
el rostro por una mano ciega.
El
misterio los lleva.
¡Qué
magia, que dulzura
en el
sarcófago de aire que los encierra!
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