martes, julio 19, 2016

CREPUSCULO por JUAN L- ORTIZ


Un fuego vivo se abre en el poniente.
El paisaje se inflama.
El caserío lejano se pone rosa, lila, 
mientras las arboledas distantes
se irisan en un vago tornasol.
El cielo 
nublado
de una sangre efímera se pinta.
Momento divino
que me deja los ojos encantados
y arde como una rosa incandescente
que se consume al punto de abrirse y deslumbrar.

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